[RECUERDEN LEER ACLARACIONES ---> http://picture-ofyou.blogspot.com.ar/2013/05/tell-me-legends-fanfic-yunjae-18.html PARA COMPRENDER E CAMBIO DE TIEMPO ENTRE OTRAS COSAS]
Capítulo 5 –
“Conversación de Conde a Sirviente”
-
Me detendré un momento para pedir unos tragos…
¿Quieren?
-
Si, me encantaría señor…
-
Usted siempre responde por los otros 2 chicos también
señorita?
-
Ja-ja, si… aquí mando yo…
-
Díganme sus nombres…
-
Ji Min…
-
Soy Yoochun.
-
Soy Junsu señor, pero… ¿No cree que es tarde para
preguntar nuestros nombres? Ya ha contado más de la mitad de la historia…
-
No joven… esto recién comienza.
Una
debilidad tan fresca y peligrosa, así era Jaejoong para él.
Si el rubio
ingresaba a su cuarto él sabía perfectamente que podría ser la última vez.
Estaba
obligado a bajar sus defensas y a suspender su fría mente por unos segundos…
casi siempre lo lograba, solo en ese momento del día… cuando lo tenía en su
cama, dispuesto a hacer lo que se le plazca.
Habían
permanecido juntos toda la noche. Eso era posible gracias a que Yunho no estaba
de viaje o con los soldados en batalla. El castillo lucía tenso y mas firme que
nunca cada vez que él llegaba.
Ni siquiera
los fuertes vientos y las abundantes tormentas le hacían temer… él, no le temía
a nada, mucho menos a la guerra que sabía rondaba cerca.
Recostado
en la cabecera de la amplia cama, completamente desnudo y con Jaejoong entre
sus piernas se mantenía callado fumando su quinto cigarrillo de la noche.
Él no podía
ver al rubio que se encontraba completamente hundido entre las sábanas… que
también se encargaban de taparlo a él.
2 ojos
oscuros saltones aparecieron entre las telas, las manos inquietas de su pequeño
amante delineando con paciencia sus músculos… mientras que él, continuaba sin
moverse.
-
¿Quieres
Yunho? – le ingenua y tranquila imagen de un chico totalmente ido y a su
merced, que le señalaba la entrepierna sin pudor alguno, proponiéndole hacer algo
sucio que a él le encantaba
-
Tus
pájaros Jaejoong… ¿Están tranquilos?
-
Si,
lo están.
-
Bien.
-
Quiero
un poco de eso… - juguetonamente, torpemente salió de entre las sábanas, llevando
a sus labios al cigarrillo que cargaba el Conde… aspiró un momento y liberó el
humo en su rostro – Mmmh… hace mucho no lo hacía… lo siento….
-
Eso
es mentira, se que mis sirvientes te llevan todo lo que les pides.
-
¿Qué
tan seguro estás de eso?
-
Un
100%
-
Mmmh,
hace mucho tampoco que no bebo… - le entregó un vaso que yacía al costado de la
cama sobre una pequeña mesita cargada con velas… lo vació por completo, ante la
mirada sorprendida del moreno - ¿Qué? ¿Acaso querías un poco?
-
Sí…
era mi bebida después de todo.
-
Bien…
Lo besó sin
dejarle decir más nada y le pidió permiso con la lengua… aún el sabor del
alcohol empañaba su cavidad, podría darle un poco para saciar su sed.
Yunho tomó
el control de inmediato, aunque ya estaba cansado…es que no podía evitarlo
cuando se trataba de él.
Tocar los
húmedos e infartantes labios de Jaejoong le hacían perder la cabeza… casi sin
darse cuenta terminaba apegándolo a su cuerpo y dejándole marcas por la rudeza
con la que lo trataba.
Y al rubio
no le importaba…
Jamás le
negaba nada una vez que empezaban… y es que había comenzado a temerle aquella
noche en que su sonrisa pasó a ser oscura al ver como sus lágrimas caían por un
pobre animal.
Pocas veces
había logrado encontrar valentía para enfrentarlo… pero la escena se repetía
una y otra vez… y el pájaro que se encontraba en una jaula junto a él en su
cuarto, siempre salía perjudicado.
No solo su
pequeña y débil mascota, si no también su único ayudante… Taemin. Recibía todas
las críticas y maltratos aunque no hubiese echo nada malo.
Todo, todo
para demostrarle autoridad y sembrarle pánico.
Pues, había
una realidad… a Jaejoong no le importaba su vida, pero si la de los demás que
en algún momento le habían demostrado cariño.
Aquel beso
sucio y empezado por él mismo, habían logrado que Yunho comenzara a excitarse
de nuevo a pesar de haber acabado minutos antes.
Se separó
de él solo para lamer un poco la comisura de sus labios, después de todo, era
la excusa para beber algo del alcohol que ya se había acabado.
Pero no
tenía intensiones de acabar con esa noche extraña, en donde su esclavo estaba mostrándose
bastante sumiso… por lo que decidió ir en busca de su entrepierna para
estimularlo, y eso fue lo que hizo.
Jaejoong se
odiaba a si mismo por reaccionar tan rápido frente al contacto del Conde, que
ya se encontraba sujetando su hombría obligándole a suspirar de más.
Él jamás
sentía vergüenza… había olvidado lo que significaba durante sus largas noches
de trabajo en el burdel del pueblo… pero todo se perdía en cuanto su rostro se
encontraba a 2 centímetros
de la boca de su amante.
Odiaba
admitirlo, pero se creía un completo inexperimentado frente a él mientras
devoraba sus gemidos y clavaba su mirada sobre la suya.
Yunho se
reía y ponía ansioso rápidamente, a tal punto que Jaejoong lo notó cuando se
movió un poco entre sus piernas.
Ya estaba
duro y ni siquiera necesitó algo de ayuda.
-
De…
de… déjame ayudarte Yunho…
La fina voz
del rubio lo desconcentró, tuvo que dejar de masturbarlo. Éste se hundió entre
las sábanas y sin avisar atrapó su miembro con una mano.
Solo se
echó para atrás y esperó a que empezara…
ahí venía… ahí llegaba su momento.
La lengua
del rubio tocó a penas la punta y sonrío al verlo tan erecto y en tan poco
tiempo… no se sentía tan débil ya que el no era el único expuesto frente al
otro.
Sus
hinchados labios atraparon la mitad, mientras que continuaba masajeándolo
lentamente y oía los primeros suspiros que sabía luego, iban a convertirse en
gemidos.
Se la metió
completamente en la boca, mientras enredaba su lengua y se movía… arriba y
abajo… una y otra vez, mientras lo escuchaba a él… reaccionando ante cada toque
y enredando sus manos en su cabello, obligándolo a apurar el paso.
El presemen
ya comenzaba a humedecer un poco más su cavidad, no, no le daba asco, al
contrario continuaba excitándolo, a tal punto que dirigió su propia mano a su
erección por inercia. Necesitaba tocarse, necesitaba enfriar su cuerpo que
sentía estaba hirviendo.
Y sí… eso
le daba rabia.
Nada más ni
nada menos que el hombre que lo compró como un animal, que le gritó, amenazó y
maltrató los primeros días, que lo torturaba psicológicamente con sus acciones,
que lo mantenía tras él haciéndolo su esclavo… le hacía perder la cabeza cada
vez que tenían sexo.
-
Tan
sucio Jaejoong… no puedes evitarlo…
-
¡Mmmh….!
– se quejó el rubio con la boca más que ocupada mientras continuaba con su
trabajo…
-
Más…
más fuerte…
Siempre le
resultaba divertido jugar con la erección del moreno. De algún modo sentía que
era la única vez que podía llevar el control.
Presionaba
un poco para causarle molestia, y cuando veía que le jalaba fuerte el cabello…
se detenía y absorbía de nuevo… hasta que su boca empezaba a sentirse salada y
los gemidos se volvían más gruesos en la habitación.
Y se vino
en su boca sin avisar… el segundo
orgasmo de la noche y sin mucho esfuerzo.
