20 may 2013

Tell me the legends... [ Fanfic Yunjae + 18 ] Capítulo 5 + 6 + 7 + 8 + 9.


[RECUERDEN LEER ACLARACIONES ---> http://picture-ofyou.blogspot.com.ar/2013/05/tell-me-legends-fanfic-yunjae-18.html PARA COMPRENDER E CAMBIO DE TIEMPO ENTRE OTRAS COSAS]

Capítulo 5 – “Conversación de Conde a Sirviente”

-          Me detendré un momento para pedir unos tragos… ¿Quieren?
-          Si, me encantaría señor…
-          Usted siempre responde por los otros 2 chicos también señorita?
-          Ja-ja, si… aquí mando yo…
-          Díganme sus nombres…
-          Ji Min…
-          Soy Yoochun.
-          Soy Junsu señor, pero… ¿No cree que es tarde para preguntar nuestros nombres? Ya ha contado más de la mitad de la historia…
-          No joven… esto recién comienza.

Una debilidad tan fresca y peligrosa, así era Jaejoong para él.
Si el rubio ingresaba a su cuarto él sabía perfectamente que podría ser la última vez.
Estaba obligado a bajar sus defensas y a suspender su fría mente por unos segundos… casi siempre lo lograba, solo en ese momento del día… cuando lo tenía en su cama, dispuesto a hacer lo que se le plazca.

Habían permanecido juntos toda la noche. Eso era posible gracias a que Yunho no estaba de viaje o con los soldados en batalla. El castillo lucía tenso y mas firme que nunca cada vez que él llegaba.
Ni siquiera los fuertes vientos y las abundantes tormentas le hacían temer… él, no le temía a nada, mucho menos a la guerra que sabía rondaba cerca.

Recostado en la cabecera de la amplia cama, completamente desnudo y con Jaejoong entre sus piernas se mantenía callado fumando su quinto cigarrillo de la noche.
Él no podía ver al rubio que se encontraba completamente hundido entre las sábanas… que también se encargaban de taparlo a él.

2 ojos oscuros saltones aparecieron entre las telas, las manos inquietas de su pequeño amante delineando con paciencia sus músculos… mientras que él, continuaba sin moverse.

-          ¿Quieres Yunho? – le ingenua y tranquila imagen de un chico totalmente ido y a su merced, que le señalaba la entrepierna sin pudor alguno, proponiéndole hacer algo sucio que a él le encantaba
-          Tus pájaros Jaejoong… ¿Están tranquilos?
-          Si, lo están.
-          Bien.
-          Quiero un poco de eso… - juguetonamente, torpemente salió de entre las sábanas, llevando a sus labios al cigarrillo que cargaba el Conde… aspiró un momento y liberó el humo en su rostro – Mmmh… hace mucho no lo hacía… lo siento….
-          Eso es mentira, se que mis sirvientes te llevan todo lo que les pides.
-          ¿Qué tan seguro estás de eso?
-          Un 100%
-          Mmmh, hace mucho tampoco que no bebo… - le entregó un vaso que yacía al costado de la cama sobre una pequeña mesita cargada con velas… lo vació por completo, ante la mirada sorprendida del moreno - ¿Qué? ¿Acaso querías un poco?
-          Sí… era mi bebida después de todo.
-          Bien…

Lo besó sin dejarle decir más nada y le pidió permiso con la lengua… aún el sabor del alcohol empañaba su cavidad, podría darle un poco para saciar su sed.
Yunho tomó el control de inmediato, aunque ya estaba cansado…es que no podía evitarlo cuando se trataba de él.
Tocar los húmedos e infartantes labios de Jaejoong le hacían perder la cabeza… casi sin darse cuenta terminaba apegándolo a su cuerpo y dejándole marcas por la rudeza con la que lo trataba.

Y al rubio no le importaba…

Jamás le negaba nada una vez que empezaban… y es que había comenzado a temerle aquella noche en que su sonrisa pasó a ser oscura al ver como sus lágrimas caían por un pobre animal.
Pocas veces había logrado encontrar valentía para enfrentarlo… pero la escena se repetía una y otra vez… y el pájaro que se encontraba en una jaula junto a él en su cuarto, siempre salía perjudicado.
No solo su pequeña y débil mascota, si no también su único ayudante… Taemin. Recibía todas las críticas y maltratos aunque no hubiese echo nada malo.

Todo, todo para demostrarle autoridad y sembrarle pánico.

Pues, había una realidad… a Jaejoong no le importaba su vida, pero si la de los demás que en algún momento le habían demostrado cariño.

Aquel beso sucio y empezado por él mismo, habían logrado que Yunho comenzara a excitarse de nuevo a pesar de haber acabado minutos antes.
Se separó de él solo para lamer un poco la comisura de sus labios, después de todo, era la excusa para beber algo del alcohol que ya se había acabado.
Pero no tenía intensiones de acabar con esa noche extraña, en donde su esclavo estaba mostrándose bastante sumiso… por lo que decidió ir en busca de su entrepierna para estimularlo, y eso fue lo que hizo.
Jaejoong se odiaba a si mismo por reaccionar tan rápido frente al contacto del Conde, que ya se encontraba sujetando su hombría obligándole a suspirar de más.
Él jamás sentía vergüenza… había olvidado lo que significaba durante sus largas noches de trabajo en el burdel del pueblo… pero todo se perdía en cuanto su rostro se encontraba a 2 centímetros de la boca de su amante.
Odiaba admitirlo, pero se creía un completo inexperimentado frente a él mientras devoraba sus gemidos y clavaba su mirada sobre la suya.
Yunho se reía y ponía ansioso rápidamente, a tal punto que Jaejoong lo notó cuando se movió un poco entre sus piernas.
Ya estaba duro y ni siquiera necesitó algo de ayuda.

-          De… de… déjame ayudarte Yunho…

La fina voz del rubio lo desconcentró, tuvo que dejar de masturbarlo. Éste se hundió entre las sábanas y sin avisar atrapó su miembro con una mano.

Solo se echó para atrás  y esperó a que empezara… ahí venía… ahí llegaba su momento.

La lengua del rubio tocó a penas la punta y sonrío al verlo tan erecto y en tan poco tiempo… no se sentía tan débil ya que el no era el único expuesto frente al otro.
Sus hinchados labios atraparon la mitad, mientras que continuaba masajeándolo lentamente y oía los primeros suspiros que sabía luego, iban a convertirse en gemidos.

Se la metió completamente en la boca, mientras enredaba su lengua y se movía… arriba y abajo… una y otra vez, mientras lo escuchaba a él… reaccionando ante cada toque y enredando sus manos en su cabello, obligándolo a apurar el paso.
El presemen ya comenzaba a humedecer un poco más su cavidad, no, no le daba asco, al contrario continuaba excitándolo, a tal punto que dirigió su propia mano a su erección por inercia. Necesitaba tocarse, necesitaba enfriar su cuerpo que sentía estaba hirviendo.

Y sí… eso le daba rabia.

Nada más ni nada menos que el hombre que lo compró como un animal, que le gritó, amenazó y maltrató los primeros días, que lo torturaba psicológicamente con sus acciones, que lo mantenía tras él haciéndolo su esclavo… le hacía perder la cabeza cada vez que tenían sexo.

-          Tan sucio Jaejoong… no puedes evitarlo…
-          ¡Mmmh….! – se quejó el rubio con la boca más que ocupada mientras continuaba con su trabajo…
-          Más… más fuerte…

Siempre le resultaba divertido jugar con la erección del moreno. De algún modo sentía que era la única vez que podía llevar el control.
Presionaba un poco para causarle molestia, y cuando veía que le jalaba fuerte el cabello… se detenía y absorbía de nuevo… hasta que su boca empezaba a sentirse salada y los gemidos se volvían más gruesos en la habitación.

