[RECUERDEN LEER ACLARACIONES ---> http://picture-ofyou.blogspot.com.ar/2013/05/tell-me-legends-fanfic-yunjae-18.html PARA COMPRENDER E CAMBIO DE TIEMPO ENTRE OTRAS COSAS]
Capítulo 10 –
“Cerezas en una víspera de Cumpleaños”
El castillo
aún conservaba parte de su naturaleza.
Se había construido
hace más de 200 años, sobre uno de los antiguos manantiales más buscados por
los investigadores.
Conservaron
las pequeñas termas y los árboles más exóticos que tenía el terreno… todo eso,
bajo una gran protección que le garantizaba al Conde y todos sus acompañantes
una estadía segura.
Yunho
decidió ir a relajarse por completo en una de esas piletas naturales que con
gusto Minho y Key habían preparado para él.
El vino,
las cerezas, los aromatizantes, las finas burbujas… y sobre todo el silencio.
Los había
despachado uno por uno para que nadie pudiese interrumpir su relajación… y no,
a Jaejoong no, por que simplemente no lo había visto.
Descansaba
tranquilamente, con los ojos cerrados, pudiendo palmar hasta el detalle que la
naturaleza le regalaba… hasta que sintió algo extraño… uno de los aromas más
hermosos del mundo, unas manos delicadas que sujetaron sus hombros y un aliento
cálido que lo hizo estremecerse…
Sí, era Jaejoong. Su
Jaejoong.
Comenzó a
masajearlo sin decirle nada, y aún fuera de la pileta. No quería mojarse o eso
es lo que llegó a pensar, ya que en otra ocasión probablemente hubiese entrado
sin dudas.
Y recorría
con sus manos la amplia espalda del moreno… finalizando en una de sus vértebras
más bajas y retomando desde los costados de su cuello… su piel era un poco más
áspera y hervía entre el agua que permanecía tibia.
Las
burbujas facilitaban el movimiento, convirtiéndose en una fina capa blanca que
no llegaba a ser espuma.
La
situación más erótica y placentera que el Conde estaba experimentado en los
últimos tiempos.
Cuando los
suspiros fueron un poco más profundos… las manos de Jaejoong fueron
reemplazadas por sus labios.
Ahí era
cuando todo se volvía peligroso… y más al notar que el gusto de la cereza, que
se había llevado anteriormente a la boca, iba quedando sobre su propia piel… y
el rubio la lamía y absorbía tortuosamente.
-
Deliciosas
frutas Yunho-ah…
-
Puedo
conseguirte más…
-
Me
encantaría…
El moreno
giró la cabeza hacia atrás para poder encontrarse con él, con su seductor
amante que ya se encontraba sonrojado y con los labios más rojos que nunca
debido al jugo de las cerezas…
No pudo
evitarlo y lo besó, sujetando su mentón con el único brazo que salía agua.
Fue un beso
tranquilo, pero no por eso poco profundo… sus lenguas se encargaban de todo el
trabajo.
Ese hilillo
de saliva que hizo que la separación se extendiera un poco más y después una
sonrisa inusual por parte de ambos… que hizo sonrojar algo más al rubio si era
posible.
-
Entra.
– Jaejoong entró luego de quitarse las prendas que vestía y tembló… ya que el
agua le resultó un poco caliente a su temperatura corporal. Se colocó entre las
piernas y brazos de Yunho y escondió su cabeza en su ya, marcado cuello… estaba
comenzando a temblar y no tenía una idea del porque – Hoy, no quiero obligarte
a hacer nada que no quieras…
-
Hoy
no quiero decepcionarte… hoy quiero que hagamos todo lo que tu desees…
-
No
creo que puedas soportarlo…
-
Claro
que sí tonto… hoy puedes hacerme de todo, toda la noche – le dio un tierno
beso, como sellando esa promesa que lo volvía completamente su esclavo. Sintió
que no se reconocía a si mismo… ya que en otro momento, él se creía incapaz de
entregarse de ese modo. Era una sensación completamente nueva.
-
Tomaré
eso lo más literalmente posible… - y mordió
la última cereza que quedaba y acabó por darle otro beso… en el cual sin dudas
le hizo sentir el dulzor de su fruta favorita… - puedes empezar dándome la
espalda…
Jaejoong se
volteó un poco atontado aún por el contacto, despidiendo los últimos pensamientos
que su conciencia dejó entró a su mente.
Ahora solo
conocía el nombre de la persona que intentaría hacerle el amor…
“Intentar
hacer el amor”
Cargaban
ambos con tantas noches y sin embargo… hoy se veían como dos adolescentes.
Y que mejor
manera de empezar… escuchando halagos de tu amante que nublan tus sentidos…
Yunho apegó su pecho a la espalda del rubio, que se sostuvo del borde de la
pileta para evitar la caída.
“Y todos
mis ideales solo puede ponerlos a prueba tu belleza”
“Y aunque
cualquier hombre o mujer desee pasar ahora una noche contigo…no podrá lograrlo
mientras yo siga vivo”
Susurraba
aquellas cosas dulces en su oído mientras lo iba acorralando un poco más y
llevaba las manos a su entrepierna… quería saber si ambos compartían la misma
necesidad… y lo comprobó de inmediato.
Empezó a
masajearlo mientras que Jaejoong empezaba a dar de esos suspiros profundos que
le indicaban, estaba haciendo bien las cosas. El agua y las burbujas colaboran
a la perfección, la posición y la temperatura, también.
Con gran
concentración y comenzando a oír esos suaves gemidos… sintió como le jalaba el
cabello y lo interrumpía… - te dije que podías hacerlo… y como tu quieras…
Eso le
bastó para llevar los dedos a la boca de su casi desesperado amante… que los
atajó con ansiedad y los lamió con sensualidad.
Si hubiese
visto aquella esa escena de frente, probablemente podría haberse corrido en ese
instante.
Pero el
suave contacto con su lengua le hacía ponerse cada vez más duro…al igual que
Jaejoong, que al dejar de trabajar con su boca, llevó sus manos a su propio
pecho para empezar a tocarse y que aparecieran esos montecitos erectos que le
daban placer cada vez que los tocaban.
-
Shhh…
tranquilo…
-
¿Qué
estás esperando? ¡Házmelo con fuerza!
Y el moreno
buscó su entrada entre crudos manoseos… para luego meter dos de sus dedos en
esa aún, estrecha cavidad.
Jaejoong no
pudo evitar ese shock de dolor recorrerle el cuerpo, por lo que tuvo que dejar
de tocarse para sostenerse del borde de la pileta nuevamente.
-
Hoy
no hay tiempo para 3… tengo miedo de volverme viejo…
-
Ahhh,
Yunho!
Y penas
cuando comenzaba a moverlos en el interior de su amante, los sacó para ubicar
su hombría en su lugar.
Lo sujetó
por la cintura y lo envistió de una sola vez… porque sabía que aunque dolía en
ese momento, más rápido se iría.
Jaejoong
gritó y chocó sus dientes de molestia… siempre pasaba lo mismo, pareciera como
si su cuerpo no pudiera acostumbrarse jamás a ese Yunho que tenía un tamaño
realmente incomodante.
No pudo
evitar recordar el rostro de Taemin el día en que ordenando su cuarto halló el lúbricamente que él mismo le había exigido al
moreno comprar… tuvo sus dudas de si realmente era lo que estaba imaginando,
por lo que no tuvo mejor idea que preguntárselo a Changmin… que si, alguna duda
tenía de sus “encuentros sexuales” en ese momento los había comprobado.
Pero
mientras tuvo esos recuerdos y deseó que el lubricante apareciera por arte de
magia… Yunho ya estaba comenzando a
moverse y él empezaba a sentir esos golpecitos que lo hacían gemir
inconcientemente.
Ahora venía
la mejor parte.
Las
estocadas iban aumentando y más difícil era mantenerse de pie, el agua y las
burbujas ya no estaban siendo tan útiles.
Intentó
tirarse por completo hacia delante pero el moreno lo detuvo… con una mano jaló
de su cabello y con la otra apretó su cintura.
Imposible,
imposible no perder la locura.
Podía
sentirse tan bien y tan extraño… incapaz de pensar algo con claridad, con la
mente en blanco o llenas de puras
fantasías.
Un poco más
rápido, solo porque ambos estaban de acuerdo y ese contraste de pieles que se
deslizaba sensualmente.
-
Lo…
lo haces tan bien Yunho… tan… preciso… - jaló un poco más de su cabello, hasta
lograr que se queje un poco de molestia.
-
Lo
siento, pero me has dicho que podía hacerte de todo…
-
Así
es… yo cumplo mi palabra… Ahhh! – y gritó otra vez cuando sintió la mordida en
el sector derecho de su cuello, no pudo evitar contraerse y hacer gemir al
moreno, que era apresado por sus estrechas paredes…
-
Una
vez más… y me vengo…
Y repitió
aquella escena pero en un de sus hombros… logrando así que erección estallara
en el interior de su amante…
Ahora sería
el turno del agua, de llevarse cada una de las pruebas.