Escuchó al
rubio moverse entre las sábanas… y lo vio salir con las finas gotas de semen
resbalando por las comisuras de sus labios.
Incluso su
pelo estaba manchado, el igual que su mentón y su cuello.
-
Malo…
¿Por qué no avisas? Ya eh bebido vino… no tengo mas sed…
-
Se que te gusta Jaejoong, incluso
más que el alcohol…
Sonrieron
ambos y aunque estaban cansados, se encontraron en un beso de nuevo.
Yunho limpió
su cuerpo e incluso su cabello, que se apegaba a su rostro debido al calor.
Se
acostaron y perdieron en sus pensamientos por un momento… ¿Qué decir en esa
situación?
Eran 2
desconocidos que convivían juntos… discutían cada vez que podían… tenían sexo
siempre que se veían, pero no sabían nada del otro.
El moreno
giró para poder apreciar la belleza de su amante.
Suyo, solo
de él… esa piel frágil como un papel, esa cintura pequeña, esos ojos perdidos,
esos labios hinchados y rojos como la sangre, ese cuello castigado por sus
besos, esas manos que hacían milagros, nadie puede imaginarse la sensación de
tener a tal criatura acostada así en su cama.
Casi podía jurar que era su tesoro más costoso…
pero no era un tesoro, por que ni los tesoros más deseados y prohibidos se
acercaban a valer lo que valía Jaejoong.
-
Yunho…
¿Por qué miras?
-
Shhh…
quédate en silencio.
-
¿Por…
por qué?
-
Por
que eres hermoso. – al rubio no le gustaba en absoluto que el Conde se pusiera
así de extraño con él, así que decidió darle la espalda e intentar dormir… pero
no podía hacerlo, no mientras sentía los dedos de su amante delinear su espalda,
el contorno de los pequeños huesos de su columna, causándole escalofríos… - ¿Me
odias?
-
No…
-
Se
sincero.
-
Sí,
te odio. – se quedaron en silencio un rato, hasta que la ansiedad los hizo
hablar otra vez – Yunho…
-
¿Si?
-
Tu
esposa… oí que tienes esposa.
-
¿Quien
lo dijo?
-
Los
campesinos… Minho y Taemin también lo han dicho…
-
Ella
no está aquí ahora. – la respuesta del Conde fue cortante y extraña, parecía
incomodarle hablar del tema.
-
No
la eh visto desde que llegué aquí… y eso, fue hace mucho.
-
No
importa donde esté…
-
La
estás engañando.
-
Shhh…
déjame preguntar a mí ahora.
-
Bien.
-
¿Que
hay de tu familia?
-
Mi
padre murió en guerra. Mi madre, no se donde está. Mis hermanas son esclavas de
terratenientes japoneses. Mis primos, fueron asesinados por tu ejército.
-
Tenías
muchas hermanas?
-
Sí…
9.
-
Wuau,
eso es mucho… dime, ¿Siempre estuviste solo?
-
No…
recuerdo cuidar a un perro y a un pájaro cuando era pequeño.
-
Por
eso tu cariño hacia los animales…
-
Probablemente.
Era la
primera vez que hablaban de esa forma. Se sentía extraño, y por un momento
tenían la necesidad de conocerse
.
Mientras
continuaban acostados, se oían los ruidos afuera de la habitación… Jonghyun le
gritaba a los otros 4 sirvientes... “las cortinas de las ventanas, siempre
tienen que ser rojas… las arañas deben limpiarse cada un mes, ustedes lo saben,
a él le molesta que haya polvo”
-
Yunho…
-
¿Qué?
-
Me
toca preguntar.
-
Bien.
-
¿Alguna
vez has matado a alguien?
-
¿Por
qué preguntas eso? ¿Tienes miedo de que te hiera o algo así?
-
No.
Se que me quieres demasiado como para herirme. – el Conde alzó una ceja por su
predicción. ¿Eso era bueno o malo?
-
Mmh…
sí, eh matado a muchas personas.
-
Mujeres
y niños… ¿También?
-
Si.
Mujeres y niños también. – el moreno era conciente de que mejor sería dejar de
responder, pero no podía hacerlo, se sentía sedado por la suavidad de su voz y
necesitaba abrazarlo, necesitaba tenerlo por completo entre sus brazos… y así
lo hizo cuando lo abrazó por la espalda. Jaejoong suspiró y apoyó su cabeza en
su pecho. – Está bien que me odies. Muchas cosas malas pasaron por culpa mía y
de mi familia.
-
Más
preguntas…
El rubio se
volteó para poder mirarlo de frente, incluso le devolvió el abrazo y se tomó su
tiempo para bostezar y acomodarse.
-
¿Qué
sientes cada vez que me tocas Yunho?
-
Muchas
cosas…
-
¿Y
cada vez que me besas?
-
Ganas de besarte más.
-
¿Y
cuando estás dentro mío?
-
Ganas
de hacerle saber al mundo entero que solo yo soy capaz de estar contigo.
Era fácil
para él responder, solo tenía que ser sincero y no olvidar todas las veces que
habían estado juntos…
-
¿En
qué piensas cada vez que me oyes gritar tu nombre?
-
Placer.
– ambos volvieron a sonreír, era la situación mas extraña y pacífica en la que
se hubiesen encontrado jamás - ¿Por qué preguntas todo esto?
-
Porque
quería asegurarme de que no te estuvieses enamorando inconcientemente… personas
como yo, no sabemos amar y no queremos ser amadas.
Capítulo 6 –
“Los celos”
-
Ahora si Ji Min, eh nombrado la palabra… “amor” – el
joven historiador se tomó muy literal el tema de hablar de eso…
-
No aún no… dijo “amar”. – Junsu interrumpiendo, como
siempre.
-
Casi lo mismo.
-
No entiendo como Jaejoong podía comportarse tan bien
con él, luego de que lo haya lastimado tanto.
-
Eso es obvio Junsu, Jaejoong siempre se sintió atraído
por Yunho y Yunho siempre estuvo enamorado de él.
-
¿Por qué dices eso Yoochun?
-
Vamos señor…Jaejoong jamás mostró repulsión a la hora
de estar con él, simplemente le molestó que no le respondiera que él era
especial o que lo tratase diferente... Y en cuanto a Yunho, no hace falta
explicar mucho… lo describe casi como si fuese una persona perfecta… un ángel.
Yo veo a una bestia completamente a la merced de su domador.
-
Que inteligente eres muchacho… pero a Yunho le costó
mucho darse cuenta de eso…
15 días
habían pasado desde la última vez que Jaejoong vió a Yunho caminar por el
castillo. Estaba algo así como desaparecido, y nadie quería tampoco hablar
sobre el tema. Aunque sí, se cansó de preguntarle a Taemin que siempre
respondía lo mismo: “¿Por qué preguntas? ¿Enserio te importa? Realmente no
entiendo que clase de mente tienes… eres masoquista”.
La realidad
es que él tampoco sabía por qué preguntaba.
Mientras
Yunho no se encontraba, el tenía absoluta libertad… dormía a cualquier hora,
comía cuando tenía ganas y en el lugar que el mismo eligiese…no tenía necesidad
de tener relaciones si no quería, no escuchaba gritos, ni ordenes, ni amenazas…
Esas
amenazas que tanto le dolían.
Le dolían
por el simple echo de que el Conde le había demostrado de lo que era capaz con
tal de hacerse respetar.
Sabía que
los típicos castigos no funcionaban con una persona tan fría como él, por eso
optó por buscar su punto débil y si que lo había encontrado el día en que se
discutieron en su habitación y descubrió su afinidad por los animales… en
especial los pájaros.
Jaejoong había
tenido compañía cuando era pequeño… entre tanta guerra y sufrimiento en la familia
que le tocó vivir. Un perro y un pájaro… que se asemejaba a un loro pero no
llegaba a hablar.
Tuvo como
un retroceso al día en que ambas mascotas fueron asesinadas frente a sus ojos
por unos soldados japoneses… solo por diversión y él… no había podido hacer
nada.
Si tanto
miedo tenía… ¿Por qué simplemente no se escapaba?