Y se vino en su boca sin avisar…  el segundo orgasmo de la noche y sin mucho esfuerzo.
Escuchó al rubio moverse entre las sábanas… y lo vio salir con las finas gotas de semen resbalando por las comisuras de sus labios.
Incluso su pelo estaba manchado, el igual que su mentón y su cuello.

-          Malo… ¿Por qué no avisas? Ya eh bebido vino… no tengo mas sed…
-          Se que te gusta Jaejoong, incluso más que el alcohol…

Sonrieron ambos y aunque estaban cansados, se encontraron en un beso de nuevo.
Yunho limpió su cuerpo e incluso su cabello, que se apegaba a su rostro debido al calor.

Se acostaron y perdieron en sus pensamientos por un momento… ¿Qué decir en esa situación?
Eran 2 desconocidos que convivían juntos… discutían cada vez que podían… tenían sexo siempre que se veían, pero no sabían nada del otro.

El moreno giró para poder apreciar la belleza de su amante.
Suyo, solo de él… esa piel frágil como un papel, esa cintura pequeña, esos ojos perdidos, esos labios hinchados y rojos como la sangre, ese cuello castigado por sus besos, esas manos que hacían milagros, nadie puede imaginarse la sensación de tener a tal criatura acostada así en su cama.

Casi podía jurar que era su tesoro más costoso… pero no era un tesoro, por que ni los tesoros más deseados y prohibidos se acercaban a valer lo que valía Jaejoong.

-          Yunho… ¿Por qué miras?
-          Shhh… quédate en silencio.
-          ¿Por… por qué?
-          Por que eres hermoso. – al rubio no le gustaba en absoluto que el Conde se pusiera así de extraño con él, así que decidió darle la espalda e intentar dormir… pero no podía hacerlo, no mientras sentía los dedos de su amante delinear su espalda, el contorno de los pequeños huesos de su columna, causándole escalofríos… - ¿Me odias?
-          No…
-          Se sincero.
-          Sí, te odio. – se quedaron en silencio un rato, hasta que la ansiedad los hizo hablar otra vez – Yunho…
-          ¿Si?
-          Tu esposa… oí que tienes esposa.
-          ¿Quien lo dijo?
-          Los campesinos… Minho y Taemin también lo han dicho…
-          Ella no está aquí ahora. – la respuesta del Conde fue cortante y extraña, parecía incomodarle hablar del tema.
-          No la eh visto desde que llegué aquí… y eso, fue hace mucho.
-          No importa donde esté…
-          La estás engañando.
-          Shhh… déjame preguntar a mí ahora.
-          Bien.
-          ¿Que hay de tu familia?
-          Mi padre murió en guerra. Mi madre, no se donde está. Mis hermanas son esclavas de terratenientes japoneses. Mis primos, fueron asesinados por tu ejército.
-          Tenías muchas hermanas?
-          Sí… 9.
-          Wuau, eso es mucho… dime, ¿Siempre estuviste solo?
-          No… recuerdo cuidar a un perro y a un pájaro cuando era pequeño.
-          Por eso tu cariño hacia los animales…
-          Probablemente.


Era la primera vez que hablaban de esa forma. Se sentía extraño, y por un momento tenían la necesidad de conocerse
.
Mientras continuaban acostados, se oían los ruidos afuera de la habitación… Jonghyun le gritaba a los otros 4 sirvientes... “las cortinas de las ventanas, siempre tienen que ser rojas… las arañas deben limpiarse cada un mes, ustedes lo saben, a él le molesta que haya polvo”

-          Yunho…
-          ¿Qué?
-          Me toca preguntar.
-          Bien.
-          ¿Alguna vez has matado a alguien?
-          ¿Por qué preguntas eso? ¿Tienes miedo de que te hiera o algo así?
-          No. Se que me quieres demasiado como para herirme. – el Conde alzó una ceja por su predicción. ¿Eso era bueno o malo?
-          Mmh… sí, eh matado a muchas personas.
-          Mujeres y niños… ¿También?
-          Si. Mujeres y niños también. – el moreno era conciente de que mejor sería dejar de responder, pero no podía hacerlo, se sentía sedado por la suavidad de su voz y necesitaba abrazarlo, necesitaba tenerlo por completo entre sus brazos… y así lo hizo cuando lo abrazó por la espalda. Jaejoong suspiró y apoyó su cabeza en su pecho. – Está bien que me odies. Muchas cosas malas pasaron por culpa mía y de mi familia.
-          Más preguntas…

El rubio se volteó para poder mirarlo de frente, incluso le devolvió el abrazo y se tomó su tiempo para bostezar y acomodarse.

-          ¿Qué sientes cada vez que me tocas Yunho?
-          Muchas cosas…
-          ¿Y cada vez que me besas?
-     Ganas de besarte más.
-          ¿Y cuando estás dentro mío?
-          Ganas de hacerle saber al mundo entero que solo yo soy capaz de estar contigo.

Era fácil para él responder, solo tenía que ser sincero y no olvidar todas las veces que habían estado juntos…

-          ¿En qué piensas cada vez que me oyes gritar tu nombre?
-          Placer. – ambos volvieron a sonreír, era la situación mas extraña y pacífica en la que se hubiesen encontrado jamás - ¿Por qué preguntas todo esto?
-          Porque quería asegurarme de que no te estuvieses enamorando inconcientemente… personas como yo, no sabemos amar y no queremos ser amadas.

Capítulo 6 – “Los celos”

-          Ahora si Ji Min, eh nombrado la palabra… “amor” – el joven historiador se tomó muy literal el tema de hablar de eso…
-          No aún no… dijo “amar”. – Junsu interrumpiendo, como siempre.
-          Casi lo mismo.
-          No entiendo como Jaejoong podía comportarse tan bien con él, luego de que lo haya lastimado tanto.
-          Eso es obvio Junsu, Jaejoong siempre se sintió atraído por Yunho y Yunho siempre estuvo enamorado de él.
-          ¿Por qué dices eso Yoochun?
-          Vamos señor…Jaejoong jamás mostró repulsión a la hora de estar con él, simplemente le molestó que no le respondiera que él era especial o que lo tratase diferente... Y en cuanto a Yunho, no hace falta explicar mucho… lo describe casi como si fuese una persona perfecta… un ángel. Yo veo a una bestia completamente a la merced de su domador.
-          Que inteligente eres muchacho… pero a Yunho le costó mucho darse cuenta de eso…

15 días habían pasado desde la última vez que Jaejoong vió a Yunho caminar por el castillo. Estaba algo así como desaparecido, y nadie quería tampoco hablar sobre el tema. Aunque sí, se cansó de preguntarle a Taemin que siempre respondía lo mismo: “¿Por qué preguntas? ¿Enserio te importa? Realmente no entiendo que clase de mente tienes… eres masoquista”.

La realidad es que él tampoco sabía por qué preguntaba.
Mientras Yunho no se encontraba, el tenía absoluta libertad… dormía a cualquier hora, comía cuando tenía ganas y en el lugar que el mismo eligiese…no tenía necesidad de tener relaciones si no quería, no escuchaba gritos, ni ordenes, ni amenazas…

Esas amenazas que tanto le dolían.

Le dolían por el simple echo de que el Conde le había demostrado de lo que era capaz con tal de hacerse respetar.
Sabía que los típicos castigos no funcionaban con una persona tan fría como él, por eso optó por buscar su punto débil y si que lo había encontrado el día en que se discutieron en su habitación y descubrió su afinidad por los animales… en especial los pájaros.

Jaejoong había tenido compañía cuando era pequeño… entre tanta guerra y sufrimiento en la familia que le tocó vivir. Un perro y un pájaro… que se asemejaba a un loro pero no llegaba a hablar.
Tuvo como un retroceso al día en que ambas mascotas fueron asesinadas frente a sus ojos por unos soldados japoneses… solo por diversión y él… no había podido hacer nada.

