20 may 2013

Tell me the legends... [ Fanfic Yunjae + 18 ] Capítulo 23 + 24 + 25 + 26 + Epílogo.

[RECUERDEN LEER ACLARACIONES ---> http://picture-ofyou.blogspot.com.ar/2013/05/tell-me-legends-fanfic-yunjae-18.html PARA COMPRENDER E CAMBIO DE TIEMPO ENTRE OTRAS COSAS]

Final !


Capítulo 23 –  Luego de un tiempo, en el mismo burdel.

-          Luego no se que paso… - dijo el hombre, llamando la atención de los chicos, que ya llevaban más de una hora escuchándolo.
-          ¿Qué no sabe? Pfff… ¿Qué tiene de leyenda eso entonces? Prometió que me explicaría quien es el Conde hoy en día… me detallaría la muerte de Yunho Jung y me revelaría el paradero de Jaejoong y la niña… entonces, ¿Cómo que no sabe nada más? – interrumpió la señorita Ji Min furiosa… pero ni Junsu o Yoochun la detuvieron, ya que tenía razón.
-          Oiga… no me ha dejado terminar…
-          Explíquese.
-          No se que ocurrió muy bien en esos días en el castillo mientras el Conde se fue…pero si se lo que ocurrió en la guerra y cuando él volvió.
-          Ja – Ja – Ja – se rió Yoochun, definitivamente algo había encontrado para decir. – No me diga que no sabe porque… ¡No tiene testigos!
-          Puede parecer gracioso joven… pero realmente no los tengo. Le contaré con detalle las otras cosas…
-          Díganos entonces, soy una mujer impaciente… mis apuntes como historiadora, se ven amenazados con tus dichos…
-          Así que la historia cuenta algo que no es verdad…
-          Pues solo algo es verdad aquí… o tu leyenda, o mis apuntes.
-          Coméntame.
-          “Al finalizar la guerra, grandes fueron las perdidas sufridas por ambas partes… pero sin dudas Japón se llevo lo peor. Aunque se quedaron con tierras y piedras preciosas, el nivel intelectual de los caídos iba a causar molestia en el pueblo japonés en general. En cuanto a los Condes… en aquella época eran sumamente necesarios, ya que eran guardianes de los límites problemáticos entre vecinos. Con la desaparición del más importante, dado por muerto, y los cambios inevitables de títulos que sufrió la región… la gente dejo de darles tanto crédito y solo fueron conocidos más por sus castillos y riquezas, que por su valentía y lucha. Todo lo había echado a perder un pacto, que comenzó hipócritamente pero, con el paso de los años se consolidó. Aunque todos sabían de la serie de silencios que guardó el ejército japonés… nadie jamás dijo nada. El Conde Yunho Jung, ganador de tantas batallas en su momento, sufrió junto a su territorio y aliados el último ataque, el que cierra con la gran lista de enfrentamientos desarrollados. Su límite de jurisdicción, al igual que sus piedras y/o pertenencias, fueron en manos de su sucesor Typhoon. Changmin no fue reconocido por el Gran Señor y la heredera no fue calificada para el puesto. Más tarde  no se iba a poder rechazar a otro joven con el mismo apellido al anterior Conde, cuando este general fue asesinado misteriosamente y sus tierras pedían a un representante urgente. Hoy en día son muchos los datos omitidos en cada texto que intenta hablar sobre el fin de la guerra y el comienzo de esta paz. Los condes ya no son más que políticos con tierras e incluso el Gran Señor, no es más que un militar que debe cumplir las leyes implantadas por las grandes asambleas civiles, formadas por todos aquellos ciudadanos que sobrevivieron a la guerra”
-          Oh pero… ¡Cuanta información cierta, y cuanta omitida señorita!
-          Para usted… ¿No es falsa del todo?
-          Claro que no… ¿Tiene algo más para leer? – Ji Min miró sus apuntes y negó con la cabeza. Los 3 lo miraron expectante – Permítame entonces agregar a eso sus… “partes salteadas u/o omitidas”.
-          Se lo agradecería.

Para este entonces… la gente en el local ya no disimulaba el intento por oír la historia del hombre caminante. A Junsu, Ji Min y Yoochun sinceramente no les importa. Se mantienen los ruidos y corridas fuera del lugar, pero todos parecen ignorarlos.
Los meseros empiezan a interrumpir sus actividades, y algunos que otros “bailarines” hacen su aparición, pero sin subir al escenario y sin bailar.
El joven rubio de la barra suelta aquellas telas que impiden ver su rostro por completo y gira en dirección a la mesa que se encontraba “detallando la leyenda”.
El hombre de espaldas.
La mujer en silencio.
Los otros dos chicos se quedan inmóviles cuando observan al muchacho caminar hacia ellos.
Sin embargo el “historiador” avanza con su historia.