Esa era la
pregunta de los otros sirvientes, Minho, Key, Jonghyun y Onew… que se
encontraban realizando las tareas diarias… como siempre, mientras él se mantenía
sentado entre los arbustos, pensando…
Changmin
llegó desesperado interrumpiendo la tranquilidad del castillo.
“Noticias noticias, Taemin, llama a la Sra.Condesa … llámalos
a todos…”
¿Condesa?
Acaso hablaban de… ¿La esposa de Yunho?
“El frente
no logró penetrar la defensa coreana… el Conde fue herido y hemos perdido muchos
hombres. Volverá de improvisto en cuanto podamos conseguir carruaje… será mejor
que estén listos”
La cara de
horror se implantó en Jonghyun, que simplemente miró a sus compañeros y dio
unas cuantas órdenes. Se quedó a solas con Changmin, esperaba algo más de
información.
“Realmente
son bendecidos de estar aquí dentro, el país es un completo campo de batalla…
ya no hay lugar para nada, ni mucho menos solidaridad. Ni los hospitales e
incluso las iglesias… no se que buscan, pero las perdidas humanas son
infinitas. Los soldados heridos… las familias destruidas, las mujeres
secuestradas para la trata, los niños huérfanos, cada espacio aquí es de
nadie”.
Tal vez
Jaejoong entendió en ese momento porque aún no se había escapado.
Simplemente,
no tenía a donde ir.
Su familia
completamente destruida… trabajando en un burdel que lo hacía formar parte de una
barbarie… sin poder incluso quitarse la vida debido a esa tonta promesa, el no
saber nada de la vida de sus hermanas que aún, seguían prisioneras… un país que
estaba siendo reducido a cenizas y una forma de latir extraña de su corazón que
le hacía temblar el cuerpo cuando se imaginaba lejos de este castillo.
De repente
incluso, necesitaba saber por la salud del Conde.
Al cabo de
horas, Yunho llegó escoltado por muchísimos soldados e incluso campesinos
preocupados por su salud.
Después de
todo, su maldad, su rudeza y su historia habían echo que sus tierras se
salvasen del horror de la guerra.
El lugar se
volvió un completo descontrol y Changmin se preocupó por la presencia del
rubio.
Hace ya
unos meses corría el rumor de que el Conde estaba enamorado y que escondía en
su castillo a una de las criaturas más hermosas que habían pisado Japón, y no
solo eso… era de otra nacionalidad, de la opuesta.
El orgullo
de la Condesa
fue herido, los generales coreanos sabían que si eso era cierto, podrían llegar
a obtener beneficios, sus más profundos enemigos conocían hoy, un punto débil
del famoso “Conde de la Muerte ”.
¿Era el
momento para explicar quién era Jaejoong? ¿Qué hacía ahí? ¿Desde cuando
convivía con ellos? ¿Qué relación se establecía entre él y Yunho?
No,
definitivamente no… pero hay veces que no pueden evitarse esas preguntas.
El moreno
esperaba para ser llevado a su habitación junto a muchas enfermeras que
deberían curarlo, sentado en los amplios sillones… mientras tanto junto a él en
el salón principal, los generales y los soldados de alto rango también esperaban
por alguna noticia.
Todo iba
bien, hasta que… Jaejoong entró en la sala desde el parque trasero.
No lo dudó
ni un momento, pasó caminando prepotentemente entre todos los hombres allí
dentro. Si había algo que aún conservaba era esa arrogancia de saber que todos
debían moverse de su camino solo por reflejo, sabía que era perfecto, casi un
rey… pero de los miserables.
Cautivó
todas las miradas, incluso la de Changmin que se maldecía a sí mismo por no
haberlo sacado de ahí adentro. Yunho alzó la mirada y lo observó… aún con la
mano en la herida, tenía un corte bastante profundo en el sector derecho del estómago.
Le molestó
que todos lo miraran, le molestó incluso que pudieran llegar a tener
pensamientos sucios con él… por que sí, había algo que todos sabían… Jaejoong
no era un hombre normal, no era alguien posible de ignorar.
-
Arriba
Jaejoong… - le dijo el moreno de golpe, sin siquiera preguntarle como estaba ni
dejarle preguntar… a pesar de que hace tiempo no se veían. - ¡Arriba!
-
¿Estás
bien? ¿Incluso para dar ordenes?
-
Sí,
lo estoy, pero ve arriba.
-
¿Por
qué? No eh hecho nada malo… - Y cada vez se mostraba más incómodo… es que, por
cada segundo que el rubio pasaba ahí dentro, el se ponía un poco más nervioso y
enojado, y… no sabía porqué. - ¿No quieres presentarme con ellos? – señaló
divertidamente a todos los soldados ahí dentro, que lo miraban sorprendido, sin
saber como se atrevía a hablarle así al Conde.
-
Oiga,
Conde, es su compra proveniente desde Corea… ¿Verdad? Podría compartirlo…o si
quiere, ¡podríamos pagar también! – se metió de golpe uno de los soldados,
haciendo que la cara de Yunho se transforme y que comenzara a moverse en el
sillón.
-
Podría
hacernos el favor… es realmente hermoso, incluso más de lo que dicen…
Jaejoong le
sonrío a los hombres, seguida de una expresión de asco que no pudo evitar… y se
dirigió al mismo lugar donde el moreno se encontraba ardiendo en furia, pero
sin demostrarlo de algún modo en su rostro… después de todo, era el “Conde la Muerte ”, nada lo hacía
titubear.
Pero
alguien lo detuvo y lo sujetó fuertemente del brazo, obligándole a voltear para
mirarlo firme a los ojos, fue él… el Gral. Typhoon.
-
Dime
tu nombre.
-
Ja…Jaejoong…
señor…
Eso fue
suficiente para que Yunho perdiera la paciencia.
Nadie debía
tocarlo, nadie debía intimidarlo así, nadie tenía derecho a oírlo decir su
nombre… y menos enfrente suyo.
¿Señor? Le
había dicho… ¿Señor?
Eso lo
enfurecía aún más, ya que había pasado horas discutiendo con el rubio exigiéndole
respeto… pero él, simplemente se negaba.
-
¡Suficiente!
¡Llévalo arriba Changmin! – El morocho salió corriendo a cumplir las ordenes,
mientras que todos se quedaron callados y esperaron por las próximas palabras
del Conde – ¡Me esperas arriba!
-
Un
momento Yunho, el no tiene la culpa… - defendió Typhoon sin pensarlo, era la
única persona ahí con un título a su altura, y aunque no solían estar en
desacuerdo, esta vez lo estaban.
-
Mejor
no vuelvas a tocarlo sin mi permiso, solo eso voy a decirte.
-
Un
momento, es solo tu sirviente… y a mí me interesa, ¿donde quedó eso de…favor
por favor? Ya has estado con algunos de los míos.
-
No
es un simple sirviente. Toma lo que quieras de aquí, pero a él, no vuelves a
tocarlo. – la mano del moreno se dirigió al brazo del General, que arqueó una
ceja y comenzó a tener curiosidad sobre quién era realmente Jaejoong.
-
Estás
siendo injusto Yunho… tan preciosa piedra encerrada aquí dentro… soportando tus
gritos… ¿Crees que es justo?
-
Mejor
será que todos se vayan…. ¡Ahora!
Todos los
soldados allí presentes se retiraron… Changmin regresó y Typhoon se dedicó a
hablar por última vez…
-
Habían
dicho que no había situación que lograra preocuparte Yunho Jung… esto realmente
no es bueno para ti…- una mirada fría y un tono soberbio que no hizo flaquear el
rostro del Conde, que ya había retomado su postura habitual – Es tu amante
¿verdad? ¿Te ha enamorado? No me sorprendería en absoluto… es el hombre más
hermoso que eh visto… tal vez podríamos…
-
Tal
vez sería mejor que te marches. – interrumpió Yunho sin dejarle terminar de
hablar mientras sujetaba aún más fuerte su brazo… - Olvídate de su existencia…
-
Eso
no será fácil…
-
Será
casi tan fácil como matar al General de mi propio ejército… ¿Sabes?