Si tanto miedo tenía… ¿Por qué simplemente no se escapaba?
Esa era la pregunta de los otros sirvientes, Minho, Key, Jonghyun y Onew… que se encontraban realizando las tareas diarias… como siempre, mientras él se mantenía sentado entre los arbustos, pensando…

Changmin llegó desesperado interrumpiendo la tranquilidad del castillo.
 “Noticias noticias, Taemin, llama a la Sra.Condesa… llámalos a todos…”

¿Condesa? Acaso hablaban de… ¿La esposa de Yunho?

“El frente no logró penetrar la defensa coreana… el Conde fue herido y hemos perdido muchos hombres. Volverá de improvisto en cuanto podamos conseguir carruaje… será mejor que estén listos”

La cara de horror se implantó en Jonghyun, que simplemente miró a sus compañeros y dio unas cuantas órdenes. Se quedó a solas con Changmin, esperaba algo más de información.

“Realmente son bendecidos de estar aquí dentro, el país es un completo campo de batalla… ya no hay lugar para nada, ni mucho menos solidaridad. Ni los hospitales e incluso las iglesias… no se que buscan, pero las perdidas humanas son infinitas. Los soldados heridos… las familias destruidas, las mujeres secuestradas para la trata, los niños huérfanos, cada espacio aquí es de nadie”.

Tal vez Jaejoong entendió en ese momento porque aún no se había escapado.
Simplemente, no tenía a donde ir.
Su familia completamente destruida… trabajando en un burdel que lo hacía formar parte de una barbarie… sin poder incluso quitarse la vida debido a esa tonta promesa, el no saber nada de la vida de sus hermanas que aún, seguían prisioneras… un país que estaba siendo reducido a cenizas y una forma de latir extraña de su corazón que le hacía temblar el cuerpo cuando se imaginaba lejos de este castillo.
De repente incluso, necesitaba saber por la salud del Conde.

Al cabo de horas, Yunho llegó escoltado por muchísimos soldados e incluso campesinos preocupados por su salud.
Después de todo, su maldad, su rudeza y su historia habían echo que sus tierras se salvasen del horror de la guerra.
El lugar se volvió un completo descontrol y Changmin se preocupó por la presencia del rubio.

Hace ya unos meses corría el rumor de que el Conde estaba enamorado y que escondía en su castillo a una de las criaturas más hermosas que habían pisado Japón, y no solo eso… era de otra nacionalidad, de la opuesta.
El orgullo de la Condesa fue herido, los generales coreanos sabían que si eso era cierto, podrían llegar a obtener beneficios, sus más profundos enemigos conocían hoy, un punto débil del famoso “Conde de la Muerte”.

¿Era el momento para explicar quién era Jaejoong? ¿Qué hacía ahí? ¿Desde cuando convivía con ellos? ¿Qué relación se establecía entre él y Yunho?

No, definitivamente no… pero hay veces que no pueden evitarse esas preguntas.

El moreno esperaba para ser llevado a su habitación junto a muchas enfermeras que deberían curarlo, sentado en los amplios sillones… mientras tanto junto a él en el salón principal, los generales y los soldados de alto rango también esperaban por alguna noticia.
Todo iba bien, hasta que… Jaejoong entró en la sala desde el parque trasero.

No lo dudó ni un momento, pasó caminando prepotentemente entre todos los hombres allí dentro. Si había algo que aún conservaba era esa arrogancia de saber que todos debían moverse de su camino solo por reflejo, sabía que era perfecto, casi un rey… pero de los miserables.
Cautivó todas las miradas, incluso la de Changmin que se maldecía a sí mismo por no haberlo sacado de ahí adentro. Yunho alzó la mirada y lo observó… aún con la mano en la herida, tenía un corte bastante profundo  en el sector derecho del estómago.
Le molestó que todos lo miraran, le molestó incluso que pudieran llegar a tener pensamientos sucios con él… por que sí, había algo que todos sabían… Jaejoong no era un hombre normal, no era alguien posible de ignorar.

-          Arriba Jaejoong… - le dijo el moreno de golpe, sin siquiera preguntarle como estaba ni dejarle preguntar… a pesar de que hace tiempo no se veían. - ¡Arriba!
-          ¿Estás bien? ¿Incluso para dar ordenes?
-          Sí, lo estoy, pero ve arriba.
-          ¿Por qué? No eh hecho nada malo… - Y cada vez se mostraba más incómodo… es que, por cada segundo que el rubio pasaba ahí dentro, el se ponía un poco más nervioso y enojado, y… no sabía porqué. - ¿No quieres presentarme con ellos? – señaló divertidamente a todos los soldados ahí dentro, que lo miraban sorprendido, sin saber como se atrevía a hablarle así al Conde.
-          Oiga, Conde, es su compra proveniente desde Corea… ¿Verdad? Podría compartirlo…o si quiere, ¡podríamos pagar también! – se metió de golpe uno de los soldados, haciendo que la cara de Yunho se transforme y que comenzara a moverse en el sillón.
-          Podría hacernos el favor… es realmente hermoso, incluso más de lo que dicen…

Jaejoong le sonrío a los hombres, seguida de una expresión de asco que no pudo evitar… y se dirigió al mismo lugar donde el moreno se encontraba ardiendo en furia, pero sin demostrarlo de algún modo en su rostro… después de todo, era el “Conde la Muerte”, nada lo hacía titubear.

Pero alguien lo detuvo y lo sujetó fuertemente del brazo, obligándole a voltear para mirarlo firme a los ojos, fue él… el Gral. Typhoon.

-          Dime tu nombre.
-          Ja…Jaejoong… señor…

Eso fue suficiente para que Yunho perdiera la paciencia.
Nadie debía tocarlo, nadie debía intimidarlo así, nadie tenía derecho a oírlo decir su nombre… y menos enfrente suyo.

¿Señor? Le había dicho… ¿Señor?
Eso lo enfurecía aún más, ya que había pasado horas discutiendo con el rubio exigiéndole respeto… pero él, simplemente se negaba.

-          ¡Suficiente! ¡Llévalo arriba Changmin! – El morocho salió corriendo a cumplir las ordenes, mientras que todos se quedaron callados y esperaron por las próximas palabras del Conde – ¡Me esperas arriba!
-          Un momento Yunho, el no tiene la culpa… - defendió Typhoon sin pensarlo, era la única persona ahí con un título a su altura, y aunque no solían estar en desacuerdo, esta vez lo estaban.
-          Mejor no vuelvas a tocarlo sin mi permiso, solo eso voy a decirte.
-          Un momento, es solo tu sirviente… y a mí me interesa, ¿donde quedó eso de…favor por favor? Ya has estado con algunos de los míos.
-          No es un simple sirviente. Toma lo que quieras de aquí, pero a él, no vuelves a tocarlo. – la mano del moreno se dirigió al brazo del General, que arqueó una ceja y comenzó a tener curiosidad sobre quién era realmente Jaejoong.
-          Estás siendo injusto Yunho… tan preciosa piedra encerrada aquí dentro… soportando tus gritos… ¿Crees que es justo?
-          Mejor será que todos se vayan…. ¡Ahora!

Todos los soldados allí presentes se retiraron… Changmin regresó y Typhoon se dedicó a hablar por última vez…

-          Habían dicho que no había situación que lograra preocuparte Yunho Jung… esto realmente no es bueno para ti…- una mirada fría y un tono soberbio que no hizo flaquear el rostro del Conde, que ya había retomado su postura habitual – Es tu amante ¿verdad? ¿Te ha enamorado? No me sorprendería en absoluto… es el hombre más hermoso que eh visto… tal vez podríamos…
-          Tal vez sería mejor que te marches. – interrumpió Yunho sin dejarle terminar de hablar mientras sujetaba aún más fuerte su brazo… - Olvídate de su existencia…
-          Eso no será fácil…
-          Será casi tan fácil como matar al General de mi propio ejército… ¿Sabes?