Intentar
salir y resbalarse… caer casi por casualidad en los brazos del otro… todo
parecía una maldita película.
Corrieron
con a penas 2 batas por todo el jardín para llegar al castillo… entre el frío y
la nieve que empezaba a caer desde el cielo prácticamente naranja debido a las
nubes.
No podían
evitar reírse al pensar que alguien pudiese verlos… incluso intentaron no
prender las luces, pero eso trajo aún mas alboroto.
-
¡Estoy
pegajoso! ¡Quiero ir al baño!
-
Ven…
vamos a bañarte…
-
¡Oye!
-
Shhh…
dijiste de todo Jaejoong… absolutamente de todo…
Y sí, tal
vez aquella frase iba a costarle un poco más de lo que se imaginaba…
Llegaron a
la pieza más importante… la del Conde por supuesto, y entre gritos el rubio
accedió a entrar a la ducha.
Nuevamente
ya se encontraban a los besos y con segundas intensiones.
Eran
jóvenes… resistencia, no les faltaba.
Pero fueron
interrumpidos por el sonido del gran reloj del salón de cenas… las 12:00 en
punto de la noche más fría del año para todos, menos, para ellos.
Jaejoong
detuvo el beso y empujó al moreno contra la fría pared de la ducha… no iba a
quejarse, solo estaban jugando un poco después de todo.
Le dio un
tierno un beso en la nariz y le dijo, aún sin despegar sus alientos… “Feliz
Cumpleaños Yunho-Ah… creo que ya has abierto tu regalo”
Y sin
dejarlo pronunciar ni siquiera un pobre “gracias”, se agachó hasta quedar de
rodillas frente a él.
Es fácil
pensar que fue lo que pasó después.
Capítulo 11
– “La condesa”
La joven
mujer entró caminando al castillo con guardias a su alrededor.
Era
hermosa, una de las mujeres mas codiciadas en ese entonces.
Solo había
un problema… estaba casada con un hombre que parecía no notar ninguna de sus
buenas cualidades.
Yunho Jung y
Bo Ah Kwon, se habían casado 5 años atrás, luego de que los señores de altos
mandos decidieran que el título de Conde sería impuesto en el moreno.
Pero solo
con una condición… el casamiento.
¿Amor? Para
nada.
Ella
parecía admirarlo y estar consumida por su presencia… ella lo soportaba desde
el principio, tan frío… inexpresivo.
Pero no
decía absolutamente nada y lo acompañaba a donde sea, así su vida corriese
peligro.
Se pasaba
noches en vela esperándolo, curando sus heridas, dedicándole todo a un hombre
el cual, no estaba dispuesto a corresponderle.
Todo se
hizo pesado a medida que el tiempo pasó… el primer año, fue bastante sostenible…
el segundo a penas… y el tercero y cuarto fueron culminantes para que
terminaran alejándose.
Hoy en día
ella ni siquiera vivía en el castillo… el tampoco, ya que sus viajes atrapaban
todo su tiempo.
Nadie se
atrevía a preguntar que ocurría con la relación, ni el porqué del distanciamiento
y la mudanza, ya que ella vivía ahora con sus hermanas.
Bo Ah sin
dudas, hubiese preferido mil veces enviar un simple regalo con un mensajero…
pero no, debía venir a saludarlo personalmente y no solo eso… comunicarle una
noticia, la cual no sabía como Yunho podría tomar.
Todas esas
sensaciones de odio que el Conde creaba en ella, se espumaban cuando se
encontraba con sus ojos y recordaba sus sonrisas antes del casamiento… hace
tantos años, cuando ninguno tenía títulos… cuando intentaban ser niños normales
entre tanta guerra.
Caminó
hacia la sala principal, pero antes de llegar se encontró con alguien que le
hizo sentir un horrible escalofrío… así como nadie lograba provocarle hace
tiempo.
Un joven
pasó caminando frente a ella y ni siquiera se volteó a mirarla… corrían tras
él, Taemin y Key… quienes habían sido sus sirvientes en algún momento.
Le hicieron
reverencia y siguieron su paso.
Era
hermoso.
Su cabello
era rubio y bastante largo para el corte militar acostumbrado a usar en aquel
entonces, su piel parecía brillar… tan libre de cualquier impureza, su aroma…
cargaba el sabor de las flores mas suaves, esas que a Yunho le encantaban, su
presencia… que la hizo retroceder y mirarlo desafiante.
Así que era
verdad eso que se andaba diciendo por ahí…
La
presencia de un nuevo sirviente en el castillo.
-
¡Sirviente!
– los 3 se detuvieron, pero solo Key y Taemin voltearon. Eso hizo enfurecer a
la condesa. – ¡Sirviente! A usted le hablo… al de cabello claro…- el joven
volteó y le dedicó una sonrisa extraña, tan extraña que ella no pudo entender
si en verdad era sincera – Tu nombre… quiero saber tu nombre. Dímelo.
-
Kim
JaeJoong señora.
-
No
me diga señora, aún no tengo suficiente edad.
-
Disculpe
mi atrevimiento…
-
Señorita
estará bien, ya pueden seguir con su paso.
La condesa
se quedó observándolo mientras se retiraba…
Es que
incluso su voz, era como una fina melodía.
Se sintió demasiado
curiosa. No sabía porqué Yunho había aceptado tener más sirvientes…
generalmente siempre solía oponerse a tener gente nueva en la casa.
Después de
todo, habían costumbres oscuras del Conde que solo ella conocía… la
desconfianza era una de ellas.
Que mejor
modo de conocerlo que hablándole ella misma frente a frente…
Llamó a su
sirvienta.
-
Tiffany…
-
Si
señorita Kwon…
-
Hoy
el sirviente nuevo cenará con nosotros. Dígale que es una orden y… no está
permitido que Yunho se entere.
-
Señorita
Kwon, odio presentar inconvenientes antes sus órdenes… pero no puedo hacer eso.
-
¿Por
qué no?
-
Me
ha comunicado su medio cuñado, que ese sirviente no sigue órdenes de nadie más
que no sea Yunho… prácticamente, está prohibido para los invitados exigirle
algo a él.
-
Y
eso… ¿Quién lo decide?
-
Yunho
señorita.
-
Pues…
hazlo igual. Y si mi esposo se enoja, yo me encargaré de tratar con él.
-
Bien
señorita.
-
Hágalo,
mientras usted se haga responsable
luego. – Changmin entró al pasillo e interrumpió la charla, la sirvienta
agachó la cabeza y se fue a la cocina… probablemente a cumplir aquella orden.
-
Ohh…
Changmin. Buenos días.
-
Buenos
días, media cuñada.
-
Han
cambiado las cosas aquí… veo que bastante.
-
Sí…
y creo que para mal.
-
Mmmh….
¿Por qué?
-
Su
esposo ya no es un señor lleno de victorias.
-
A
mí parecer, nunca lo fue… solo que hay que llegar a conocerlo para notarlo.
-
Tal
vez. – el morocho solo dudó… es que realmente no podía decir con certeza que
era lo que había cambiado en el castillo, omitiendo la presencia de Jaejoong,
por supuesto – ¿Quiere verlo cuñada?
-
Sí…
le tengo una noticia.
-
Bien.
Está en su habitación.
-
Iré…
pero, dígame una cosa…el nuevo sirviente…
-
El
nuevo sirviente se irá dentro de poco de aquí… pero usted debe guardar
silencio. – la interrumpió nervioso… eso le hizo sentir aún más curiosidad
sobre el rubio y también obtuvo tranquilidad… sin saber porqué.
-
Guardaré
silencio cuñado, pero sepa que con su nerviosismo no hace más que lograr
preocuparme.
-
Discúlpeme…
pero yo lo estoy.
Bo Ah
decidió averiguar por sí misma si eran verdad aquellos “cambios” de los que
tanto se hablaba… tanto dentro, como fuera del castillo.
~
Llegó a la
habitación, y no esperaba que Yunho la estuviese esperando.
Fue la
primera vez que lo hacía, desde que él empezara a comportarse indiferentemente
con ella, a fines del primer año de convivencia.
-
¿Me
esperabas?
-
Así
es. – eso no cambió, tan cortante y frívolo… como siempre.
-
Feliz
cumpleaños, Yunho. – le acercó una pequeña caja y le dio un beso corto en los
labios…. Nada.
-
Gracias.
No debiste molestarte…
-
Sí,
porque aún soy tu esposa… aunque hagas como que no existo. – el moreno la miró
sin expresión alguna y solo se dirigió a la cama, mientras abría la caja y
encontraba un anillo perlado en ella.
-
Es
lindo. Parece ser costoso.
-
Creí
que los rumores de que algo había cambiado en ti eran ciertos… pero sigues
siendo el mismo ser vacío de siempre.
-
Algo
cambió… mejor dicho, algo aumentó. – ella arqueó una ceja expectante… que le
haya respondido ya era demasiado extraño. – la cantidad de pastillas que tomo…
para no perder la cordura y cometer errores.
-
Aún
te atreves a jugar con eso.
-
Por
eso te fuiste. Por que no soportabas que volviese ebrio y drogado cada maldito
día.