Typhoon se
alejó liberándose de su amarre, completamente sorprendido.
Es que, por
primera vez, había conocido esa mirada profunda del Conde.
Si
realmente se había enamorado de un sirviente, eso significaría la existencia de
un punto débil en una persona que a veces no parecía real.
Y que
misterioso sería que ese punto débil sea nada más ni nada menos que ese chico…
Capítulo 7 –
“Una herida de espada”
-
Un momento señor… ¿usted habla del General Typhoon?
Typhoon? ¿El general heredero al trono que fue asesinado por su amante?
-
Si… ese mismo señorita…? Al que le arrancaron el
corazón…
-
Wuau, oíste Yoochun? Estamos escuchando la verdadera
historia del General!
-
Espera un momento Ji Min, ¿Cómo sabes que todo esto es
cierto? Óigame señor, no quiero faltarle el respeto pero…
-
Pero… mejor oiga la historia hasta el final, luego decida
si creerla o no…
-
Si te digo que subes… ¡SUBES! ¿Me oíste?
-
¿Tienes miedo de que tu general me lleve?
-
Yo… no le entiendo miedo a nada…
El
conde entró gritando a la habitación y no lo pensó 2 veces… sujetó a Jaejoong del rostro y lo obligó a mirarlo…
estaba harto de sus provocaciones, aún cuando hace tiempo que no se veían.
-
Si…tu me tienes miedo a mí Yunho, por eso no quieres que nadie me vea…
no quieres que nadie lo sepa…
-
¡Cierra la boca! – La mano del moreno sujetando el mentón del rubio, sin
medir su fuerza, completamente cegado… es que toda la cordura desaparecía cada
vez que Jaejoong formaba parte del problema – Miedo… ¿De qué? Te dije que
subieras, no me hiciste caso, debo castigarte…
-
¡Entonces dímelo con un poco más de autoridad por que no se me ocurre
hacerte caso!
-
Si fueses inteligente no dirías eso.
-
Suéltame.
Ambos
tenían un carácter bastante complicado, así que terminar forcejeando en esa
situación fue lo más leve que pudieron hacer.
Jaejoong
no estaba siendo inteligente y a veces hasta olvidaba quien era y porqué estaba
dentro de ese castillo… y Yunho, aunque tenía intensiones de no actuar más como
un monstruo frente a él, terminaba perdiendo todo autocontrol existente cada
vez que se sentía desafiado…
Es
que él, era “El Conde” y Jaejoong, una más de sus piedras preciosas… o eso
quería hacerse creer.
El
rubio se deshizo de su agarre y le ordenó a Yunho que saliera de la habitación…
pero éste se negó rotundamente…
Después
de todo, cada cosa ahí dentro le pertenecía… el cuarto no era suyo solo
“diplomáticamente”.
Todo
esto, colmó la paciencia del moreno, que cansado de discutir, lo empujó contra
la pared y lo obligó a mantenerse quieto. Se mantuvo en silencio pensando en
qué hacer…pero no encontraba palabras ni buenas ideas. Decidió entonces dejarse
llevar por su primer impulso.
Su
sirviente iba a tener que pagarle la falta de respeto de un modo satisfactorio
para él.
Jaejoong
se sintió mal, se sintió mas esclavizado que nunca… y al sentir los labios de
Yunho sobre su piel, besando su cuello
de repente, ignorando cualquier señal de discusión previa… le hizo tener la
necesidad de demostrarle que, si quería seguir siendo su amante… iba a tener
que empezar a respetarlo de igual modo.
Intentó
apartarlo, no lo logró… y no tuvo mejor idea que escupirlo en el rostro cuando
encontró la oportunidad.
Nada
mas desubicado y desafiante que eso. Nunca había cruzado los límites de la
tolerancia de ese modo. Y hasta él se sorprendió, por que sabía que no le
esperaba nada bueno…
Así
el Conde perdió la paciencia que le quedaba… y no era para menos.
Jaejoong,
tuvo ese miedo que le provocaba ganas de llorar, por segunda vez desde que había
pisado ese castillo… a tal punto que intento pedirle perdón, pero era tarde.
-
Lo siento. No… no quise hacerlo… - un silencio en la habitación, Yunho
simplemente agachó la mirada – Por favor, no vayas a enojarte conmigo… no te
descargues con los pájaros… no….
-
Mejor cierra la boca de una vez y arrodíllate. – fue serio, fue hasta
doloroso ya que enserio Jaejoong, tenía una esperanza de encontrar algo en el
corazón de su señor. – Vamos… esto va a salirte muy caro…
-
¡¡Por favor… intentemos que esto termine bien, no puede ser que no te
importen ni un poco las cosas que te pido!! – fue una súplica escondida…acompañada
de un rostro completamente asustado, agotado… - ¡Respóndeme Yunho! ¡No te
quedes ahí parado… haz algo! – pero su amante, seguía callado, mirándolo fijo,
casi como si se hubiese vuelto loco – ¡Haz lo que tengas que hacer! ¡Así sea
pegarme o simplemente encerrarme aquí de por vida, pero por favor ya no
intentes destruir mi mente!
-
No quiero que digas eso…
-
¿qué diga qué?
-
Que no me importa nada de lo que me pides.
-
Yo… - ¿Qué iba a responder a eso? ¿Yunho realmente decía la verdad? Él
no podía negarlo… todos sus caprichos eran cumplidos y era cuidado y defendido como un rey, pero algo faltaba y
odiaba pensarlo… - Yo… yo siento eso, perdóname.
El
moreno avanzó hacia Jaejoong cuando terminó de hablar.
Él
lo sabía… recibiría la golpiza de su vida o… peor aún, usaría su cuerpo a la
fuerza para desprenderse de su enojo.
Maldijo
mentalmente, tanto al Conde como a él mismo… odiaba sentir esa sensación de
debilidad y cansancio… odiaba sentir que quería establecer una relación
pacífica con él y que realmente le preocupaba que sus súplicas no sean
escuchadas.
Pero
se llevó una gran sorpresa…
Yunho
solo se acercó y le acarició el rostro…lo miró a los ojos y juró, casi podía
desmoronarse ahí mismo al ver la profundidad que escondían esas orbes oscuras.
Lo
sujetó con ambas manos y delineó tranquilo sus labios. Como si fuese una escena
romántica, de esas parejas que deciden conocerse por primera vez entre tanto
caos.
Para
ambos, sentirse de ese modo después de tanto tiempo resultaba extraño… y más para
el Conde, al notar temblar el labio inferior del rubio cada vez que uno de sus
dedos lo recorría… lo había asustado… lo estaba por hacer llorar.
…
luego lo besó, una y otra vez, hasta que ambos cerraron los ojos por reflejo y
se dedicaron a profundizar un poco más el contacto.
Jaejoong
se sintió como un tigre domesticado y Yunho un completo idiota…
Pero
no tan idiota como para decirse enamorado…
Por qué si… para Yunho el “estar
enamorado” era más humillante que declararse un hombre idiota.
Le
lengua de Jaejoong dejó de moverse, después de todo el moreno estaba ansioso y
casi se desesperaba intentando apoderarse por completo de los movimientos. Olvidando
la ternura otra vez, y así con ella, la pelea anterior.
Jugueteaba
con su labio, lo absorbía antes de soltarlo… lo mordía y luego volvía a
saborearlo… se moría por él… pero de un modo que llegaba a molestarle.
Sus
manos juguetonas y un beso interrumpido por una sonrisa, cuando una de las
piernas del rubio subió al costado del moreno… éste lo sujetó y acarició a la
vez… dibujó una sensible línea, hasta terminar con la mano en su trasero.
Pasar
de gritos y golpeas a caricias y besos, era sumamente normal cuando se trataba
de ellos.
No
se podía ser tierno con Jaejoong, simplemente era imposible cuando hacía esas
cosas.
Y
mucho menos si gime a propósito cerca de tu oído, y te hace erizar el cabello
cuando sientes su respiración.