Typhoon se alejó liberándose de su amarre, completamente sorprendido.
Es que, por primera vez, había conocido esa mirada profunda del Conde.

Si realmente se había enamorado de un sirviente, eso significaría la existencia de un punto débil en una persona que a veces no parecía real.

Y que misterioso sería que ese punto débil sea nada más ni nada menos que ese chico…

Capítulo 7 – “Una herida de espada”

-          Un momento señor… ¿usted habla del General Typhoon? Typhoon? ¿El general heredero al trono que fue asesinado por su amante?
-          Si… ese mismo señorita…? Al que le arrancaron el corazón…
-          Wuau, oíste Yoochun? Estamos escuchando la verdadera historia del General!
-          Espera un momento Ji Min, ¿Cómo sabes que todo esto es cierto? Óigame señor, no quiero faltarle el respeto pero…
-          Pero… mejor oiga la historia hasta el final, luego decida si creerla o no…

-          Si te digo que subes… ¡SUBES! ¿Me oíste?
-          ¿Tienes miedo de que tu general me lleve?
-          Yo… no le entiendo miedo a nada…

El conde entró gritando a la habitación y no lo pensó 2 veces… sujetó a  Jaejoong del rostro y lo obligó a mirarlo… estaba harto de sus provocaciones, aún cuando hace tiempo que no se veían.

-          Si…tu me tienes miedo a mí Yunho, por eso no quieres que nadie me vea… no quieres que nadie lo sepa…
-          ¡Cierra la boca! – La mano del moreno sujetando el mentón del rubio, sin medir su fuerza, completamente cegado… es que toda la cordura desaparecía cada vez que Jaejoong formaba parte del problema – Miedo… ¿De qué? Te dije que subieras, no me hiciste caso, debo castigarte…
-          ¡Entonces dímelo con un poco más de autoridad por que no se me ocurre hacerte caso!
-          Si fueses inteligente no dirías eso.
-          Suéltame.

Ambos tenían un carácter bastante complicado, así que terminar forcejeando en esa situación fue lo más leve que pudieron hacer.
Jaejoong no estaba siendo inteligente y a veces hasta olvidaba quien era y porqué estaba dentro de ese castillo… y Yunho, aunque tenía intensiones de no actuar más como un monstruo frente a él, terminaba perdiendo todo autocontrol existente cada vez que se sentía desafiado…

Es que él, era “El Conde” y Jaejoong, una más de sus piedras preciosas… o eso quería hacerse creer.

El rubio se deshizo de su agarre y le ordenó a Yunho que saliera de la habitación… pero éste se negó rotundamente…
Después de todo, cada cosa ahí dentro le pertenecía… el cuarto no era suyo solo “diplomáticamente”.

Todo esto, colmó la paciencia del moreno, que cansado de discutir, lo empujó contra la pared y lo obligó a mantenerse quieto. Se mantuvo en silencio pensando en qué hacer…pero no encontraba palabras ni buenas ideas. Decidió entonces dejarse llevar por su primer impulso.
Su sirviente iba a tener que pagarle la falta de respeto de un modo satisfactorio para él.


Jaejoong se sintió mal, se sintió mas esclavizado que nunca… y al sentir los labios de Yunho sobre su  piel, besando su cuello de repente, ignorando cualquier señal de discusión previa… le hizo tener la necesidad de demostrarle que, si quería seguir siendo su amante… iba a tener que empezar a respetarlo de igual modo.

Intentó apartarlo, no lo logró… y no tuvo mejor idea que escupirlo en el rostro cuando encontró la oportunidad.

Nada mas desubicado y desafiante que eso. Nunca había cruzado los límites de la tolerancia de ese modo. Y hasta él se sorprendió, por que sabía que no le esperaba nada bueno…

Así el Conde perdió la paciencia que le quedaba… y no era para menos.

Jaejoong, tuvo ese miedo que le provocaba ganas de llorar, por segunda vez desde que había pisado ese castillo… a tal punto que intento pedirle perdón, pero era tarde.

-          Lo siento. No… no quise hacerlo… - un silencio en la habitación, Yunho simplemente agachó la mirada – Por favor, no vayas a enojarte conmigo… no te descargues con los pájaros… no….
-          Mejor cierra la boca de una vez y arrodíllate. – fue serio, fue hasta doloroso ya que enserio Jaejoong, tenía una esperanza de encontrar algo en el corazón de su señor. – Vamos… esto va a salirte muy caro…
-          ¡¡Por favor… intentemos que esto termine bien, no puede ser que no te importen ni un poco las cosas que te pido!! – fue una súplica escondida…acompañada de un rostro completamente asustado, agotado… - ¡Respóndeme Yunho! ¡No te quedes ahí parado… haz algo! – pero su amante, seguía callado, mirándolo fijo, casi como si se hubiese vuelto loco – ¡Haz lo que tengas que hacer! ¡Así sea pegarme o simplemente encerrarme aquí de por vida, pero por favor ya no intentes destruir mi mente!
-          No quiero que digas eso…
-          ¿qué diga qué?
-          Que no me importa nada de lo que me pides.
-          Yo… - ¿Qué iba a responder a eso? ¿Yunho realmente decía la verdad? Él no podía negarlo… todos sus caprichos eran cumplidos y era cuidado  y defendido como un rey, pero algo faltaba y odiaba pensarlo… - Yo… yo siento eso, perdóname.

El moreno avanzó hacia Jaejoong cuando terminó de hablar.
Él lo sabía… recibiría la golpiza de su vida o… peor aún, usaría su cuerpo a la fuerza para desprenderse de su enojo.
Maldijo mentalmente, tanto al Conde como a él mismo… odiaba sentir esa sensación de debilidad y cansancio… odiaba sentir que quería establecer una relación pacífica con él y que realmente le preocupaba que sus súplicas no sean escuchadas.

Pero se llevó una gran sorpresa…

Yunho solo se acercó y le acarició el rostro…lo miró a los ojos y juró, casi podía desmoronarse ahí mismo al ver la profundidad que escondían esas orbes oscuras.
Lo sujetó con ambas manos y delineó tranquilo sus labios. Como si fuese una escena romántica, de esas parejas que deciden conocerse por primera vez entre tanto caos.

Para ambos, sentirse de ese modo después de tanto tiempo resultaba extraño… y más para el Conde, al notar temblar el labio inferior del rubio cada vez que uno de sus dedos lo recorría… lo había asustado… lo estaba por hacer llorar.

… luego lo besó, una y otra vez, hasta que ambos cerraron los ojos por reflejo y se dedicaron a profundizar un poco más el contacto.

Jaejoong se sintió como un tigre domesticado y Yunho un completo idiota…

Pero no tan idiota como para decirse enamorado…

Por qué si… para Yunho el “estar enamorado” era más humillante que declararse un hombre idiota.

Le lengua de Jaejoong dejó de moverse, después de todo el moreno estaba ansioso y casi se desesperaba intentando apoderarse por completo de los movimientos. Olvidando la ternura otra vez, y así con ella, la pelea anterior.
Jugueteaba con su labio, lo absorbía antes de soltarlo… lo mordía y luego volvía a saborearlo… se moría por él… pero de un modo que llegaba a molestarle.

Sus manos juguetonas y un beso interrumpido por una sonrisa, cuando una de las piernas del rubio subió al costado del moreno… éste lo sujetó y acarició a la vez… dibujó una sensible línea, hasta terminar con la mano en su trasero.

Pasar de gritos y golpeas a caricias y besos, era sumamente normal cuando se trataba de ellos.

No se podía ser tierno con Jaejoong, simplemente era imposible cuando hacía esas cosas.

Y mucho menos si gime a propósito cerca de tu oído, y te hace erizar el cabello cuando sientes su respiración.
Podrías correrte de solo escucharlo mientras tienes las manos atadas.