-
No
seas tan explícito. – le gritó… y es que no podía creer lo hirientes que podían
ser esas palabras y que él, las pronunciara sin que le temblara la voz…
-
Ya
no importa… ¿A qué vienes? No creo que solo quieras saludarme…
-
Yunho…
-
Mmmh?
-
Un
heredero. El rey, pide un heredero.
Hubo un
repentino silencio en la sala. Un mirada vacía de parte de los dos y a lo
lejos, el sonido de la puerta entreabriéndose despacio.
Un heredero
en ese momento… era algo casi trágico.
Yunho…
padre, ¿Cómo podía lograr eso?
Él y su
esposa pasaban meses sin verse… y de repente… ¿Un hijo?
Él jamás
iba a tener hijos… él lo había decidido…
Concebir un
hijo por presión, así como sus padres lo habían hecho con él, definitivamente
lo ponía furioso.
-
Yo…
Bo Ah…
-
Las
condiciones no son favorables para ti… digo, tu hermana aún no tiene pareja, tu
la tienes pero a la vez no y rumores sobre la caída de tu imperio empiezan a
salir a la luz….
-
¿A
que viene todo esto? – preguntó un poco molesto… es que después de todo, odiaba
que le hicieran planteos, que le obligaran a tomar rápidas decisiones, que le
eligieran su futuro.
-
Vas
a terminar limpiando habitaciones en los castillos Yunho, al menos que le
asegures a la corona que sigues siendo ese Conde eficaz de antes, y que tu hijo ocupará a la perfección tu
lugar…
-
Eso
es imposible, no puedo tener un hijo…
-
¡¿Por
qué no?!
-
¡Es
un niño! ¡No puedo comprarlo como una joya!
-
No
debes comprarlo… ¡Me tienes a mí… aquí…!
-
Estás
loca…
-
Si
Yunho… tal vez. Pero es tu culpa… así que si no quieres que piense que he sido
un fracaso desde que nos casamos, hazme creer que en algo por lo menos, podré
serte útil.
-
No
me interesa mejorar tu autoestima Bo Ah.
-
¿Es
que acaso me odias? ¿Es que no recuerdas lo felices que éramos antes de
casarnos?
-
Que
importa eso… ahora estamos casados, y no somos felices.
[…]
Minho
llegaba a la cocina del castillo corriendo, casi desesperado.
Todos en la
habitación se quedaron quietos, esperando a que les diese una explicación.
-
¡El
Conde puede perder la corona! Un heredero… necesitan un heredero…
Un silencio
completo que los hizo sentirse extraños… y más al estar Jaejoong entre ellos.
Todos
sabían de la inexplicable relación que lo unía al Conde… que lo hacía especial
entre todos, casi como si estuviesen juntos, en una pareja.
Y en el
hipotético caso de que lo fueran… nunca podrían tener un heredero de todos
modos.
Eso solo
significaba que, el Conde y la
Condesa , debían volver a estar juntos y no solo
diplomáticamente.
-
¡Aquí
se ponen todos a trabajar y dejan de hablar tonterías!
Changmin
entró gritando, ignorando la charla y la preocupación de los sirvientes.
Taemin
intentó hablarle al rubio, pero éste se paró y se fue de la cocina.
Una nueva sensación…
¿Era temor acaso? ¿Qué era eso que lo estaba
persiguiendo?
Su corazón
ardió cuando escuchó la posibilidad de ser reemplazado por la Condesa.
Por que sí,
Jaejoong ya consideraba pertenecerle a Yunho, y que éste le perteneciera sin
que ambos se dieran cuenta.
¿Un hijo?
¿Recuperar la relación?
Definitivamente
eso se alejaba de cualquiera de sus expectativas.
Caminó
hasta su habitación y se sentó en la mesa frente al espejo, los perfumes y
algunos de esos extraños maquillajes.
Empezó a
cepillarse el cabello… buscó entre los perfumes el que era su favorito, el que
Yunho le regalo desde un principio, el que sabía era su perdición.
Pero no, no
estaba.
Arrojó
furioso el resto de los aromatizantes y tardó 5 segundos en recuperar la
postura. Clavó sus ojos en el espejo nuevamente. Tranquilo, era cuestión de
estar tranquilo y lucir perfecto… más de lo que era.
-
Me
esclavizaste… me hiciste creer que no valía nada… que no podía vivir sin ti…
Le hablaba
y sonreía al espejo.
Hace cuanto
no se encontraba con su interior… estaba enojado y él, que era perfecto, no
podía permitírselo.
- Yo puedo
dártelo todo… pero no hijos, no hijos…
¿Era
cuestión de orgullo? ¿Era cuestión de sentir que por fin había algo en la vida
que lo superaba? ¿Era el saber que tuvo la oportunidad de irse y de no haberlo
hecho por notar que no tenía donde ir?
Era saber que se había vuelto dependiente de
una persona, la cual, no lo era de él ~
Capítulo 12
– Único y diferente
-
Escúchame… tengo una gran duda…
-
Dígamela señorita…
-
Hoy en día, ¿Quién es el Conde? Es decir… carga su
nombre, pero no es el mismísimo Yunho…
-
Sí. Así es. No es Yunho, pero si alguien de su
entorno.
-
Pero él… no es el heredero que buscaban… ¿Verdad?
-
Claro que no. Simplemente quien tiene el poder ahora
mismo no lo tendrá por siempre. Tiene los días contados Ji Min.
-
Hay un heredero…
-
Así es.
-
Wuau…
-
Sabe Ji Min…
-
¿Sí?
-
Dígame, ¿Usted podría tener un hijo solo por presión?
Traer a un ser al mundo, solo con un propósito.
-
Definitivamente no, a parte, tengo una pareja la cual
amo… no sería un problema formar una familia.
-
Pero imagínese que la persona que amas está a tu lado…
pero no es ella la que puede ayudarte a formarla. Doble dolor.
La condesa
logró que Jaejoong, comiera en la mesa junto a ellos y otros invitados… entre
los cuales se encontraban sus 2 hermanas, coroneles de los ejércitos y sus
familias, Changmin y Typhoon obviamente.
En la
punta, Yunho estaba sentado entre Bo Ah y el rubio… que se mantenía nervioso e
incómodo. Era fácil de notar.
-
¿¡No
nos presentaras al nuevo sirviente Yunho!? – dijo con un dejo de ironía la
muchacha, que no podía evitar sentirse amenazada tan solo al verlo.
-
¡Si…
que lo presente! – gritaron los coroneles y alguna de sus esposas. Changmin y
Typhoon solo guardaron silencio.
-
Él
es Kim Jaejoong. Y… en el hipotético caso de que hayan oído que el es coreano…
es verdad. No es japonés como nosotros. – respondió firme, mientras que su
sirviente/amante, se mostraba callado y con la cabeza abajo.
-
¿No
es japonés? Encima coreano… del bando directamente opuesto…Se arriesga mucho
Conde… ¿Cree usted que eso está bien? – preguntó uno de los allí presente, que
sin dudas no había dejado de preguntarse quien era ese joven desde que lo vio.
-
Por
supuesto que no… y están en todo su derecho de desconfiar de él. Pero solo yo
se, que el jamás me traicionaría. ¿Verdad Jaejoong?
-
Verdad,
Yunho. – el rostro de los invitados cambió radicalmente al oír el nombre del
Conde.
-
Wuau amor, incluso dejas que él te llame por
tu nombre.
-
El
sabe que tendrá una reprimenda luego.
-
Mmmh,
para mí es un hombre bastante ordinario – Typhoon acotó entre todas las
preguntas, creando una molestia en el rostro de Yunho – Bastante irrespetuoso
debo acotar… y los rumores sobre él no son del todo buenos… ¿Es verdad eso que
dicen? Se comenta por ahí que lo has encontrado en algo así como un…
-
Permítame
interrumpir señor Typhoon. – el rubio se levantó de la mesa ignorando al resto
de los invitados. Ese era el verdadero Jaejoong… el que sabía que era mejor que
el resto, el que pretendía silencio inmediato cuando el quisiera hablar – son
verdades, aquellos rumores que se corren de mí. Fui contratado en un burdel,
soy coreano, trabajé de bailarín los últimos años, el Conde no quiere que nadie
me toque y… soy tan hermoso que puede
resultar molesto mirarme.
-
No
me interrumpas… esclavo, ¡siempre haces lo mismo!... ¡márchate de la mesa! –
Tyephoon se mostró muy enojado… no solo le faltaba el respeto en privado, si no
que también en público frente a todos sus allegados. Se sintió intimidado por
su tono de voz, no era el mismo de siempre… esta vez estaba siendo más duro y
convincente.
-
Yunho…
¿Quieres que me vaya de la mesa? – el rubio ignoró por completo el grito del
general, y le preguntó a quién creía él… tenía la verdadera autoridad.
-
No
hace falta. Solo si tú quieres. ¿Estás cansado?
-
Un
poco.
-
Mejor
ve entonces.
Todos
dejaron de comer para observar la escena.
No era
normal que alguien le hablara así al Conde. Ni siquiera su propia esposa.