Podrías
correrte de solo escucharlo mientras tienes las manos atadas.
-
Mmh… muérdeme, muérdeme, un poco más… - Yunho se encargaba de su cuello
y de friccionarse un poco más… si todo iba bien, esa tarde iban a tener sexo
luego de tanto tiempo y sí, todo empezaba luego de una pelea como siempre –
estás siendo suave…. – eso no le gustó en absoluto, así que jaló de su cabello
y le obligó a echar la cabeza hacia atrás… ahora sí, una mordida molesta que marcó
su nívea piel gracias al moreno.
-
Me molesta tu técnica de gemir en mi oído para excitarme. – hasta que
punto adquirían esa confianza cuando intimaban… ya no tenían vergüenza incluso
de reprocharse cosas.
-
Porque funciona… ¿Verdad? Por eso te molestan…
Si
que funcionaban, y tal vez demasiado.
Yunho
lo levantó y llevó hasta la cama, cayeron sin darse cuenta… mientras Jaejoong
se iba quitando el mismo la remera.
Su dictador, su mártir, su Némesis…
Pero
aún así… le encantaba esa forma de darle placer que encontraba… un poco de
sensualidad, de rebeldía, de morbo.
Mientras
continuaban besándose… buscó la entrepierna de Yunho… ya era hora.
Pero
se encontró con algo que le llamó la atención a la altura del abdomen… estaba
húmedo y no, era imposible que estuviera hablando de su amante tan precozmente…
aguantaba siempre, lo justo y lo necesario.
Tanteó
algo más la zona y tuvo más curiosidad… alzó la mano y ahí lo notó…
Sangre.
Yunho
estaba herido, por eso había regresado de combate, por eso se encontraban todos
los soldados en el castillo, por eso habían discutido… por eso habían terminado
desesperados en esa cama a punto de echarse otra vez, sin haber aprendido que
no podían basar la relación en puros encuentros sexuales.
-
Yunho, estás sangrando…
-
No importa…. – el rubio ya se encontraba con el torso desnudo, mientras
que su amante lo besaba y jugaba con sus pezones… no podía evitar sonrojarse y
temblar de vez en cuando. Pero… ¡Yunho estaba herido!
-
¡Sí… si importa! Como… ¿Cómo no lo has notado?
-
Cuando estoy contigo… nada me importa. Así sea la herida más profunda
del mundo.
Y
fueron textuales aquellas palabras las que le hicieron caer por completo en la
cama y terminar mirando la araña que los alumbraba… esa que el mismo Yunho
había comprado para su habitación, luego de uno de sus tantos caprichos.
No
sabía que decir, ni que hacer… pero de algo estaba seguro, el moreno no
aguantaría mucho más perdiendo sangre de ese modo.
-
Es… espera…
-
¿Que ocurre?
-
Te vas a desmayar tonto… mira la cama, ¡estás sangrando!
-
¿Y eso que importa?
-
Claro que importa… ahora debes atenderte, yo voy a estar acá cuando te
despiertes…
-
Pero yo… te quiero ahora. ¿No lo entiendes? No puedo, no puedo esperar…
-
Me quedaré aquí… no lo dudes…
-
Jaejoong…
-
¿Qué?
-
Jae…Joong…
-
¿Qué? ¡No seas terco!
Pero
no llegó a responderle y cayó rendido sobre él… había perdido la conciencia y
no solo eso, su cuerpo hervía y no creía que fuese solo por la excitación del
momento… estaba volando de fiebre.
Salió
del cuarto corriendo, pidiendo ayuda. Las enfermeras y el médico acudieron y el
rubio simplemente bajó, a ser observado por todos nuevamente, pero esta vez
para pedirles a que se retiren, ya que Changmin yacía en el cuarto y los
sirvientes no comprendían nada de aquella situación.
Todos
le hicieron caso… aunque había sido extraña la forma en que lo miraron, así
también la desconfianza y curiosidad que tenían sobre él.
Nada
de eso pasaba con Typhoon por supuesto, que se quedó observándolo mientras
bebía.
-
Mejor… márchese señor…
-
Si me lo pides tú…
-
Se lo agradezco. - Se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero antes
de salir volteó a mirarlo - ¿Eres su amante?
-
No.
-
Mmm, poco creíble.
-
Su suposición… también es poco creíble.
-
No… tú eres la prueba de que es verdad…
-
¿Qué significa eso? Puedo ser cualquier persona aquí… su simple
sirviente desde luego, un aficionado…un comerciante…
-
Mejor… no te dejes marcar tan fácil para la próxima, JaeJoong. – el
rubio se sorprendió y se llevó la mano al cuello… ¿Cómo podía haber olvidado
las marcas… y las ropas tan desalineadas? – ¿Ese es tu nombre verdad? Jamás
podría olvidarlo…no es necesario que finjas conmigo… hay miles de niñatos como
tú… se venden a Yunho esperando salvarse de la mierda en qué se convirtió el
mundo…
-
No me compare con nadie, soy diferente. Y sabe, noto cierto tono lleno
de halagos en su deducción.
-
Lo sé, por eso te digo que lo mejor será que vengas conmigo…
-
Déme un motivo…
-
Yo no voy a humillarte frente a los soldados, para luego encerrarte en
una habitación.
Un
silencio por parte de ambos.
Era
su oportunidad de irse, por lo menos del castillo que a veces, lo hacía sentir
prisionero.
-
Acaso… ¿Tienes un pacto con el Conde o algo así?
-
Mmmh, tal vez, puede ser que haya algo así…
-
Trazar un pacto con Yunho Jung es de idiotas. – Jaejoong giró la cabeza
y se rió, recordando una escena de minutos atrás… ser idiota, ser inteligente
era casi lo mismo para él.
-
No soy una persona idiota señor, soy algo mas inútil y mas tonto que
eso. Con el tiempo se dará cuenta de qué significa…
-
No me interesan los acertijos… y no me gusta que me rechacen, cuando
digo que quiero algo, simplemente lo obtengo.
-
Va a tener que hacer muchas cosas más a parte de hablar… así que,
General, lo invito a retirarse... otra vez.
Typhoon
se rió y vio la cara de frustración del rubio… sería mejor no molestar más por
hoy.
Se
acercó a él y sujetó su mano, educadamente le depositó un beso y salió
caminando del castillo.
Changmin
observó todo desde la puerta, había muchas cosas para decir…
Pero
solo le advirtió a Jaejoong que ni soñara en marcharse de ese castillo, al
menos que quisiera cargar con varias muertes.
Capítulo 8 –
“Changmin sabe la historia”
-
Déjenme decirles algo a los 3… uno no se da cuenta
pero, ¿Cuántas veces hablan o piensan en el amor durante el día?
-
No lo se… no muchas veces… yo, al ser mujer, me
considero más sensible… así que calculo que un poco más que Yoochun y Junsu
seguro…
-
Y si lo miras de este modo…
-
¿Qué modo?
-
Cuándo cantas una canción … cuando lees una historia…
cuando miras una obra de teatro… cuando vez a
la persona que quieres a tu lado…¿En qué piensas?
-
En amor por supuesto. – Junsu fue rápido en
responder, Ji Min y el hombre alzaron la
vista – Es el sentimiento más extraño que conozco.
-
¡Claro que sí chico!
¡Aquí es cuando empieza a cambiar la historia!
Corrían
todos en la sala principal del castillo… los sirvientes cargaban platos, utensilios,
arreglos florales y se encargaban de llevar de un lado al otro la comida.
Changmin
terminaba de elegir la decoración y temblaba intentando no pensar en que
desorden habría si a su primo no le agradaba alguna de todas sus decisiones.
Jaejoong miraba la araña que colgaba sobre el centro de la mesa mientras
descansaba en el sillón y Taemin arreglaba su cabello.
Todo esto,
porque era la llegada del Conde, por primera vez luego de que haya partido con
herida incluida.
Sería otro
de sus logros, continuar en batalla casi inmóvil.