-          Mmh… muérdeme, muérdeme, un poco más… - Yunho se encargaba de su cuello y de friccionarse un poco más… si todo iba bien, esa tarde iban a tener sexo luego de tanto tiempo y sí, todo empezaba luego de una pelea como siempre – estás siendo suave…. – eso no le gustó en absoluto, así que jaló de su cabello y le obligó a echar la cabeza hacia atrás… ahora sí, una mordida molesta que marcó su nívea piel gracias al moreno.
-          Me molesta tu técnica de gemir en mi oído para excitarme. – hasta que punto adquirían esa confianza cuando intimaban… ya no tenían vergüenza incluso de reprocharse cosas.
-          Porque funciona… ¿Verdad? Por eso te molestan…

Si que funcionaban, y tal vez demasiado.
Yunho lo levantó y llevó hasta la cama, cayeron sin darse cuenta… mientras Jaejoong se iba quitando el mismo la remera.

Su dictador, su mártir, su Némesis…

Pero aún así… le encantaba esa forma de darle placer que encontraba… un poco de sensualidad, de rebeldía, de morbo.

Mientras continuaban besándose… buscó la entrepierna de Yunho… ya era hora.
Pero se encontró con algo que le llamó la atención a la altura del abdomen… estaba húmedo y no, era imposible que estuviera hablando de su amante tan precozmente… aguantaba siempre, lo justo y lo necesario.

Tanteó algo más la zona y tuvo más curiosidad… alzó la mano y ahí lo notó…

Sangre.

Yunho estaba herido, por eso había regresado de combate, por eso se encontraban todos los soldados en el castillo, por eso habían discutido… por eso habían terminado desesperados en esa cama a punto de echarse otra vez, sin haber aprendido que no podían basar la relación en puros encuentros sexuales.

-          Yunho, estás sangrando…
-          No importa…. – el rubio ya se encontraba con el torso desnudo, mientras que su amante lo besaba y jugaba con sus pezones… no podía evitar sonrojarse y temblar de vez en cuando. Pero… ¡Yunho estaba herido!
-          ¡Sí… si importa! Como… ¿Cómo no lo has notado?
-          Cuando estoy contigo… nada me importa. Así sea la herida más profunda del mundo.

Y fueron textuales aquellas palabras las que le hicieron caer por completo en la cama y terminar mirando la araña que los alumbraba… esa que el mismo Yunho había comprado para su habitación, luego de uno de sus tantos caprichos.

No sabía que decir, ni que hacer… pero de algo estaba seguro, el moreno no aguantaría mucho más perdiendo sangre de ese modo.

-          Es… espera… 
-          ¿Que  ocurre?
-          Te vas a desmayar tonto… mira la cama, ¡estás sangrando!
-          ¿Y eso que importa?
-          Claro que importa… ahora debes atenderte, yo voy a estar acá cuando te despiertes…
-          Pero yo… te quiero ahora. ¿No lo entiendes? No puedo, no puedo esperar…
-          Me quedaré aquí… no lo dudes…
-          Jaejoong…
-          ¿Qué?
-          Jae…Joong…
-          ¿Qué? ¡No seas terco!

Pero no llegó a responderle y cayó rendido sobre él… había perdido la conciencia y no solo eso, su cuerpo hervía y no creía que fuese solo por la excitación del momento… estaba volando de fiebre.

Salió del cuarto corriendo, pidiendo ayuda. Las enfermeras y el médico acudieron y el rubio simplemente bajó, a ser observado por todos nuevamente, pero esta vez para pedirles a que se retiren, ya que Changmin yacía en el cuarto y los sirvientes no comprendían nada de aquella situación.
Todos le hicieron caso… aunque había sido extraña la forma en que lo miraron, así también la desconfianza y curiosidad que tenían sobre él.

Nada de eso pasaba con Typhoon por supuesto, que se quedó observándolo mientras bebía.

-          Mejor… márchese señor…
-          Si me lo pides tú…
-          Se lo agradezco. - Se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir volteó a mirarlo - ¿Eres su amante?
-          No.
-          Mmm, poco creíble.
-          Su suposición… también es poco creíble.
-          No… tú eres la prueba de que es verdad…
-          ¿Qué significa eso? Puedo ser cualquier persona aquí… su simple sirviente desde luego, un aficionado…un comerciante…
-          Mejor… no te dejes marcar tan fácil para la próxima, JaeJoong. – el rubio se sorprendió y se llevó la mano al cuello… ¿Cómo podía haber olvidado las marcas… y las ropas tan desalineadas? – ¿Ese es tu nombre verdad? Jamás podría olvidarlo…no es necesario que finjas conmigo… hay miles de niñatos como tú… se venden a Yunho esperando salvarse de la mierda en qué se convirtió el mundo…
-          No me compare con nadie, soy diferente. Y sabe, noto cierto tono lleno de halagos en su deducción.
-          Lo sé, por eso te digo que lo mejor será que vengas conmigo…
-          Déme un motivo…
-          Yo no voy a humillarte frente a los soldados, para luego encerrarte en una habitación.

Un silencio por parte de ambos.
Era su oportunidad de irse, por lo menos del castillo que a veces, lo hacía sentir prisionero.

-          Acaso… ¿Tienes un pacto con el Conde o algo así?
-          Mmmh, tal vez, puede ser que haya algo así…
-          Trazar un pacto con Yunho Jung es de idiotas. – Jaejoong giró la cabeza y se rió, recordando una escena de minutos atrás… ser idiota, ser inteligente era casi lo mismo para él.
-          No soy una persona idiota señor, soy algo mas inútil y mas tonto que eso. Con el tiempo se dará cuenta de qué significa…
-          No me interesan los acertijos… y no me gusta que me rechacen, cuando digo que quiero algo, simplemente lo obtengo.
-          Va a tener que hacer muchas cosas más a parte de hablar… así que, General, lo invito a retirarse... otra vez.

Typhoon se rió y vio la cara de frustración del rubio… sería mejor no molestar más por hoy.
Se acercó a él y sujetó su mano, educadamente le depositó un beso y salió caminando del castillo.
Changmin observó todo desde la puerta, había muchas cosas para decir…

Pero solo le advirtió a Jaejoong que ni soñara en marcharse de ese castillo, al menos que quisiera cargar con varias muertes.

Capítulo 8 – “Changmin sabe la historia”

-          Déjenme decirles algo a los 3… uno no se da cuenta pero, ¿Cuántas veces hablan o piensan en el amor durante el día?
-          No lo se… no muchas veces… yo, al ser mujer, me considero más sensible… así que calculo que un poco más que Yoochun y Junsu seguro…
-          Y si lo miras de este modo…
-          ¿Qué modo?
-          Cuándo cantas una canción … cuando lees una historia… cuando miras una obra de teatro… cuando vez a  la persona que quieres a tu lado…¿En qué piensas?
-          En amor por supuesto. – Junsu fue rápido en responder,  Ji Min y el hombre alzaron la vista – Es el sentimiento más extraño que conozco.
-          ¡Claro que sí chico!  ¡Aquí es cuando empieza a cambiar la historia!

Corrían todos en la sala principal del castillo… los sirvientes cargaban platos, utensilios, arreglos florales y se encargaban de llevar de un lado al otro la comida.
Changmin terminaba de elegir la decoración y temblaba intentando no pensar en que desorden habría si a su primo no le agradaba alguna de todas sus decisiones. Jaejoong miraba la araña que colgaba sobre el centro de la mesa mientras descansaba en el sillón y Taemin arreglaba su cabello.

Todo esto, porque era la llegada del Conde, por primera vez luego de que haya partido con herida incluida.
Sería otro de sus logros, continuar en batalla casi inmóvil.