En otras
circunstancias, Yunho hubiese decapitado ahí mismo a cualquiera que se atreviese
a desafiar la autoridad de un general… pero en ese entonces, ni siquiera le
había marcado el error verbalmente.
Typhoon lo
supo en ese instante: el Conde había
perdido la cabeza por el bailarín coreano de un burdel de poca monta.
Aún cuando
parecía imposible hallar el punto débil del moreno, ahora había nacido uno.
El quiso
saber como era posible que hayan devorado el corazón de un hombre, el cual, ya
parecía consumido por el odio y la soledad.
Todo eso,
sumando la belleza nata y el porte desafiante del rubio, le daban más
curiosidad e interés a este general, que poco a poco se convencía de que era
necesario tenerlo.
La cena
siguió, pero no del mismo modo.
La condesa
no dijo ni una sola palabra y Typhoon siguió hablando con los otros invitados,
pero vergonzosamente, debido a la discusión anterior.
Changmin
miraba con desconfianza a su primo… que cada vez se mostraba mas extraño.
Entre
susurros y susurros todos se fueron del castillo pasada la media noche.
El último
era Typhoon, quien le exigió a Yunho lo acompañase a la entrada.
-
Colega…
veo que le ha tocado en lo más profundo aquel muchacho… pero recuerde, hoy
tendrá que dormir con su esposa.
-
Te
lo advierto por última vez… ya no te metas en estos asuntos.
-
No
es cuestión de meterme, simplemente… tengo un nato interés por él. Para
terminar… ¿Cuánto quieres por él? Escucharé cualquier cifra… así sea una
locura. – el general le tendió la mano, esperando una respuesta que podría
significar el comienzo de algo grande.
-
Ya
te dije… el no está a la venta.
-
Bien…
si esa es tu decisión.
-
Mejor
lárgate.
-
Sería
buena idea pero… déjame decirte una última cosa.
-
Habla
rápido.
-
Jaejoong
no lo recuerda pero… yo eh pasado una noche con él, en el mismísimo burdel. Se
lo que se siente… tenerlo entre tus brazos y buscar en su cuerpo algún defecto y no encontrarlo. Sientes que
estás teniendo sexo con un ángel, de esos que ni puedes ver en sueños. Pero… es
fácil terminar cayendo en sus redes. – Yunho lo miró fijo al oírlo, tal vez,
algo había sentido el escuchar que Typhoon había tenido la oportunidad de
tocarlo en algún momento – aunque estés sorprendido ahora, te digo… vas a
lastimarlo. Él cree que tú eres su todo, que no tiene nada afuera que lo esté
esperando. Pero eso es un cruel error… ¿Cómo
podría una basura como tu ser el hogar de un ser tan perfecto como él?
-
Me
hablas como si me importasen sus sentimientos… no soy un adolescente. No estoy
enamorado.
-
Nadie
habló de enamoramiento, mucho menos de amor. Creí que no conocías esas palabras.
– el Conde giró la cabeza, un poco molesto pero nervioso. – Solo te diré…
estarás en problemas si piensas en él hoy… cuando estés con tu esposa.
-
Lárgate.
-
Recuérdalo
Yunho, te llevarás tu mismo al fracaso y yo… me quedaré con todo. Como tuvo que
haber sido desde el principio. Con todo, incluyendo a Jaejoong, quién me
ayudará sin darse cuenta.
-
Que
te largues… ¡estás logrando sobrepasar mi maldita paciencia!
El moreno
sacó un arma y la colocó en el cuello del general… que solo sonrió y retrocedió
automáticamente, sacando la suya también.
Minho y
Onew eran los dos sirvientes presentes que veían toda la escena. Se quedaron
callados, inmóviles, hasta que Changmin apareció e invitó a Typhoon a
retirarse.
En medio de
la incomodidad, se retiró el gran provocador, sin guardar su peligrosa pistola y
aún con una sonrisa dibujada.
Así el
morocho, quedó frente a frente con su primo.
-
El
rey y sus allegados confían más en él que en ti para continuar con el liderazgo
de estas zonas primo. Solo tú sabes que hará que esa confianza reviva.
-
Un…
heredero.
-
Así
es.
[..]
Comenzó a
llover y dieron las 3 de la mañana.
Yunho
ingresó a la habitación y se encontró con la condesa en el lado izquierdo de la
cama.
Si hubiese
sido Jaejoong… sin dudas estaría en el lado derecho, ya que él conocía las
costumbres del Conde a la perfección y sabía que ese era su lado.
Se acostó y
se planteó algunas cuestiones que rodeaban por su mente… sería el momento para
iniciar la búsqueda del heredero.
En cuanto a
Bo Ah, jamás iba a perder la esperanza de poder recuperar la relación perdida,
incluso tuvo la ilusión de tocarlo esa noche. Se volteó y rozo a penas su
espalda… pero él, solo se levantó y salió de la habitación sin decir nada.
Ella lo
supo en ese entonces… algo más importante que la ambición al poder y a las
victorias estaba molestando a Yunho.
[…]
Él, solo se
dirigió al cuarto de Jaejoong… pero al llegar, se encontró con la puerta
cerrada. Y con llave.
-
Ábreme.
– no esperó a que le respondiera, pero lo escuchó levantarse. Le llamó la
atención que aún siguiera despierto.
-
No
voy a hacerlo.
-
¡Abre
la puerta ahora!
-
Te
dije que ¡NO!
-
Pues…
me quedaré aquí sentado hasta que termines con tus caprichos.
-
Bien.
-
Bien,
veo que has tomado la decisión más larga y estúpida.
-
Así
es… yo me quedaré del otro lado despierto, hasta que te vayas.
-
Bien.
Eran 2
tontos sentados frente a frente, separados por una puerta de bronce.
No dijeron
nada, hasta que cayeron en la cuenta de que no sabían por qué estaban enojados el
uno con el otro.
-
Jaejoong…
¿Por qué te has enojado?
-
No
es eso. Se que si entras, terminaremos en la cama.
-
Y…
¿Cuál es el problema?
-
Maldito…
está tu esposa en tu habitación.
-
Ni
la conoces… ¡desde cuando ella te importa!
-
¡No
es que ella me importe!
-
¿Entonces?
– el rubio no respondió y el solo pudo llegar a una conclusión… celos. – Ah… ye
veo…
-
¿Qué?
-
Quisieras
ser tú el consentido en mi cama en estos momentos.
-
Vete
a la mierda Yunho. Vete con ella y dale un poco de diversión… así como haces
conmigo.
-
No
es lo mismo, no lo pongas en la misma línea.
-
Es
sexo… solo que ella es mujer. Es aún peor para mí.
-
Es
diferente…
-
¿Qué
es diferente?
-
Tú
lo eres. Hay algo en ti que te hace ser
único… - el moreno recordó las palabras de Typhoon… si era verdad que
Jaejoong había estado con él, realmente todos significaban “uno mas” en su
lista – me gustaría saber si yo… soy
único para ti también.
El rubio
ahogó el sonido de sus lágrimas, pero no pudo detenerlas. Apoyó la cabeza
contra la puerta y se contuvo para no decir alguna idiotez que lo hiciera ver
indefenso el día de mañana.
Odiaba
admitir que, probablemente, ésta había sido la escena más romántica que había
tenido en toda su vida.
Lo llamaron único… diferente.
Y aunque
sabía que cualquier hombre que haya pasado una noche con él lo recordaría por
siempre con esos adjetivos… él sabía que Yunho lo decía con otra intensión.
-
También eres único y diferente.
-
¿Es
por eso que no te has ido cuando te lo permití?
-
Tal
vez.
-
No
estás llorando ¿verdad?
-
No
tonto… ¿Qué crees que es esto? ¿Una pelea de pareja? – el moreno no era
estúpido… podía notar como su garganta estaba cerrada y a penas podía hablar.
Pero se sentía tan idiota por estar ahí… hablando con él, como si tuviese que
darle explicaciones.
-
No…
por supuesto que no.
-
Ve
con tu esposa.
-
¿Sigues
con eso?
-
No
lo digo de mala manera…
-
Abre
la puerta y déjame verte aunque sea una vez.
-
No…
¡NO!
-
¡Sí!
Hazlo ya… quiero ser el último en mirarte antes de que vayas a dormir. Me daba
asco la mirada de esos psicópatas hoy en la mesa.
-
Ja…
¿psicópatas ellos? ¿Y tú? Yo te veo más enfermo a ti.
-
Eso
no importa. Voy a ser yo el último en mirarte.
-
Que
autoritario…- comenzó a reír, pero esto no molestó en absoluto al moreno, que
lo continuaba esperando. - Bien. Saldré.
Jaejoong
limpió sus lágrimas y abrió lentamente la puerta.
Yunho
estaba ahí…aún con el pantalón y la camisa… como si hubiese intentado dormir
con ellas. Su rostro lucía cansado y él se sintió mal por haberlo tenido ahí
parado durante todo ese tiempo.
-
Yo
planché tu camisa, será mejor que no vuelvas a acostarte con ella.
-
Lo
tendré en cuenta.
-
Vete…
ya me has visto.