-
Jaejoong…
deberías cortarte el cabello…
-
Él
no quiere, a él le gusta así…
El rubio
respondió sin dejar de mirar los preciosos diamantes que conformaban la nueva
decoración, casi por reflejo…
Es que
últimamente siempre era así, siempre que no estuviese Yunho en el castillo se
lo veía perdido.
Los
sirvientes no entendían que pasaba por su cabeza realmente, ya que al principio
se suponía que lo odiaba y que se escaparía e incluso hasta mataría en el
momento que encontrase una mínima oportunidad.
Changmin lo
miraba con curiosidad y casi podía entender porque soportaba al lado de su
primo a pesar de las amenazas que recibió al principio: eran casi igual de
perversos.
¿Quién tiene la culpa al fin y al cabo?
¿El que somete? ¿O el que se deja someter con
gusto?
-
¡Atención!
– gritó el morocho mientras inspeccionaba el último de los arreglos florales –
el Conde llegará pronto… al igual que mañana por la mañana los invitados…
quiero orden, responsabilidad, delicadeza y perfección a la hora de preparar
las cosas y satisfacer a los invitados.
-
Si
señor. – se escuchó el coro proveniente de los 5 sirvientes que voltearon a
seguir a con sus tareas. Jaejoong lo miró, por primera vez en todo el día.
-
¿Qué
debo hacer yo?
-
Lo
que el Conde te diga.
-
Pero…
antes de eso, mientras espero.
-
Haz
lo que quieras. – Por algún motivo Changmin se negaba a ser amable con el rubio.
No podía evitar ser cortante con el y hasta un poco agresivo con sus respuestas.
Es que le daba rabia el hecho de pensar que él se llevaba todos los buenos
tratos de Yunho y también su atención. No entendía el porqué… no entendía como
había logrado tenerlo amarrado de esa forma. – incluso si quieres escaparte, no
planeo detenerte.
-
No
voy a irme.
-
Ja,
¿debería creerte?
-
Si.
No voy a irme, no tengo porqué. – eso si que lo desconcentró… ¿Qué no tenía por
qué irse? Acaso… ¿Era masoquista enserio?
-
¿Qué
tienes en la cabeza?
-
¿Por
qué preguntas eso?
-
¿Quién
en su sano juicio quiere quedarse en este castillo?
-
Esa
respuesta la tienes tú, la tengo yo, y todos los sirvientes aquí presentes. –
Ahí si que no podía decir nada, sin dudas tenía razón, él mismo no había dejado
el castillo aunque varias veces había tenido la oportunidad.
-
Yo
soy su primo, y los sirvientes son huérfanos de guerra ¿Sabías? Pero tu no eres
su familiar, ni mucho menos un huérfano de guerra. A ti te compró y te
esclavizo, solo eso.
-
Suena
como si eso te molestara… en todo caso, sería mi problema y no el tuyo.
-
Eres
irritante.
-
Lo
siento. – ambos suspiraron y dejaron de hablar, aunque tenían ganas de hacerse
muchas preguntas, pero no, mejor mantener el silencio. O mejor hablar, pensó Jaejoong al rato. – Changmin… ¿Qué hay de la familia de Yunho?
-
De…
¿Mis tíos?
-
Así
es…
-
Ellos
murieron, hace bastante tiempo ya.
-
¿Cómo?
-
Mi
tío en batalla… mi tía, dicen por ahí que de tristeza. Jamás se supo bien por
qué…
-
Wuau,
tristeza…
-
Así
es, jamás pudo superar la muerte del Gran Conde. Yunho era pequeño, no entendió
casi nada… pero Typhoon y los grandes generales se
hicieron cargo de él y de su hermana, y lo entrenaron. Mi padre mantuvo el
puerto durante ese tiempo, pero al morir, y con muy poca edad, Yunho tuvo que
acceder el título.
-
¿Tiene
una hermana?
-
Sí,
y es menor que él. Está a cargo de otros sectores del ejército, no tan
comprometida como él. Es menor, y su mano es muy codiciada, después de todo
mientras el actual Conde no deje descendencia sería el único modo de heredar
todo lo que posee.
-
Sería
interesante conocerla, debe ser muy hermosa…
-
Lo
es, mi prima es realmente maravillosa, en todos los sentidos… pero Yunho es
demasiado agrio con ella. Por lo menos desde que sus padres fallecieron.
-
Ahhh…
¿Por qué es así? ¿Por qué se aleja de todo el mundo? Son hermanos, tendrían que
apoyarse… no lo entiendo… mis hermanas, yo las amo y daría lo que fuera por
volver a verlas… si alguna vez soy frío o distante es justamente por temor,
temor a volver a aferrarme a algo y luego…
-
…
luego perderlo Jaejoong. Eres igual a él, aunque no te des cuenta.
-
¿mmmh?
-
Yunho
no quiere aferrarse a su hermana. No solo para no depender de nadie, si no, por
que le recuerda vilmente a su madre.
-
¿Y
cuál es el problema?
-
Le
guarda rencor… rencor por haber sido tan débil. – el rubio miró sorprendido,
era como una novela trágica de esas que le habían hecho leer de pequeño, pero
esta vez con un personaje que el conocía – Escúchame bien…. A él lo criaron
bajo el orden de la responsabilidad y el deber… todo iba en marcha para que
accediera a su título, para llevar a su país al triunfo. Nada se le permitió
hacer de pequeño, el jamás jugó, jamás habló con niños de su edad, jamás sonrío
o tuvo la oportunidad de querer a otra niña y sentir cosas por ella… cuando
creyó que se merecía todo eso, su padre muere y su madre… detrás de él. Ella
abandonó todo, incluyendo a sus hijos y sus deberes, solo por amor.
-
Realmente
fue una mujer valiente…
-
Yunho
no lo ve así… él cree que fue débil y se encargó de poner en duda todos sus
principios, esos que su padre le había enseñado.
-
Tal
vez por eso jamás habla de ellos.
-
Tal
vez… y ¿Sabes a qué le echó la culpa?
-
¿A
qué?
-
Al
amor. Piensa que el amor le hizo perder la cordura y que por eso él y su
hermana se quedaron solos… ahora no quiere ni imaginar aferrarse a alguien.
-
Que
triste…
-
Tiene
una vida difícil… solo eso. – la cara de Jaejoong se mantuvo curiosa y fue ahí
mismo cuando Changmin entendió por qué realmente no había dejado el castillo… -
Tal vez por eso no dejé el castillo… por qué se lo que sufrió y él no tiene la culpa. No quiero volver a
pensar en que sienta cariño de nuevo… para después perderlo como perdió a sus
padres… es por eso que me enferma pensar que está enamorado de ti…
-
Ahora
entiendo…
-
¿Qué
entiendes?
-
Por
qué me odias…
Los
sirvientes entraron a la habitación, dando por finalizada la charla. Detrás de
ellos, Typhoon junto a 2 soldados más se quedaron
sorprendidos al ver las nuevas decoraciones… y por Jaejoong y Changmin por
supuesto.
-
El Conde llegó señor, no se olvidé de darle sus cálidas felicitaciones y
saludos, no podremos quedarnos para el almuerzo de mañana. - El rubio no podía
evitar reír cada vez que llamaban de esa forma al morocho, es qué a sus ojos se
veía tan débil y sumiso que no se lo imaginaba obteniendo el respeto de un
ejército entero – A usted también joven Jaejoong… será mejor que lo salude… -
dijo Key educadamente a ambos.
-
¿Por qué el saludo? ¿A que se refiere?
-
Mañana Yunho cumple 21 años… olvidé comentártelo….
Sonrío
y se inclinó para despedirse de los generales, incluyendo a Typhoon que lo
observaba como siempre.
Era
conciente de que el hombre estaba totalmente obsesionado con él, pero no le
importaba. En ese momento solo podía pensar en algo, algo que hiciera feliz a Yunho.
El
por qué de tal pensamiento… no lo sabía.
Pero
se le hacía imposible no sentirse un idiota.
Tal
vez no eran tan diferentes como pensaban.
Ambos
tenían miedo a aferrarse a cosas que pudieran desaparecer.