-          Jaejoong… deberías cortarte el cabello…
-          Él no quiere, a él le gusta así…

El rubio respondió sin dejar de mirar los preciosos diamantes que conformaban la nueva decoración, casi por reflejo…
Es que últimamente siempre era así, siempre que no estuviese Yunho en el castillo se lo veía perdido.

Los sirvientes no entendían que pasaba por su cabeza realmente, ya que al principio se suponía que lo odiaba y que se escaparía e incluso hasta mataría en el momento que encontrase una mínima oportunidad.
Changmin lo miraba con curiosidad y casi podía entender porque soportaba al lado de su primo a pesar de las amenazas que recibió al principio: eran casi igual de perversos.

¿Quién tiene la culpa al fin y al cabo?
¿El que somete? ¿O el que se deja someter con gusto?

-          ¡Atención! – gritó el morocho mientras inspeccionaba el último de los arreglos florales – el Conde llegará pronto… al igual que mañana por la mañana los invitados… quiero orden, responsabilidad, delicadeza y perfección a la hora de preparar las cosas y satisfacer a los invitados.
-          Si señor. – se escuchó el coro proveniente de los 5 sirvientes que voltearon a seguir a con sus tareas. Jaejoong lo miró, por primera vez en todo el día.
-          ¿Qué debo hacer yo?
-          Lo que el Conde te diga.
-          Pero… antes de eso, mientras espero.
-          Haz lo que quieras. – Por algún motivo Changmin se negaba a ser amable con el rubio. No podía evitar ser cortante con el y hasta un poco agresivo con sus respuestas. Es que le daba rabia el hecho de pensar que él se llevaba todos los buenos tratos de Yunho y también su atención. No entendía el porqué… no entendía como había logrado tenerlo amarrado de esa forma. – incluso si quieres escaparte, no planeo detenerte.
-          No voy a irme.
-          Ja, ¿debería creerte?
-          Si. No voy a irme, no tengo porqué. – eso si que lo desconcentró… ¿Qué no tenía por qué irse? Acaso… ¿Era masoquista enserio?
-          ¿Qué tienes en la cabeza?
-          ¿Por qué preguntas eso?
-          ¿Quién en su sano juicio quiere quedarse en este castillo?
-          Esa respuesta la tienes tú, la tengo yo, y todos los sirvientes aquí presentes. – Ahí si que no podía decir nada, sin dudas tenía razón, él mismo no había dejado el castillo aunque varias veces había tenido la oportunidad.
-          Yo soy su primo, y los sirvientes son huérfanos de guerra ¿Sabías? Pero tu no eres su familiar, ni mucho menos un huérfano de guerra. A ti te compró y te esclavizo, solo eso.
-          Suena como si eso te molestara… en todo caso, sería mi problema y no el tuyo.
-          Eres irritante.
-          Lo siento. – ambos suspiraron y dejaron de hablar, aunque tenían ganas de hacerse muchas preguntas, pero no, mejor mantener el silencio. O mejor hablar, pensó         Jaejoong al rato.  – Changmin… ¿Qué hay de la familia de Yunho?
-          De… ¿Mis tíos?
-          Así es…
-          Ellos murieron, hace bastante tiempo ya.
-          ¿Cómo?
-          Mi tío en batalla… mi tía, dicen por ahí que de tristeza. Jamás se supo bien por qué…
-          Wuau, tristeza…
-          Así es, jamás pudo superar la muerte del Gran Conde. Yunho era pequeño, no entendió casi nada… pero Typhoon y los grandes generales se hicieron cargo de él y de su hermana, y lo entrenaron. Mi padre mantuvo el puerto durante ese tiempo, pero al morir, y con muy poca edad, Yunho tuvo que acceder el título.
-          ¿Tiene una hermana?
-          Sí, y es menor que él. Está a cargo de otros sectores del ejército, no tan comprometida como él. Es menor, y su mano es muy codiciada, después de todo mientras el actual Conde no deje descendencia sería el único modo de heredar todo lo que posee.
-          Sería interesante conocerla, debe ser muy hermosa…
-          Lo es, mi prima es realmente maravillosa, en todos los sentidos… pero Yunho es demasiado agrio con ella. Por lo menos desde que sus padres fallecieron.
-          Ahhh… ¿Por qué es así? ¿Por qué se aleja de todo el mundo? Son hermanos, tendrían que apoyarse… no lo entiendo… mis hermanas, yo las amo y daría lo que fuera por volver a verlas… si alguna vez soy frío o distante es justamente por temor, temor a volver a aferrarme a algo y luego…
-          … luego perderlo Jaejoong. Eres igual a él, aunque no te des cuenta.
-          ¿mmmh?
-          Yunho no quiere aferrarse a su hermana. No solo para no depender de nadie, si no, por que le recuerda vilmente a su madre.
-          ¿Y cuál es el problema?
-          Le guarda rencor… rencor por haber sido tan débil. – el rubio miró sorprendido, era como una novela trágica de esas que le habían hecho leer de pequeño, pero esta vez con un personaje que el conocía – Escúchame bien…. A él lo criaron bajo el orden de la responsabilidad y el deber… todo iba en marcha para que accediera a su título, para llevar a su país al triunfo. Nada se le permitió hacer de pequeño, el jamás jugó, jamás habló con niños de su edad, jamás sonrío o tuvo la oportunidad de querer a otra niña y sentir cosas por ella… cuando creyó que se merecía todo eso, su padre muere y su madre… detrás de él. Ella abandonó todo, incluyendo a sus hijos y sus deberes, solo por amor.
-          Realmente fue una mujer valiente…
-          Yunho no lo ve así… él cree que fue débil y se encargó de poner en duda todos sus principios, esos que su padre le había enseñado.
-          Tal vez por eso jamás habla de ellos.
-          Tal vez… y ¿Sabes a qué le echó la culpa?
-          ¿A qué?
-          Al amor. Piensa que el amor le hizo perder la cordura y que por eso él y su hermana se quedaron solos… ahora no quiere ni imaginar aferrarse a alguien.
-          Que triste…
-          Tiene una vida difícil… solo eso. – la cara de Jaejoong se mantuvo curiosa y fue ahí mismo cuando Changmin entendió por qué realmente no había dejado el castillo… - Tal vez por eso no dejé el castillo… por qué se lo que sufrió  y él no tiene la culpa. No quiero volver a pensar en que sienta cariño de nuevo… para después perderlo como perdió a sus padres… es por eso que me enferma pensar que está enamorado de ti…
-          Ahora entiendo…
-          ¿Qué entiendes?
-          Por qué me odias…

Los sirvientes entraron a la habitación, dando por finalizada la charla. Detrás de ellos, Typhoon junto a 2 soldados más se quedaron sorprendidos al ver las nuevas decoraciones… y por Jaejoong y Changmin por supuesto.

-          El Conde llegó señor, no se olvidé de darle sus cálidas felicitaciones y saludos, no podremos quedarnos para el almuerzo de mañana. - El rubio no podía evitar reír cada vez que llamaban de esa forma al morocho, es qué a sus ojos se veía tan débil y sumiso que no se lo imaginaba obteniendo el respeto de un ejército entero – A usted también joven Jaejoong… será mejor que lo salude… - dijo Key educadamente a ambos.
-          ¿Por qué el saludo? ¿A que se refiere?
-          Mañana Yunho cumple 21 años… olvidé comentártelo….


Sonrío y se inclinó para despedirse de los generales, incluyendo a Typhoon que lo observaba como siempre.
Era conciente de que el hombre estaba totalmente obsesionado con él, pero no le importaba. En ese momento solo podía pensar en algo, algo que hiciera feliz a Yunho.

El por qué de tal pensamiento… no lo sabía.
Pero se le hacía imposible no sentirse un idiota.