-
Quiero
algo más.
-
¿Qué?
El moreno lo
tomo por la cintura y lo besó.
No le
avisó… simplemente lo hizo.
Y ahí se
encontraban nuevamente. Y todo podía seguir empeorando si no fuese porque
Jaejoong se alejó al sentir su ligera lengua atrapar la suya.
Yunho jamás
había tenido la intensión de que el beso terminara ahí, al igual que cada vez
que lo besaba.
Es que
besar al rubio significaba querer hacerlo otra vez… y otra vez, hasta dejarlo libre solo para
jadear y llenarse así de motivación, con esas finas caricias que venían luego.
Un arma, una espada, un ejército con 1.000
soldados… era aún menos peligrosos que Jaejoong para él.
-
Suficiente…
-
¿Un
beso más?
-
No…
¡adiós! ¡Estás loco!
-
¿Por
qué?
-
¡Adiós!
Y lo besó
rápidamente y no le dio tiempo a sujetarlo. Yunho se quedó con ese tierno
puchero en los labios. No podía creerlo, Jaejoong no iba a estar con él esa
noche.
Cerró la
puerta y no hizo ningún ruido más.
Luego
llegaron los pensamientos para Yunho de regreso a su habitación
Él no era
así… ese no era el Yunho de siempre.
La puerta
estaba entreabierta y no solo eso… Bo Ah no estaba dentro.
Sintió de
pronto un escalofrío, unas finas manos que le sujetaron la espalda. No se
movió, era el aroma de su esposa.
-
La
habitación está incluso más tibia si tú no estás, pero es como si empezara a
necesitar de tu frío. Eres un desgraciado…no puedo sentirme así… - el silencio
la hizo sentir aún más sola y miserable, y pensar el “porqué” de su inexistente
respuesta, la entristeció más. Realmente no podía creer, como “su” esposo había
cambiado tanto. – Te amo, Yunho.
Capítulo 13
“Acomplejados”
El general,
tomó su vaso de vino e invitó a las señoritas a entrar a la habitación. Nada
extraño, sin dobles intenciones.
Ellas
estaban asustadas y sin dudas no sabían porqué habían sido citadas ahí.
Typhoon
sonrió…
-
Sus
nombres… verdaderos, se que son coreanas, después de todo, yo las encarcelé.
-
Soy
Kim Su Young y ella es… Song Ji Hyo.
-
“Song”…
¿es tu verdadero nombre o lo has cambiado?
-
Es
mi verdadero nombre.
-
Entonces,
no eres lo que busco. – la jovencita se echó hacia atrás y se quedó observando.
El hombre le daba miedo e irradiaba superioridad con solo tenerlo cerca – ¿Y
tu?
-
Yo…
-
Tú
eres… Kim Su Young. ¿Realmente?
-
Así
es.
-
Tienes
un hermano.
-
No
lo veo hace años.
-
Lo
sé.
-
¿Qué
hay de él?
-
Dime
su nombre.
-
No
voy a hacerlo… por su culpa estoy aquí, no piense que sacrificaré a mi pequeño
hermano…
-
Mujer,
¡dime su nombre si no quieres perder un poco más aún la dignidad! – Typhoon no
iba a dejarse ningunear… y mucho menos por una mujer ordinaria. Sabía ahora
que, la prepotencia venía de familia. La sujetó del cuello y le dio otra
oportunidad… - la última vez que te lo repito…
-
Kim…
Kim Jaejoong. ¡Ese es el nombre de mi hermano!
-
Perfecto.
Agradéceme… podrás verlo en poco tiempo.
¿Eso era real?
Empezando por el dicho de su atacante… su pequeño hermano ¿aún estaba vivo?
Todo le llamaba la atención y no podía dejar de lado el hecho de que, sea el
gran General Typhoon, nada más ni nada menos, el que viniese a hablarle de él.
[…]
Cuando el amor se
convierte en una batalla…
Se derrama más sangre
que en una guerra completa.
Eso era el
castillo, y eso, debían tolerar Changmin y todos los sirvientes.
Yunho
corriendo de habitación en habitación… una condesa frustrada… un joven que no
se lograba definir que lugar cumplía allí.
El tiempo
pasaba y Bo Ah no tenía intensiones de partir. Ella se había hecho una promesa:
darle un heredero al Conde, lo cual derivaría en un amor sincero e inesperado.
Sonaba
descabellado pero para ella, que ya estaba un poco consumida por culpa de su
esposo, era algo que podría lograrse casi rutinalmente.
Acerca de
la escena que presenció de su esposo junto a Jaejoong… no dijo nunca nada.
“… tal vez,
era de imaginarse… tan perfecto, femenino… Yunho sin dudas no traería a un
hombre así a la casa. Pero, en parte me
humilla. No puedo darle a mi esposo todo lo que el quiere, no sabía que sus
gustos superaban esos límites”
Changmin
solo la miró desconfiado… ¿Acaso estaba loca?
Ella estaba
dispuesta a tener un bebé junto a un hombre que mantenía relaciones con su
sirviente. Si si, sirviente… hombre.
-
Cuñada…
creo que… si tú también lo sospechas…
-
Sospechar…
¿Qué?
-
La
relación… mira, no quiero entrar en detalles.
-
¿Qué
relación cuñado?
-
¡Vamos!
-
Dime,
¿Qué relación?
Era
imposible hablar con ella. Sus mentiras, solían parecer verdades cada vez que
hablaba. Y, según sus deducciones… Jaejoong era un sirviente eficaz, por eso el
Conde lo consentía… a diario… en su habitación…y toda la noche. Pero, solo eso.
No había una cuestión personal.
Linda
mentira.
A su vez,
del otro lado del castillo… se encontraba el rubio con sus inseguridades.
Sabía todo
lo bueno que él tenía pero a la vez no olvidaba que su oponente era… una mujer.
“… yo aquí,
peleando y pensando en una mujer… Bo Ah Kwon, y no solo eso, por un hombre que
a pesar de darme todo, me ha amenazado, golpeado, acosado, torturado
mentalmente y… esclavizado. ¿Qué anda mal en mí?
Lo sé… soy perfecto y merezco algo aún más
perfecto que yo. Tardé en encontrarlo, pero lo supe. Su frialdad, fuerza,
presencia me reflejaban superioridad. Aunque al principio quisiera escupirlo y
matarlo en cuanto tuviera la oportunidad.
Fui un ambicioso del poder y comprobé… que él
lo tenía”
Esta vez,
era Taemin quién escuchaba la historia.
Tan ingenuo
y aún menor… tenía que soportar los comentarios desubicados del pueblo, las
peleas del castillo y las historias de Jaejoong.
-
Señor…
¿Por qué usted y la Condesa
no se hablan? Yo veo que usted es sociable con todos… menos con ella.
-
Ella
me odia.
-
¿Por
qué?
-
Por
que te enredas en sábanas ajenas bandido… debería darte vergüenza. – Changmin
gritó desde el otro lado de la fuente y Jaejoong… puso mala cara.
-
¿Enredarse
en sábanas?
-
No
lo escuches y… si encuentras algo extraño en mi habitación… ven y pregúntame a mí
que es exactamente. No a Changmin… el solo exagera las cosas – respondió
recordando la escena donde el pequeño encontraba aquel gel lubricante mientras
ordenaba.
-
De
acuerdo.
Pasaban las
8 de la noche y aún, podía verse el último rayo de sol.
Es que ya empezaba
el verano y la primavera se iba yendo.
Los
sirvientes querían salir a festejar y… ¿Por qué no? Si estaba la condesa para
cubrir aprietos de último momento referidos a Yunho.
-
Nos
vamos todos señor. Son las 9:00… si usted quiere, a las 5:30 estaremos aquí.
-
Bien.
Espero esté todo reluciente y haya comida por si me da hambre en la noche.
-
Así
es señor… Key la ha preparado para usted.
-
De
acuerdo Jonghyun, cuida de ellos.
Bo Ah los
miró desconfiada… había algo más… algo que no le habían dicho y que, probablemente,
iba a traer muchos problemas.
Cuando el
sirviente se alejó y se unió a los demás… se acercó el más pequeño…
Ahí lo
entendió… juego sucio.
-
Señor
Conde…
-
¿Que
ocurre Taemin?… Dijeron de salir, los dejé.
-
Una
última pregunta.
-
Bien.
-
Jaejoong…
¿Pue… - y ni siquiera lo dejó terminar, apoyó el vaso de vino que estaba
tomando sobre la mesa y aniquiló con la mirada a los otros mas grandes.
-
Jaejoong
se queda aquí.
-
Pero…
él es uno de nosotros también…
-
Se
queda AQUÍ.
-
Un
momento Yunho… ¿Cuál es el problema? Planeas dejar a Jaejoong encerrado… ¿Con
qué motivo? – interrumpió molesta la condesa. No porque el rubio le importara,
si no por la reacción del moreno al escucharlo nombrar.
-
Se
ha portado mal… como siempre. – respondió enojado y sin fundamentos, ya que el
desempeño del menor, sin dudas había sido sensacional el día de hoy.