Sabían
lo que significa perder a alguien, gracias a crueles experiencias que los
perseguían desde pequeños.
Siempre el amor tenía la culpa de
todo
Por
eso era mejor que la vida avance sin volverse dependiente de nadie, haciendo lo
que cada uno quisiera y sin averiguar mucho de las otras personas.
Con
saber los nombres bastaba… para Jaejoong a veces, ni eso era necesario.
Pero
hoy se encontraban en una situación que los hacía ver pequeños… casi como el
día en que perdieron a sus familias.
El
rubio llegó a su habitación y comenzó a vestirse. No olvidó las cremas, los
perfumes, ni muchos menos el maquillaje que a veces solía usar cuando se
proponía estar presentable.
Aunque
claro estaba, al moreno eso mucho no le importaba.
No
pude evitar sentirse extraño y molesto… pero a la vez pleno y emocionado
mientras terminaba de abrochar su camisa
Era
raro… tenía miedo, estaba ansioso…
Al
igual que Yunho, que perdió el sentido
del humor y se quejó con los sirvientes
y Changmin, al entrar al salón principal y al no ver a Jaejoong ahí sentado,
esperándolo.
~ Tan fino y tan imprudente… puede dártelo todo, como puede dejarte sin
nada. Te hizo sentir tan pleno, pero lo luego tan desgraciado. Si estás a su
lado, eres feliz, pero si no, tu vida pierde sentido. ¿Eso no es algo
enfermizo?.... ~
…. Y qué más da… Así, es el amor.
Capítulo 9 –
“Tyephoon”
“El burdel abre sus puertas otra noche más.
Todo es más fácil desde que la guerra terminó, o eso parece.
Fue un tratado lleno de hipocresía pero, a pesar de todo, resguarda
muchas vidas.
Miles de soldados regresaron a sus casas, miles de niños se salvan de
tener que participar de esos asesinatos en masa y las ciudades más grandes de
Japón y Corea, finalmente pueden comenzar a progresar.
Aún permanece el poder de los Condes, que ahora son los encargados de
mantener paz entre los límites de las pequeñas colonias. El resto de los
terratenientes, continúan con su vida, intentando no perder el poder que les
queda entre una sociedad que cada vez se niega un poco más a aceptar todas sus órdenes.
La autoridad de ellos se vio afectada con la fatal perdida del Conde
Jung, que simplemente ah desaparecido, a tal punto de haberlo dado por muerto.
Al igual que su puesto libre, se encuentra el del General Typhoon que fue
hallado apuñalado en su propio castillo.
Nadie puede explicar que pasó, ni quién fue el asesino y como burló la
seguridad… o donde está el paradero exacto del otro Conde… solo se sabe que un
joven que lleva la mitad de su nombre ha sido el heredero de ambas fuerzas, con
tierras y ejércitos incluidos.
De una buena vez se logró una parcial unión, que mantiene a la sociedad
pacífica.
Hoy en día las ciudades ya no son lo mismo.
El orden y la justicia tal vez han avanzado un poco.
Hoy en día el burdel, ya no es lo que era antes. Incluso los
trabajadores ahí dentro tienen sus derechos. Los turistas pasean y fotografían
cada lugar… lugares que son descriptos una y otra vez en una leyenda… que nadie
sabe quién empezó a contar.
Es extraño, ya que esta clase de historia suele hablar de hechos
realmente antiguos… pero éste es bastante reciente y sin embargo, nadie tiene
certezas de nada.
Nadie sabe donde está el Conde.
Nadie sabe quién destruyó el Castillo de la familia Jung aquella noche.
Nadie sabe quién asesinó al general Typhoon.
Nadie sabe el nombre de los 5 sirvientes de la historia, ni mucho menos
donde están.
Nadie sabe si existió verdaderamente un tal… Kim Jaejoong… tan presente
en la leyenda.
El burdel, sin embargo, afirma lo último y son muchos los viajeros que
pasan por aquí intentando conocerlo… ya que dicen realmente era hermoso y fue
el causante de las peleas en la propia nobleza.
Hoy, 4 personas se encuentran hablando en una de las últimas mesas.
1 pareja, y dos jóvenes más… aunque se puede asegurar que uno de ellos
es mayor que el resto.
Parecería que les está contando la historia a los más pequeños…
La dama, luce emocionada y curiosa… su novio, un poco desinteresado…
pero no se niega a opinar y a escuchar, y el último joven se muestra
sorprendido cada vez que puede.
El hombre habla y les invita tragos, a quienes pueden ser considerados
turistas esa noche.
Sin embargo la mujer no puede evitar preguntarse… como es que el señor
que les habla sabe tanto de aquella supuesta “leyenda”.
Jaejoong
deambulaba por el jardín cuando vio a Typhoon sentado junto a la fuente, esa
donde amaba pasar el tiempo libre junto a su pequeña mascota, la que había
obtenido de una forma tan peculiar.
A pesar del mal encuentro que el pájaro había
tenido con Yunho aquel día, siguió manteniéndose cerca del rubio aún cuando se
lo dejaba en libertad… y Jaejoong lo alimentaba cada vez que podía.
A pesar de
qué quiso evitar al general, éste lo detuvo ignorando que no tenía intenciones
de hablar con él.
Se ponía
molesto cada vez que lo veía, y Yunho aún más… cuando se enteraba que Typhoon
quería cortejarlo.
Solo quería
evitar problemas ese día.
-
¿Por
qué te escapas?
-
Por
que, permítame decirle señor… no tengo intensiones de hablar con usted…
-
Veo
que el Conde te malcrío bastante sirviente… jamás deberías oponerte a las
órdenes de un superior.
-
Usted
no me ordenó nada. – El general alzó una ceja e interpretó aquello como una
insinuación del rubio, que en realidad, solo quería continuar caminando.
-
De
acuerdo… vendrás conmigo a mi castillo esta noche… ¿SÍ? Y es una orden.
-
Mmh…
-
¿No
dirás nada?
-
No
iré. – sonrío resignado… sabía que Jaejoong se opondría de todos modos.
-
Dijiste
que cumplirías mis órdenes…
-
Siempre
y cuando Yunho me lo permita.
-
¿Y
cómo sabes que no te lo permitirá?
-
Es
obvio. No quiere que ningún sexópata me toque.
-
Eres
tan irresponsable al decir eso…
-
No
hay nada que me haga tenerle miedo señor… así fue como Yunho entendió que yo no
era uno más de su colección.
-
Él
no fue lo suficientemente duro contigo, yo tengo el modo de que no me puedas
decir que no, esclavo…
Tyephoon se
acercó peligrosamente a su rostro y el rubio, no supo como reaccionar.
No quería
admitirlo pero, el hombre le generaba un poco de temor…
Desde que
había comenzado a vivir con Yunho se había vuelto demasiado blando y eso, le
molestaba considerablemente.
Sintió el
aliento caliente del general y se echó hacia atrás… pero igualmente alcanzó sus
labios. Tembló y se quedó quieto hasta que sus brazos lo intentaron empujar…
pero él lo sujetó fuerte, impidiéndole cualquier movimiento.
-
Suéltame.
-
Tu
no me obedeces a mí… entonces yo tampoco.
-
¡Suéltame
o voy a gritar!¡Llamaré a los sirvientes y les diré que estás agrediéndome!
-
¿A
quién crees que van a creerle? A mí que soy un general o a ti… ¡un bailarín
ordinario de burdel!
Jaejoong se sintió sumamente ofendido… después
de todo… ¿Quién era él para llamarlo así?
Le hizo recordar pesadamente al Yunho de los
primeros meses… con el que era complicado hablar y el que mandoneaba todo el
tiempo.
Le dio un cachetazo en el rostro que lo hizo
retroceder… pero se arrepintió de inmediato, ya que, después de todo… él no era
el Conde y probablemente no iban a tener el mismo desenlace… ese que les
permitía terminar peleando, pero de otro modo.
Se tapó la boca con las manos, sin saber como
reaccionar… y agradeció a Changmin y a Jonghyun que aparecieron de golpe en el
jardín, si no, no sabía que iba a poder hacer el Typhoon.