-          No mientes en lo más mínimo… pero yo,  puedo aclarar muchas de tus dudas. Para comenzar, el Conde Jung no está muerto. Está demasiado vivo… - la gente enmudeció por completo en el lugar, y algunos solo reían… admirando más y más al hombre mientras hablaba – “El gran Señor”, hoy en día un militar corrupto bien juzgado por el pueblo… no hizo más que traicionar a quien era su mejor estratega en la guerra… todo, por rencor a la muerte de su hija. Fue fácil hablar con Typhoon y otorgarle el permiso para dispararle a Yunho en medio de una batalla contra los coreanos. Así, en la última batalla… el general atacó al Conde y lo dio por muerto. Nadie iba a recriminar nada, después de todo, son “problemas y errores” que ocurren durante la guerra ¿Verdad? No fue como si Typhoon haya querido matarlo. El motivo fue simple… el odio por Jung de ambos, el enamoramiento por el sirviente, la ambición de poder y riquezas. – Ya todos en la habitación habían empezado a pararse y susurrar bajito. Ninguno de los 3 viajeros podía creer lo que oían… era casi como una película aquella historia en donde el amor arruinaba todo, incluso el futuro de un país – solo faltaba en una última noche, atacar al territorio de Yunho… y tomar su castillo, a sus sirvientes, a su familia y… a Jaejoong. – el muchacho rubio que hace un instante se mantenía en la barra, ya se encontraba detrás del relator, sonriendo y afirmando con la cabeza. – Todo esto, por supuesto, lo hicieron a escondidas del pueblo… ya que no hubiesen aceptado la destitución del Conde actual en aquellos tiempos. Confiaban en él y en su hija para encontrar sucesores. Cual mejor excusa que decir “fueron coreanos quienes atacaron el castillo, luego de eso… y con semejante perdida, no nos quedó más opción que exigir un pacto y ver un nuevo futuro en Japón”.

[…]
[…]

-          Pero… pero…Ty…Typhoon… - Ji Min respondió entre líneas, ya que se encontraba muy sorprendida y por algún motivo asustada.
-          ¿Typhoon? ¡Oh él! Él se quedó con todo… pero olvidó el arma de doble filo que había creado sin darse cuenta… aún era bastante idiota y enamoradizo, al igual que el Conde. Pudo tomar todo, pero no el corazón del “sirviente” o al menos eso creo yo…
-          ¿Tiene eso que ver con su muerte?
-          Yo creo que sí… si no, no existiría motivos para el pedido de captura de Kim Jaejoong ante su desaparición. Pero eso sí que tampoco podré comprobarlo… si en verdad fue él quién lo mató.
-          ¡Déjame responderte Yunho! – el hombre empalideció de golpe frente a todos en aquel lugar. El rubio acarició su hombro y le sonreía maliciosamente a quién se atreviera a mirarlo a los ojos. Los 3 viajeros se quedaron en silencio debido a la sorpresa… - Sí Yunho… ¿Me dejarás responderte? O acaso… ¿No recordabas cuál fue la última persona que te llamó por tu nombre? – se agachó para susurrarle al oído y por fin las luces se apagaron.
-          Tiempo sin verte… Jaejoong. – respondió el moreno al oler el perfume de su sirviente y así saberlo vivo, luego de tanto años.

Al final las luces del salón se apagaron, y el joven rubio desapareció.
Los tres viajeros enmudecieron…  ¿Habían estado hablando nada más ni nada menos que con…Yunho?

Yunho Jung, el ex Conde, el desaparecido, el dado por muerto, el Señor, el famoso Conde de la muerte.
Y no solo eso, el placer de haberse cruzado con Kim Jaejoong, el amante… el tan buscado, el codisiado, y del que tanto se hablo y dudo de su existencia.

Ji Min empezó a respirar desesperada, sosteniendo el brazo de su novio con felicidad, Junsu no era capaz de encontrar movilidad y Yoochun quería creer que todo se trataba de una broma…

Pero era imposible, más aún de ver la belleza del bailarin, del sirviente protagonista de la historia.

-          Y Buenas noches damas y caballeros, sean cordiales con nuestros bailerines… en el primer y último número de la velada… estén orgullosos de contar con la presencia de…
-          ¡Un asesino! – gritó horrorizada una de las mujeres alli dentro, mientras que su amiga le tapaba la boca y continuaba con otro grito - ¡De un ángel maldición! ¡Él es Kim Jaejoong, y ahí está el Conde, no puedo creerlo, es como un sueño!
-          ¡Yunho Jung está vivo! Eso significa que… Typhoong, Changmin, la Heredera, puede ser que también lo estén… - agregaba otro muchacho entre el descontrol de la sala…

El rubio apareció en el escenario, pasados los años y con la luz en el rostro, parecía como si el tiempo se hubiese olvidado de jugar con él… solo sus cicatrices podían confirmar que se hablaba de un ser humano real, y no de una ilusión…

-          La leyenda…
-          La leyenda, déjeme terminar señorita… - agregó el ya descubierto Conde, sin sombrero y pañuelo – es más que cierta.