-
Yo
pienso que exageras… déjalo ir.
-
NO.
-
¡Vamos,
mejor si el castillo está solo esta noche!
Ante lo gritos de la condesa, el tan nombrado
apareció por la puerta y miró a Yunho, esperando una respuesta.
Ya se encontraba vestido, con una de esas mudas
que le habían comprado…
Tal y como el quería, siempre obteniendo los
caprichos que se cruzaban por su camino y más, si eran materiales.
Estaba hermoso… más de lo normal.
Y todos allí lo notaron. El Conde por supuesto.
-
¿Vas
a dejar que yo vaya Yunho? Así el castillo se queda solo… es lo que buscas hace
ya bastante tiempo.
-
Dije
que no.
-
¿Por
qué no? Me vengo portando bien todas las noches… - la cara de Bo Ah se
transformó, al igual que la de todos los sirvientes… menos Taemin por supuesto,
que fue incapaz de entender la doble intensión.
-
No
me provoques. ¡Siempre faltándome el respeto!
-
No
lo estoy haciendo… estoy intentando convencerte, solo eso.
-
¿Para
qué demonios quieres ir eh? No te es suficiente cada vez que los soldados
vienen a casa… te paseas por ahí intentando llamar la atención…
-
¿No
será que llamo la atención sin poder evitarlo? Yo solo camino… y… los otros me
ven.
-
Todos
sabemos cuales son tus intensiones…
-
¿Y
cuál sería el problema si planeo enamorar a un general eh?
-
Basta,
¡te vas a tu habitación!
-
No
soy tu hijo sabes. Ni mucho menos tu pareja. Compórtate delante de tu esposa… y
explícale porque le estás haciendo una escena de celos a tu sirviente…
-
¡Te
dije que ya no dijeras más nada!
-
¡Ya
basta Yunho! – la condesa gritó haciendo temblar a todos. Menos al Conde, por
supuesto. – ¿no te es suficiente todo esto? Jaejoong saldrá junto a sus
compañeros y Changmin… y tú te quedarás aquí… conmigo.
-
Yo
soy su dueño, no tu.
-
¿Acaso
quieres que llame a mi padre y diga que te niegas a dar un heredero? ¿Que le
diga también que… me has humillado, gritado, golpeado y que por eso me fui de
este castillo?
Yunho ardió
internamente… pero no, en la superficie nadie lo notó. El padre de su esposa
tenía gran prestigio político… así fue como rápidamente llegó a ser aceptado
como Conde y así de rápido también podía ser destituido gracias a él.
Se paró de
su asiento y tomó la botella de vino. No lo pensó dos veces al pasar junto a
Jaejoong… lo sujetó del brazo y le susurró al oído:
“Por lo
menos ten la dignidad de no hacerlo por dinero, cuando vuelvas… lo notaré al
instante…”
“…Basura.
Eres una basura”
“Shh…aún
sea la más diminuta marca… sabes que lo notaré,… y te lo haré con el triple de
fuerza y no habrá de esa piedad que últimamente tengo contigo”.
Empujándolo,
siguió su camino. Bo Ah simplemente lo persiguió a donde fuese que vaya.
Los
sirvientes sabían que la noche, recién empezaba para ellos.
-
¿Llevaremos
a Jaejoong al burdel de aquí? Ustedes… ¿Están seguros? – la ingenuidad de
Taemin otra vez presente. Tal vez pensaba que el rubio no conocía esos lugares
o que… podría salir afectado.
-
Por
favor nene… hablas como si fuese su primera vez allí. – Minho le respondió con
mala cara… intentando usar toda la ironía posible.
-
Es
mi primera vez… en este burdel, claro. – respondió entre sonrisas mientras
esperaban a Changmin… quien iba a acompañarlos.
Lo pensó.
Portarse
bien o… jugar un poco.
El Conde se
enteraría y ya le había advertido… “te lo haré con el triple de fuerza”
“Muy bien
Yunho, hoy saldré a divertirme”. Pensó.
Capítulo 14 “De
drogas y navajas”
Bo Ah entró
a la cocina pasada la media noche.
Se sentía
humillada y enojada, de un modo indirecto pero a la vez preciso.
Ese ataque
de celos por el sirviente… ¿En que nivel de importancia la dejaba en la vida
del Conde?
Definitivamente…
había retrocedido, un escalón más si era posible.
Era la
única manera de atarlo y hacerle entender que sin dudas era la persona
indicada.
Ella daba
la vida por él, aunque se mostrara dura a veces… y sin dudas sabía que el día
para ser valorada iba a llegar pronto.
Fue tal vez
por todo eso fue que derramó ese líquido medicinal en su Vodka.
¿Con que
fin? Probablemente domarlo un poco, hacerle perder la concentración y dejarlo
completamente a sus pies.
Yunho
terminó de bañarse y se encontraba molesto, aunque el orgullo luchaba por
hacerle creer que no.
No podía
salir corriendo al burdel de la ciudad, aunque ganas no le faltaba… tampoco
podía seguir jugando con la paciencia de Bo Ah.
Jaejoong sin dudas había sido para el un arma
de doble filo.
Por
atracción y capricho lo compró en aquel antro… con ganas de saber quién era
realmente y por qué la popularidad le sobraba.
El día en
que lo vió por primera vez, simplemente no encontró definición alguna.
Su punto
débil enterrado hace años, parecía volver a latir en ese entonces… pero él, no
creía en el amor a primera vista.
Mejor dicho, no creía en el amor.
Eso era
cosa de débiles… así como su madre y toda su historia familiar.
Si había
algo que Yunho Jung no había querido ser nunca, era una persona débil.
Con la
excusa del deseo, de la lujuria y la ambición… compró su cuerpo.
Sin darse cuenta de que probablemente también,
estaba comprando su alma.
Y la
primera vez que lo hizo suyo, se creyó victorioso… y tardó tiempo en cuestionarse quien había sido el verdadero ganador
aquella noche.
Simplemente
decidió que ambos, habían perdido algo.
Yunho, la fortaleza inquebrantable.
Jaejoong, la frialdad.
Pueden ser
vistas similarmente ambas cosas.
Y cada vez
que tenían sexo, esa adicción por el otro iba creciendo un poco más… hasta que
iban apareciendo nuevas escenas en la rutina gracias a la confianza que eso
lograba, cosas que no eran del todo malas.
Nunca
olvidar por supuesto… la violencia continua en la que vivían y el malestar que
creo el rubio en el moreno… y el terror que creó el moreno en el rubio.
Parecería
ser algo enfermizo, pero era algo tan simple.
Se habían
enamorado.
Y si, el amor, es cosa de idiotas y de
enfermos, pensaban los dos.
Cada vez habían
más atenciones dulces de parte del Conde, que sin darse cuenta, iba cambiando
lentamente a los ojos de todos en el castillo.
Y también,
cada vez el comportamiento del sirviente, se iba volviendo más sumiso… más ido,
antes los ojos de Yunho y de si mismo por supuesto.
No iba a
dejar que ningún otro hombre lo tocara. No podía permitir que alguien volviese
a sentir lo que es sentirse abrazado por él… aunque solo sea una mentira.
Ardió de
furia y sin ni siquiera cambiarse, salió corriendo de la habitación…
Hasta que
alguien lo detuvo.
-
No
Yunho, no irás a ningún lado. – la
Condesa le alcanzó un vaso de alcohol y lo llevó a rastras al
cuarto principal, donde ambos dormían.
-
Iré
a tomar aire por el bosque… solo eso.
-
Bien,
eso podrás hacerlo luego de beber algo conmigo.
-
Eso
no tiene...
-
Shh…
solo un poco.
Todo iba
bien, hasta que los efectos de la sustancia en su vodka, comenzaba a hacer
efecto.
Yunho iba
perdiendo la cordura lentamente… y tenía ganas de gritar, de desarmarse y
vaciarse… solo eso.
-
Mi
Conde… ¿te sientes bien?
-
Per…
perfecto…
-
Mmmh
– la condesa llevó su mano a la frente del moreno y sonrió al notar que la
temperatura ya no estaba tan estable. – estás bien. ¿Qué sientes?
-
Amor.
La garganta
de Bo Ah sin dudas se cerró en ese momento. Los ojos le brillaron, y tiró el
vaso a un lado.
Si la
bebida había logrado eso, ya era suficiente.
-
Amor…
mi Yunho… mi Conde… mi…
-
Jaejoong.
-
¿Qué?
– como si se pudiera enfermar de bipolaridad en un momento para el otro… eso,
le estaba pasando a ella. - ¡¿Qué quieres… qué dices?!
-
¡A
Jaejoong! no puede... es... tarrr solo a…afueraaa… - las lágrimas de la
muchacha comenzaron a caer… lo abrazó y se vió morir de tristeza, en solo 5
segundos.
-
Por
qué cariño… por qué me haces esto…
-
Yo…
soy un idiota y mañana en la mañana… saldré con mi caballo a luchar… y los
mataré a todos… con odio…
-
Yunho…
- las lágrimas de la Condesa
seguían y seguían cayendo… es que, jamás pensaba escuchar la palabra amor de la
boca del moreno y mucho menos seguido por otro nombre, que no fuese el de ella.