-
¿Algún
problema General? – Changmin le preguntó irónicamente, ya que había visto la
escena desde lejos – Parece un poco… dolorido…
-
Ninguno.
¿Verdad Jaejoong? – respondió el irónicamente. Jamás iba a admitir que fue
atacado por un sirviente.
-
Así
es… ninguno.
-
Mejor
acompáñenme adentro…la cena ya está servida y su carruaje llegará pronto.
-
De
acuerdo.
-
Retírate
Jonghyun, y acompaña a Jaejoong a su cuarto.
-
Enseguida
señor. – el sirviente suspiró aliviado, después de todo, parecía que iba a
saltearse un gran castigo.
-
No
olvides lo que te dije – acotó el general, antes de que éste pudiese retirarse.
-
No
lo olvidaré general. – el rubio se fue sin decir ninguna otra palabra… se
sentía tan molesto, podía jurar que lo odiaba aún cuando solo había hablado con
él pocas veces.
-
Changmin….
-
Si
Typhoon…
-
Dime
el nombre completo del sirviente y de qué ciudad Yunho lo ha traído.
-
Kim
Jaejoong, y perdóname, pero no recuerdo el nombre de la ciudad.
-
¿Nada
específico?
-
Mmmh…
tal vez podría servirte el hecho de saber que él participaba en aquel burdel
del sur tan famoso… ese donde descansan los viajeros y los soldados de ves en
cuando.
-
En
el sur de Seúl… ¿verdad? Ese pueblo que vive a base de ese antro…a pocos
kilómetros de donde gané mi primera batalla y tomé mis primeros prisioneros…
-
Claramente
ese lugar, tuve el agrado de estar contigo en ese entones.
-
Estupendo…
- sonrió satisfecho, ya que con eso le bastaba para encontrar un punto débil en
el rubio, aunque él no lo supiera.
-
¿Por
qué preguntas?
-
Me
interesa… odio admitirlo pero me encantaría que pudiera venir conmigo…
-
Eso
no es posible, Yunho te cortaría las piernas antes de permitirlo.
-
Por
lo menos una noche…
-
No,
ni una noche… no sabes como reacciona cuando alguien le habla de él.
-
¿Por
qué? ¿Por qué se ha vuelto tan blando?
-
No
se ha vuelto blando… solo él lo hace reaccionar así.
-
Que
imbécil… parece un adolescente…
-
¿Y
tú? Tú estás haciendo lo mismo… con tantos sirvientes, por que pelearte con tu
colega por uno que sabes traerá problemas… ¿Por qué demonios todos se comportan
así desde que él apareció? Me enferma…
-
¿Qué
es lo que te enferma?
-
Me enferma pensar que tú también estés
enamorado de él…
El silencio
de Typhoon podía hacerle pensar muchas cosas al morocho… pero mejor prefirió no
volver a tocar el tema… es que enserio le indignaba como se comportaban, y más
al recordar que era por Jaejoong.
Sí, le
parecía un hombre hermoso, provocador y misterioso… pero su humor y carácter lo
volvía odioso.
La
prepotencia con la que hablaba y lo que era aún peor, lo desafiante que
resultaba ser a veces, no dejaban a Changmin tener un buen concepto de él.
Eso sin
contar que era un sirviente con beneficios, que desperdiciaba oro en cada uno
de sus caprichos y que se acostaba con Yunho, que a pesar de su ausencia… tenía
una esposa la cual a él le caía bien.
Si Typhoon
se lo llevaba, tal vez sería mejor para él e incluso para el castillo completo…
por ende, iba a ser mejor ayudar al general a encontrar más información…
-
Oye…
¡Typhoon!
-
Sí…
-
Algo
más se sobre él que tal vez podría servirte…
-
Dime…
- se volteó y se puso curioso… mientras tanto, la molestia de Changmin crecía
más y más. – serás recompensado luego si es necesario… pero para eso necesito
datos que me sirvan…
-
Bien.
Oí que sus padres han muerto… pero sus hermanas no.
-
Y eso… ¿Qué significa?
-
También
le escuché contar a los sirvientes que ellas han sido prisioneras de guerra. Es
más, que han caído en manos de tropas Japonesas…
-
Tú
crees que... ¿Yo podría conocer a alguna de sus hermanas?
-
Tal
vez… incluso alguna podría ser tu prisionera…
El rostro
del General se iluminó…
Y es qué
sabía que de ser cierto lo que Changmin le decía, tendría una gran propuesta
para Jaejoong… y en caso de no aceptarla, un gran soborno.
[…]
Fue una
cena normal… de esas previas a otras más grandes.
La relación
de Yunho con el general había empeorado considerablemente… teniendo en cuenta
de que se habían criado juntos y sus primeros logros fueron a la par.
Jaejoong
estaba inquieto y no iba a negar que tenía un poco de temor a que tanto
Changmin como Typhoon dijeran algo que pudiese molestar al Conde.
Mañana iba
a cumplir años… por lo menos por ese tiempo no quería molestarlo.
Se sintió
también amenazado y observado… a tal punto que al terminar su plato se levantó
y se marchó a su cuarto… sin siquiera dar los correspondientes saludos.
Yunho no
dijo nada.
-
Querido
general… espero nuestra relación no se vea afectada por un capricho suyo. – el
moreno dijo de golpe, a penas vio que el rubio dejó la habitación.
-
Me
extraña colega… me extraña que confíe tan poco en mí… pero no pelearé… no en tu
víspera de cumpleaños.
-
Me
parece bien.
-
Ahora
dime. ¿Qué harás cuando tus invitados lleguen mañana? ¿Esconderlo? – de
repente, dejaron la formalidad y pasaron a ese lenguaje de “hermanos” que los
caracterizaba.
-
Ese
no es tu problema… será mejor que te sigas comportando como siempre lo hiciste…
-
No
Yunho, ahí está tu error… tu continúa comportándote como siempre lo hiciste… ¡no
fabriques tu mismo tus puntos débiles, no los dejes tan al descubierto! Mañana
tendrás una fiesta importante y lo echarás todo a perder… ¡por dios! Mañana tu
esposa y sus hermanas vendrán a verte y tu… tu te encontraras flechado con un
sirviente… ¿Lo crees justo?
-
No
es como si estuviese flechado o algo así… ya deja de ver problemas que no
existen.
-
Si
tu lo dices… - Typhoon se mostró resignado… a veces prefería que el Conde se
mantuviera callado. Era obvio, y él lo sabía. Su corazón estaba tomado – Mejor
el consejo que me has dado a mí… tómalo para ti… pero mejor cambia algo… en vez
de pensar en nuestra relación, piensa en tu vida… que no se vea afectada por un
capricho tuyo…
Y así su
General se retiró de la mesa sin decir ni una sola palabra más.
¿Changmin?
Él se
encontraba comiendo en silencio desde el otro extremo de la habitación. No
opinó absolutamente nada y fingió no estar interesado en hacerlo… pero fue el
mismo Yunho el que lo invitó a hablar…
-
¿No
dirás nada? Una opinión… consejo…
-
¿Aceptarías
mi verdadera opinión?¿Mi sincero consejo?
-
Tal
vez…
-
De
acuerdo, solo escucha… por lo menos intenta que nadie sepa que es del bando
enemigo y que te acuestas con él cada vez que puedes.
Por último
abandonó la mesa Changmin. Dejándole
muchas cosas en que pensar.
Se vio
desautorizado de varias maneras en menos de 20 minutos y eso le hizo hervir la
sangre.
Solo Yunho
y sus 5 sirvientes permanecieron en la habitación.
En otra
ocasión de molestia, partir hacia algún burdel hubiera sido la mejor elección… pero
ese día, optó por quedarse en el castillo.
Cada vez
hallaba un poco más de “esa tranquilidad” y comenzaba a sentir que tenía un
hogar.
No, que Changmin no traicione a Yunho, entregando a ese enemigo disfrazado lo más importante para Yunho. JaeJoong.
ResponderEliminarGracias!!! 💕💞