Tal vez no eran tan diferentes como pensaban.
Ambos tenían miedo a aferrarse a cosas que pudieran desaparecer.
Sabían lo que significa perder a alguien, gracias a crueles experiencias que los perseguían desde pequeños.
Siempre el amor tenía la culpa de todo

Por eso era mejor que la vida avance sin volverse dependiente de nadie, haciendo lo que cada uno quisiera y sin averiguar mucho de las otras personas.
Con saber los nombres bastaba… para Jaejoong a veces, ni eso era necesario.

Pero hoy se encontraban en una situación que los hacía ver pequeños… casi como el día en que perdieron a sus familias.

El rubio llegó a su habitación y comenzó a vestirse. No olvidó las cremas, los perfumes, ni muchos menos el maquillaje que a veces solía usar cuando se proponía estar presentable.
Aunque claro estaba, al moreno eso mucho no le importaba.

No pude evitar sentirse extraño y molesto… pero a la vez pleno y emocionado mientras terminaba de abrochar su camisa

Era raro… tenía miedo, estaba ansioso…

Al igual que Yunho,  que perdió el sentido del humor y  se quejó con los sirvientes y Changmin, al entrar al salón principal y al no ver a Jaejoong ahí sentado, esperándolo.

~ Tan fino y tan imprudente…  puede dártelo todo, como puede dejarte sin nada. Te hizo sentir tan pleno, pero lo luego tan desgraciado. Si estás a su lado, eres feliz, pero si no, tu vida pierde sentido. ¿Eso no es algo enfermizo?.... ~

…. Y qué más da… Así, es el amor.

Capítulo 9 – “Tyephoon”

“El burdel abre sus puertas otra noche más.
Todo es más fácil desde que la guerra terminó, o eso parece.
Fue un tratado lleno de hipocresía pero, a pesar de todo, resguarda muchas vidas.
Miles de soldados regresaron a sus casas, miles de niños se salvan de tener que participar de esos asesinatos en masa y las ciudades más grandes de Japón y Corea, finalmente pueden comenzar a progresar.
Aún permanece el poder de los Condes, que ahora son los encargados de mantener paz entre los límites de las pequeñas colonias. El resto de los terratenientes, continúan con su vida, intentando no perder el poder que les queda entre una sociedad que cada vez se niega un poco más a aceptar todas sus órdenes.
La autoridad de ellos se vio afectada con la fatal perdida del Conde Jung, que simplemente ah desaparecido, a tal punto de haberlo dado por muerto. Al igual que su puesto libre, se encuentra el del General Typhoon que fue hallado apuñalado en su propio castillo.
Nadie puede explicar que pasó, ni quién fue el asesino y como burló la seguridad… o donde está el paradero exacto del otro Conde… solo se sabe que un joven que lleva la mitad de su nombre ha sido el heredero de ambas fuerzas, con tierras y ejércitos incluidos.
De una buena vez se logró una parcial unión, que mantiene a la sociedad pacífica.
Hoy en día las ciudades ya no son lo mismo.
El orden y la justicia tal vez han avanzado un poco.
Hoy en día el burdel, ya no es lo que era antes. Incluso los trabajadores ahí dentro tienen sus derechos. Los turistas pasean y fotografían cada lugar… lugares que son descriptos una y otra vez en una leyenda… que nadie sabe quién empezó a contar.
Es extraño, ya que esta clase de historia suele hablar de hechos realmente antiguos… pero éste es bastante reciente y sin embargo, nadie tiene certezas de nada.

Nadie sabe donde está el Conde.
Nadie sabe quién destruyó el Castillo de la familia Jung aquella noche.
Nadie sabe quién asesinó al general Typhoon.
Nadie sabe el nombre de los 5 sirvientes de la historia, ni mucho menos donde están.
Nadie sabe si existió verdaderamente un tal… Kim Jaejoong… tan presente en la leyenda.

El burdel, sin embargo, afirma lo último y son muchos los viajeros que pasan por aquí intentando conocerlo… ya que dicen realmente era hermoso y fue el causante de las peleas en la propia nobleza.

Hoy, 4 personas se encuentran hablando en una de las últimas mesas. 
1 pareja, y dos jóvenes más… aunque se puede asegurar que uno de ellos es mayor que el resto.
Parecería que les está contando la historia a los más pequeños…
La dama, luce emocionada y curiosa… su novio, un poco desinteresado… pero no se niega a opinar y a escuchar, y el último joven se muestra sorprendido cada vez que puede.
El hombre habla y les invita tragos, a quienes pueden ser considerados turistas esa noche.
Sin embargo la mujer no puede evitar preguntarse… como es que el señor que les habla sabe tanto de aquella supuesta “leyenda”.

Jaejoong deambulaba por el jardín cuando vio a Typhoon sentado junto a la fuente, esa donde amaba pasar el tiempo libre junto a su pequeña mascota, la que había obtenido de una forma tan peculiar.
 A pesar del mal encuentro que el pájaro había tenido con Yunho aquel día, siguió manteniéndose cerca del rubio aún cuando se lo dejaba en libertad… y Jaejoong lo alimentaba cada vez que podía.

A pesar de qué quiso evitar al general, éste lo detuvo ignorando que no tenía intenciones de hablar con él.

Se ponía molesto cada vez que lo veía, y Yunho aún más… cuando se enteraba que Typhoon quería cortejarlo.

Solo quería evitar problemas ese día.

-          ¿Por qué te escapas?
-          Por que, permítame decirle señor… no tengo intensiones de hablar con usted…
-          Veo que el Conde te malcrío bastante sirviente… jamás deberías oponerte a las órdenes de un superior.
-          Usted no me ordenó nada. – El general alzó una ceja e interpretó aquello como una insinuación del rubio, que en realidad, solo quería continuar caminando.
-          De acuerdo… vendrás conmigo a mi castillo esta noche… ¿SÍ? Y es una orden.
-          Mmh…
-          ¿No dirás nada?
-          No iré. – sonrío resignado… sabía que Jaejoong se opondría de todos modos.
-          Dijiste que cumplirías mis órdenes…
-          Siempre y cuando Yunho me lo permita.
-          ¿Y cómo sabes que no te lo permitirá?
-          Es obvio. No quiere que ningún sexópata me toque.
-          Eres tan irresponsable al decir eso…
-          No hay nada que me haga tenerle miedo señor… así fue como Yunho entendió que yo no era uno más de su colección.
-          Él no fue lo suficientemente duro contigo, yo tengo el modo de que no me puedas decir que no, esclavo…

Tyephoon se acercó peligrosamente a su rostro y el rubio, no supo como reaccionar.
No quería admitirlo pero, el hombre le generaba un poco de temor…
Desde que había comenzado a vivir con Yunho se había vuelto demasiado blando y eso, le molestaba considerablemente.

Sintió el aliento caliente del general y se echó hacia atrás… pero igualmente alcanzó sus labios. Tembló y se quedó quieto hasta que sus brazos lo intentaron empujar… pero él lo sujetó fuerte, impidiéndole cualquier movimiento.

-          Suéltame.
-          Tu no me obedeces a mí… entonces yo tampoco.
-          ¡Suéltame o voy a gritar!¡Llamaré a los sirvientes y les diré que estás agrediéndome!
-          ¿A quién crees que van a creerle? A mí que soy un general o a ti… ¡un bailarín ordinario de burdel!

Jaejoong se sintió sumamente ofendido… después de todo… ¿Quién era él para llamarlo así?
Le hizo recordar pesadamente al Yunho de los primeros meses… con el que era complicado hablar y el que mandoneaba todo el tiempo.
Le dio un cachetazo en el rostro que lo hizo retroceder… pero se arrepintió de inmediato, ya que, después de todo… él no era el Conde y probablemente no iban a tener el mismo desenlace… ese que les permitía terminar peleando, pero de otro modo.

Se tapó la boca con las manos, sin saber como reaccionar… y agradeció a Changmin y a Jonghyun que aparecieron de golpe en el jardín, si no, no sabía que iba a poder hacer el Typhoon.