– dime con sinceridad una cosa… si respondes un absoluto no, me marcharé y te
dejaré, lo juro…
-
Habla…
Para ese entonces, la joven lo había soltado,
le obligó a levantarse y lo había acercado a la cama. La respuesta… necesitaba
oírla de su boca, aunque duela.
-
Alguna
vez Yunho… alguna vez… ¿creíste en la posibilidad de que seamos felices desde
nuestro casamiento? ¿Por qué fallé así? Realmente… ¿vale la pena que hoy te de
todo, si vas a desecharme luego?
El moreno
no entendía con claridad lo que le estaban diciendo. Pero si podía sentirse
culpable… más de lo normal.
Eso no
solía pasar con él… y mucho menos que llegara a pedir unas disculpas.
-
Pudo
haber funcionado… pero no, por que no fui hecho para eso… - le acarició el
rostro y le olió el cabello… seguido de un tierno beso en el cuello. – tienes…
su perfume… el perfume de él… - ella sonrió, esa había sido su intensión
después de todo… el día en que ingresó a la habitación del rubio y le robó
aquel aromatizante personal que era todo lo que Yunho quería – lo lamento tanto
pero él… es más que un sirviente para mí y me ha hecho… cambiar.
Quiso o no
entender las palabras de su esposo…
No la
rechazó… pero tampoco la aceptó, y la culpa de todo eso la tenía: Jaejoong.
Fue una
decisión rápida e irresponsable.
Aunque no
tuviese toda su atención… por lo menos con esto podría atarlo.
Ella
seguiría esperando al día que fuese necesario, para que Yunho le diga: “eres
más que una simple esposa”.
-
Tú… pudiste aprender a odiar a
muchas personas cariño… yo, puedo enseñarte a amar a dos.
Bo Ah lo drogó lo suficiente. No había otra
palabra para describir el momento.
Si había
algo que Yunho no haría en una noche de cordura… sería tener sexo irresponsable
que luego podría acarrear con grandes sorpresas.
Así como
sus padres habían hecho con él.
Era tener
una noche con su esposa.
A medida
que avanzaba… se sentía perdido… y ella, plena.
Era tan
diferente a la última noche que había pasado y no solo por la persona, si no
por “el modo”.
Totalmente ido
y ya al borde… ella estaba logrando lo que quería.
Ella buscaba un hijo… él, un heredero.
Y en el
medio de las estocadas, mientras tenían nada más que simple sexo, la
Condesa no tuvo mejor idea que acercarse a hablarle al oído…
así como hacia Jaejoong cada vez que intimaban.
Otra vez
ese perfume.
-
Ja…Jae…
Jaejoong…Ah…
Lo supo en
ese momento. Se había arriesgado demasiado.
No había
sentimientos correspondidos ni un intento de él por aceptarla… solo recordaba
su perfume. Solo estaba dándole todo a alguien, que no daría nada por ella.
Pero se
sintió victoriosa por que tenía algo que el otro sirviente no… “la posibilidad
de darle un heredero”.
¿Estaba
bien llorar?
Claro que
sí… a Yunho no le importaba.
Por cada lágrima,
encontraría una diferencia entre ella y el rubio y por cada suspiro, un sueño
que estaba echando a perder.
~
-
Déjenme decirles chicos… el universo tiene una
historia escrita para todos.
-
Mmmh… yo también lo creo. – Yoochun respondió sin
titubear. Siempre lo pensaba… creía que era así.
-
Les puedo dar el claro ejemplo…
-
¿Cuál?
-
Mire señorita… hay miles de parejas que pasan semanas,
meses e incluso años intentando encontrar ese regalo en el vientre de la mujer.
-
No me diga que… ¿Bo Ah, quedó embarazada? Tan rápido…
-
¡Ojala solo hubiese sido psicológicamente! – Junsu
acotó desganado… de algún modo aquello le estaba tocando de un modo personal.
No iba a negarlo, su sueño era ser padre y él era uno de esos que llevaba meses
intentándolo.
-
La mente y el cuerpo de la Condesa iban de la mano.
-
Mmh Yoochun, ojala algún día nosotros tengamos esa
suerte… - Ji Min bromeó… su novio empalideció de golpe.
-
Vamos por partes… aún ni hogar tenemos querida.
~
El olor en
aquel lugar le hacía revivir cada uno de los recuerdos… solo que esta vez, su
mente era más débil y… claramente tenía sentimientos formando parte de su vida.
Ahí fue
cuando creyó que no iba a ser capaz de volver a trabajar en un lugar así. O al
menos, eso pensó esa noche.
Incluso el
pequeño Taemin bailaba y cortejaba muchachas… él, solo observaba desde unos
sillones y bebía… y bebía.
Dos mujeres
se acercaron para hablarle… o mejor dicho, para comprobar si era o no gay.
“dime que
no eres gay muchacho, sería un gran desperdicio”
“lamento
decepcionarla señorita”
Muchos fueron
los hombres que después de esa declaración, intentaron persuadirlo e incluso,
llegar a mostrarle dinero… pero no, no podía hacerlo.
Al demonio
con la venganza al Conde… no podía fingir, se sentía desubicado y un poco
asustado. La gente parecía comerlo con la mirada. ¿Es qué acaso él había
olvidado quién era?
-
Disculpe…
permiso… disculpe… - iba caminando entre la gente. Hasta llegar a cruzarse con
Jonghyun, que a penas podía mantenerse de pie. – Changmin… ¿Dónde está?
-
Lejos
mi querido amigo… sirviente… oye nena… él es Kim Jaejoong, el ayudante personal
del Conde Jung… ¿Sabe? – el muchacho, bajo los efectos del alcohol sin dudas,
comenzó a hablar con una de las chicas del lugar. Ella se impresionó al mirarlo
a los ojos… el rubio se ruborizó.
-
¿Enserio
eres tú?
-
Emm…
sí, soy ese mismo... Discúlpame un momento. No quiero ofenderte… ahora, te lo
entrego de nuevo.
Arrastró a
Jonghyun a un lado.
Debía
cerrar la boca, no era bueno que nadie supiera quién era.
La
muchacha, mientras tanto… se escondía entre la multitud y hablaba con los
guardias… si, alguien los esperaba esa noche y que no les sorprenda si Changmin
tenía algo que ver.
-
¿Cómo
puedo volver al castillo? No me siento bien… estoy molesto.
-
Oh
vamos Jaejoong…disfruta… ¡no seas tan dependiente de Yunho!
¿Dependiente?
Eso había manchado su orgullo sin dudas.
Se sintió
más molesto aún y planeó salir corriendo, pero… ¿A dónde?
-
No
es por Yunho tonto… me siento mal, físicamente.
-
Ve
a beber… ahora le digo a las amigas de Ana que vayan a jugar contigo…
-
¡No
quiero mujeres hombre!
-
Ah…
ya ya ya, ¡entonces algún chico para ti encontraré!
-
¡No,
no quiero ningún chico tampoco!
-
Empujaron a
Jonghyun a un lado.
En ese
entonces… sintió unas frías manos sostenerle la espalda y taparle la boca.
Intentó
zafarse, pero se le hizo imposible.
Mierda…
mierda, mierda.
Lo
arrastraron hacia un salón, el cual no sabía que existía.
Lo echaron
al suelo y el atacante se puso frente a él.
¿Typhoon?
-
¿Qué
mierda quieres? ¡No te conformas con todos los NO que te he dicho!
-
Me
parece que no nos has entendido… no estás en condiciones de decir que no.
-
¿Qué
harás? ¿Me golpearas?
-
No…
se que no te duelen los golpes. Dime mejor… ¿Cómo hizo Yunho para convencerte?
-
Imbécil
déjame salir…
-
¡Respóndeme!
-
Déjame
salir idiota… o voy a golpearte como aquella vez.
-
Has
colmado mi paciencia con tus insultos… ¡eres peor que una prostituta!
Typhoon se
abalanzó sobre él y lo acorraló entre uno de los sillones y su propio cuerpo. El
rubio tembló… de asco, de indignación, de odio.
No sintió
aquel miedo o inseguridad que solía sentir en el castillo.
Acababa de
notarlo… esos sentimientos que lo volvían
humano, solo cerca de Yunho los podía sentir.
-
Te
niegas a mí todo el tiempo… me dices que te doy asco… pero ya no lo recuerdas…
has estado conmigo en una ocasión…
-
Eso…
es imposible.
-
No…
no es imposible… fui uno de tus primeros clientes. Allá por aquella época donde
tu familia se desarmó y tus hermanas fueron encarceladas… por mí.
-
Bastardo…
-
Tu
ingenuidad en aquel entonces, tus tatuajes en la espalda, tu cabello sedoso, tu
perfume y tu sensualidad ¿Que mas querías que ocurriese conmigo? la lujuria… me
mancha todo el tiempo… ¿Qué hay de ese Jaejoong ahora? Estoy ofreciéndote
dinero entonces.
-
¿No
lo entiendes? Ya no soy el mismo… ya no quiero estar más con nadie contra mi
voluntad… ni muchos menos aceptar dinero, a cambio de sexo.
-
¿Pero
no es eso lo que haces con él? Día y noche…
-
No
es así… no se que demonios es lo que tengo con él, ni como llegamos a estar así,
pero no es solo sexo a cambio de dinero.
-
Incluso
pareces humano diciendo esto…
-
Es
que… lo soy… cuando estoy con él… solo si estoy con él…
Hubo un
momento de silencio y un cruce de miradas.
Typhoon,
intentó besarlo.
Lo hizo,
pero el rubio no pudo responderle con la dedicación que él esperaba.
No tenía
intensiones de forzarlo… pero simplemente no podía, era más fuerte que su razón
el deseo por volver a sentir su cuerpo.
-
Por
favor… no…
-
Solo…
déjame consentirte un poco.
Jaejoong
echó la cabeza hacia atrás e intento poner la mente en blanco.
Sabía que
aunque quisiera, no tendría la fuerza necesaria para detenerlo.
Hasta que
escuchó un grito desde la puerta.
¿Su
salvación? ¿Yunho?
No,
Changmin.
-
Imbécil…
¡no te dije que lo violaras tampoco! – los gritos del morocho le hicieron
recobrar la conciencia.
-
Ya…
lárgate.
-
Lárgate
tú… si el Conde se entera… ¡Dios!
-
Me
vale una mierda si el Conde se entera… ¿Comprendes?
-
Trato
de comprender que demonios pasa por tu cabeza… pero debes pensar con claridad…
el aún sigue siendo superior a nosotros, mientras tenga el título, los
ejércitos y todas las victorias. Va a matarnos…
Typhoon
juraba poder agregar algo más que el moreno tenía y él no.
El corazón de Jaejoong.
-
Le
queda poco tiempo Changmin… su incompetencia lo hará perder solo su trono.
-
No
te olvides también que aún, sigue siendo mi primo.
Tomó al
rubio de la mano y lo levantó del sillón.
Ninguno
entendía nada allí dentro.
El general
le sonrió antes de que se fuera y susurró unas palabras que tanto le iban a
hacer pensar después… “la familia Kim, jamás habrá una
familia tan testaruda como esta. Seas un miembro hombre, o un miembro mujer”.
~
Eran las 7
de la mañana cuando los sirvientes regresaron al castillo… ahora, rodeados de
seguridad gracias a Changmin.
Jaejoong
estaba helado y comenzaba a sentirse extraño.
No podía
creerlo pero, él hecho de saber que ese lugar era de Yunho, le hacía volverse
un poco más nervioso.
Se abrazó a
Taemin… que era el único que no fue aplastado por el alcohol.
A penas
entró, tuvo la necesidad de llorar. Llorar, hasta quedarse dormido.
-
Buenas
noches Changmin.
-
Buenas
noches Jaejoong… escucha… no pienses que hice un trato con Typhoon, me dijo que
solo quería persuadirte… no pensé que llegaría tan lejos.
-
Es
la primera vez que me hablas con buenas intensiones. Eso ya es suficiente para
mí.
Se marchó a
la habitación.
Desilusionado…
muy, porque hubiese esperado la imponente presencia del Conde en el burdel a la
mitad de la noche.
[…]
Nada pudo
romperle más el corazón, que pasar por la habitación del moreno. Algo
inevitable, ya que era la primera en todo el pasillo.
Pasó
caminando y la vió salir a ella… con una bata blanca y bastante desmejorada.
No podía
ser, se suponía que era imposible… ellos, ya no tenían esa clase de encuentros.
El corazón
se le endureció de golpe.
Tan poco
había durado esa sensación de sentirse único para alguien.
Y que ese
“alguien” fuese Yunho.
Llorar…
necesitaba llorar… necesitaba vaciar su mente, por que ahora entendía… era
dolor eso extraño que la recorría el pecho.
Pero no de ese dolor físico que él había
aprendido a dominar… era el dolor del amor.
Se sentía
horrible, pesado… como si su cuerpo estuviera enfermo, al menos eso le decía su
cabeza.
Lo había
dejado 6 horas solo y fue como si aquellos últimos meses hubiesen sido aire.
Intentó continuar
con su camino y fingir poco interés…pero ella era astuta y no tardó en notar su
molestia.
-
Es
una historia repetida… ¿Sabes? La del amante que intenta destruir una familia,
pero no. No puede.
-
¿De
qué familia me habla? No sea ingenua tampoco…
-
La
que le voy a dar… ¿Sabes? Por que yo… si puedo darle una. Y hoy, empecé a
intentarlo.
-
Ambos…
son dos hipócritas. Una familia no es solo un hijo, hay un conjunto de cosas.
-
Y
tú… ¿No? Por favor… crees que con tu rostro vas a conseguir la vida perfecta…
me hablas de un “conjunto”. ¿En qué pensaste? ¿Amor? ¿Sabes lo que es el amor?
Kim Jaejoong… tú, no conoces eso… no juegues conmigo.
-
Dices
aquella palabra tan naturalmente… lamento decirte que a mí me cuesta mucho
nombrarla… y que me molesta sentirla.
-
Eso
no es amor. Eso es odio.
-
No
Condesa… no experimenté de ese amor que es correspondido… pero lo de usted es
aún peor… confunde el amor con la obsesión.
-
Palabras
y conclusiones… pero, soy yo su única mujer.
El primer
cruce de palabras que tenían desde que se conocieron. Probablemente habían
muchos comentarios acumulados de tantos días conviviendo… y compitiendo por la
atención del Conde.
Pero sin
dudas esta noche, Jaejoong no iba a resultar ganador.
Si la
herida era superficial… ahora era tan interna como podía imaginarse. Y tuvo la
sensación de que podía morir ahí mismo.
Intentó
responder, pero entendió que ya no era momento de seguir hablando.
Solo le
sonrió.
-
Tiene
razón. Solo… cuide de su esposo. Y de su futura familia.
[…]
Se encontró
en su cuarto.
Largo día,
aún más larga noche y el comienzo de algo que no podía explicar.
El espejo
reflejándolo y el sol que comenzaba a salir… pero aún así, el no era capaz de
ver la luz.
Tomó su
navaja de oro, que escondía debajo de la cama. Si, el mismo Yunho se la había
comprado anteriormente.
Podía salir
y simplemente romper las vigas de protección con eso y… marcharse.
O tal vez,
correr a la habitación del Conde y retomar con la herida que había tenido
tiempo atrás en batallas. Después de todo, era el hombre que lo había encerrado
en un principio.
Pero optó
por destruir esa fina piel que lo hacía perfecto. Ese rostro angelical que
escondía su verdadera vida, sus sentimientos.
Cortó 3 líneas…
en su mejilla izquierda. 2 en la derecha. El llanto le esparció el maquillaje…
sus manos se mancharon, producto de la sangre.
Sostuvo
fuerte la parte filosa… sintiendo como iba rasgando poco a poco su piel… no fue
capaz de expresar ni un solo sonido.
Ahora su
ropa estaba siendo manchada, y destruida.
Él… era
perfecto. Así, incluso en su peor estado.
Comenzó a
reírse… maldijo a los hombres que le habían ido quitando la vitalidad de a
poco… desde la primera vez que trabajó en ese burdel.
Se recostó
en la cama y solo se quedó con la mirada perdida.
“Mis
pastillas, mis pastillas”
Comenzaba a
recordar sus malos hábitos cuando trabajaba en su país natal.
Esa
necesidad de ingerir extrañas sustancias para olvidarse del horrible mundo del
cual le tocaba formar parte.
Se limpió
las manos con las sábanas blancas y agarró uno de sus bolsos. Cargó dinero, y
algunos pequeños detalles. El oro por ejemplo.
Salió
caminando pasivamente y herido… mirando todo a su alrededor. Notando que la
pieza del Conde permanecía cerrada, con ellos 2 adentro probablemente. Se
quejaba debido a las lastimaduras que dejó en sus propias manos, y unas finas
gotas de sangre delataban el camino que había decidido tomar aquella noche.
Desde
pequeño llevaba una navaja con él.
La usaba
cuando lo creía necesario y en la vida, muchas veces la necesitó.
Se salvó de
muchos abusos y humillaciones y lo tranquilizó cada vez que estuvo mal con el
mismo. Si… solía depositar su frustración de ese modo tan explícito.
El reloj
marcando las 8:00 de la mañana.
Los
sirvientes se quedaron dormidos.
Changmin
dio otra vuelta en la cama nervioso, sin poder encontrar el sueño.
La condesa
se quito la bata y se dirigió al baño con sus pasos lentos y sin vida.
Yunho se
despertó de golpe, incapaz de moverse debido a los efectos secundarios de la
droga.
Jaejoong
salió por la misma entrada principal… por la cual entró exactamente, 1 año
antes.
Que crueles son todos con Jae y hasta con Yunho que solo por medio de la droga esa bruja logró algo. Que pasará ahora con Jae, sufro al igual que el que hasta las lágrimas me salieron.
ResponderEliminarGracias!!!😤😤😤💕💞