-          ¿Algún problema General? – Changmin le preguntó irónicamente, ya que había visto la escena desde lejos – Parece un poco… dolorido…
-          Ninguno. ¿Verdad Jaejoong? – respondió el irónicamente. Jamás iba a admitir que fue atacado por un sirviente.
-          Así es… ninguno.
-          Mejor acompáñenme adentro…la cena ya está servida y su carruaje llegará pronto.
-          De acuerdo.
-          Retírate Jonghyun, y acompaña a Jaejoong a su cuarto.
-          Enseguida señor. – el sirviente suspiró aliviado, después de todo, parecía que iba a saltearse un gran castigo.
-          No olvides lo que te dije – acotó el general, antes de que éste pudiese retirarse.
-          No lo olvidaré general. – el rubio se fue sin decir ninguna otra palabra… se sentía tan molesto, podía jurar que lo odiaba aún cuando solo había hablado con él pocas veces.
-          Changmin….
-          Si Typhoon…
-          Dime el nombre completo del sirviente y de qué ciudad Yunho lo ha traído.
-          Kim Jaejoong, y perdóname, pero no recuerdo el nombre de la ciudad.
-          ¿Nada específico?
-          Mmmh… tal vez podría servirte el hecho de saber que él participaba en aquel burdel del sur tan famoso… ese donde descansan los viajeros y los soldados de ves en cuando.
-          En el sur de Seúl… ¿verdad? Ese pueblo que vive a base de ese antro…a pocos kilómetros de donde gané mi primera batalla y tomé mis primeros prisioneros…
-          Claramente ese lugar, tuve el agrado de estar contigo en ese entones.
-          Estupendo… - sonrió satisfecho, ya que con eso le bastaba para encontrar un punto débil en el rubio, aunque él no lo supiera.
-          ¿Por qué preguntas?
-          Me interesa… odio admitirlo pero me encantaría que pudiera venir conmigo…
-          Eso no es posible, Yunho te cortaría las piernas antes de permitirlo.
-          Por lo menos una noche…
-          No, ni una noche… no sabes como reacciona cuando alguien le habla de él.
-          ¿Por qué? ¿Por qué se ha vuelto tan blando?
-          No se ha vuelto blando… solo él lo hace reaccionar así.
-          Que imbécil… parece un adolescente…
-          ¿Y tú? Tú estás haciendo lo mismo… con tantos sirvientes, por que pelearte con tu colega por uno que sabes traerá problemas… ¿Por qué demonios todos se comportan así desde que él apareció? Me enferma…
-          ¿Qué es lo que te enferma?
-          Me enferma pensar que tú también estés enamorado de él…

El silencio de Typhoon podía hacerle pensar muchas cosas al morocho… pero mejor prefirió no volver a tocar el tema… es que enserio le indignaba como se comportaban, y más al recordar que era por Jaejoong.
Sí, le parecía un hombre hermoso, provocador y misterioso… pero su humor y carácter lo volvía odioso.
La prepotencia con la que hablaba y lo que era aún peor, lo desafiante que resultaba ser a veces, no dejaban a Changmin tener un buen concepto de él.
Eso sin contar que era un sirviente con beneficios, que desperdiciaba oro en cada uno de sus caprichos y que se acostaba con Yunho, que a pesar de su ausencia… tenía una esposa la cual a él le caía bien.
Si Typhoon se lo llevaba, tal vez sería mejor para él e incluso para el castillo completo… por ende, iba a ser mejor ayudar al general a encontrar más información…

-          Oye… ¡Typhoon!
-          Sí…
-          Algo más se sobre él que tal vez podría servirte…
-          Dime… - se volteó y se puso curioso… mientras tanto, la molestia de Changmin crecía más y más. – serás recompensado luego si es necesario… pero para eso necesito datos que me sirvan…
-          Bien. Oí que sus padres han muerto… pero sus hermanas no.
-           Y eso… ¿Qué significa?
-          También le escuché contar a los sirvientes que ellas han sido prisioneras de guerra. Es más, que han caído en manos de tropas Japonesas…
-          Tú crees que... ¿Yo podría conocer a alguna de sus hermanas?
-          Tal vez… incluso alguna podría ser tu prisionera…

El rostro del General se iluminó…
Y es qué sabía que de ser cierto lo que Changmin le decía, tendría una gran propuesta para Jaejoong… y en caso de no aceptarla, un gran soborno.

[…]

Fue una cena normal… de esas previas a otras más grandes.
La relación de Yunho con el general había empeorado considerablemente… teniendo en cuenta de que se habían criado juntos y sus primeros logros fueron a la par.

Jaejoong estaba inquieto y no iba a negar que tenía un poco de temor a que tanto Changmin como Typhoon dijeran algo que pudiese molestar al Conde.
Mañana iba a cumplir años… por lo menos por ese tiempo no quería molestarlo.
Se sintió también amenazado y observado… a tal punto que al terminar su plato se levantó y se marchó a su cuarto… sin siquiera dar los correspondientes saludos.
Yunho no dijo nada.

-          Querido general… espero nuestra relación no se vea afectada por un capricho suyo. – el moreno dijo de golpe, a penas vio que el rubio dejó la habitación.
-          Me extraña colega… me extraña que confíe tan poco en mí… pero no pelearé… no en tu víspera de cumpleaños.
-          Me parece bien.
-          Ahora dime. ¿Qué harás cuando tus invitados lleguen mañana? ¿Esconderlo? – de repente, dejaron la formalidad y pasaron a ese lenguaje de “hermanos” que los caracterizaba.
-          Ese no es tu problema… será mejor que te sigas comportando como siempre lo hiciste…
-          No Yunho, ahí está tu error… tu continúa comportándote como siempre lo hiciste… ¡no fabriques tu mismo tus puntos débiles, no los dejes tan al descubierto! Mañana tendrás una fiesta importante y lo echarás todo a perder… ¡por dios! Mañana tu esposa y sus hermanas vendrán a verte y tu… tu te encontraras flechado con un sirviente… ¿Lo crees justo?
-          No es como si estuviese flechado o algo así… ya deja de ver problemas que no existen.
-          Si tu lo dices… - Typhoon se mostró resignado… a veces prefería que el Conde se mantuviera callado. Era obvio, y él lo sabía. Su corazón estaba tomado – Mejor el consejo que me has dado a mí… tómalo para ti… pero mejor cambia algo… en vez de pensar en nuestra relación, piensa en tu vida… que no se vea afectada por un capricho tuyo…

Y así su General se retiró de la mesa sin decir ni una sola palabra más.
¿Changmin?
Él se encontraba comiendo en silencio desde el otro extremo de la habitación. No opinó absolutamente nada y fingió no estar interesado en hacerlo… pero fue el mismo Yunho el que lo invitó a hablar…

-          ¿No dirás nada? Una opinión… consejo…
-          ¿Aceptarías mi verdadera opinión?¿Mi sincero consejo?
-          Tal vez…
-          De acuerdo, solo escucha… por lo menos intenta que nadie sepa que es del bando enemigo y que te acuestas con él cada vez que puedes.

Por último abandonó la mesa Changmin. Dejándole  muchas cosas en que pensar.

Se vio desautorizado de varias maneras en menos de 20 minutos y eso le hizo hervir la sangre.

Solo Yunho y sus 5 sirvientes permanecieron en la habitación.
En otra ocasión de molestia, partir hacia algún burdel hubiera sido la mejor elección… pero ese día, optó por quedarse en el castillo.

Cada vez hallaba un poco más de “esa tranquilidad” y comenzaba a sentir que tenía un hogar.

1 comentario:

  1. No, que Changmin no traicione a Yunho, entregando a ese enemigo disfrazado lo más importante para Yunho. JaeJoong.

    Gracias!!! 💕💞

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