Yoochun y Junsu se levantaron de la mesa asustados, en cambio Ji Min no tuvo la mínima intensión de hacerlo. Se quedó eclipsada por la mirada del moreno y totalmente sorprendida… dejando caer su carpeta, con aquellos apuntes que en verdad tan incompletos estaban.
Era como conocer a una criatura mitologica, ver a un fantasma, viajar en el tiempo, en un un encuentro con ese Conde deborador de vidas.
Ignoró el llamado de atención de su novio y al comenzar la música, incluso pudo revivir el día…
El diá en que amo y sirviente se conocieron… tal y como se lo habían contado en la leyenda.

[…]

-          ¡Estamos siendo atacados!
-          Pero… pero… - los cinco sirvientes entraron en un shock devido a su escasa experiencia… incluso las lágrimas salían de los ojos del más pequeño.
-          Al cuarto de  la heredera, luego al cuarto de Jaejoong, luego los carruajes, la caja fuerte, luego nosotros… rápido, ¡es la última orden!

Changmin gritaba, mientras llegaba corriendo al castillo, mojado y con una herida de bala en el hombro izquierdo… sí, habían sido traicionados, la familia Jung había caído en una trampa.
Los guardias habían desaparecido, cuando en realidad tendrían que haberse mantenido en los alrededores… incluso sus caballos no estaban en los establos, eso solo podía tener una explicación: una persona de su propio ejército había dado la orden de abandonarlos.
Pero… ¿Por qué?
Si se suponía que luego de casi 6 meses la guerra llegaba a su fin y aún algo mejor, con victoria japonesa…

Las corridas empezaron a oírse por toda la mansión…
Jaejoong y Hyunah fueron llevados a la pieza más alta, donde se suponía encontrarían el modo de bajar y huír si era necesario. Esperarían la vuelta del Conde, este descubriría quién fue el traicionero y todo se solucionaría… o eso es lo que el morocho quería creer.

Pero todo fue fuego, caos, lucha, sangre y destrucción… entre las primeras gotas y los relámpagos que iban a tapar los gritos de la niña aquella noche.



Capitulo 24 – Traición

POVS JAEJOONG

Intenté ignorar esos estúpidos rumores que decían, habías caído en batalla… pero esto sin dudas me superaba.
Me levanté corriendo de la cama y agarré a Hyunah en mis brazos… comenzamos a correr, ella no podía parar de llorar y yo no podía consolarla, ya que estaba por seguir el mismo camino. Minho y Key nos acompañaron y cerraron la puerta, fue casi una despedida cuando se marcharon… solo le tape los ojos a mi niña, por que ella era mi hija, la de nadie más.

¿Dónde estabas Yunho?¿Qué te habían hecho?¿Quién te había traicionado?¿Ibamos a morir?

-          Omma… omma… ¿Qué está ocurriendo?
-          Tranquila bebe… tranquila…

La sostuve y abracé lo más fuerte posible, le tapé los ojos al oír un fuerte golpe en la puerta. Se podía oler ya la madera quemada, la sangre derramada, el vapor de la lluvia mezclada con el fuego.

-          Omma, ¿donde está appa?¿Vamos a morir? – me decía mientras comenzaba a llorar y apretaba mi espalda… ya no podía más y me estaba rompiendo el alma. No era justo que con sus cuatro años de edad tuviera que vivir todo esto.
-          No vamos a morir Hyunah, tu respira hondo y pase lo que pase no abras los ojos… encontraremos un lugar para esconderte, pero lo más importante… no salgas.

[…]

POV’S CHANGMIN


-          Apártate  Changmin… fue un placer hacer negocios contigo, pero hasta aquí llego nuestro convenio.
-          Estás loco… nuestro convenio se terminó el día en que te volviste un idiota enamorado Typhoon.
-          Jajaja, no me hagas reír… ¿Enamorado?¿Yo?¿Acaso me conoces tanto?
-          No es necesario conocerte tanto…
-          Yunho ya está muerto… yo mismo lo maté, no me representa ningún problema apoderarme de su maldita prostituta, así que no se de que me estás hablando…
-          ¿Entonces para qué mierda vienes aquí? Si Yunho ya murió… el trono es tuyo… déjame llevarme a mi sobrina… ¡ella jamás reclamará su puesto!¡No es tan basura como tu! – no iba a responderme, lo sabía… estaba aquí no para llevarse a la niña si no, para llevarse a Jaejoong… - lo ves… no tienes nada que decir, por que tengo razón, porque vienes por él.
-          Cierra la maldita boca… y córrete si no quieres correr el mismo destino que el idiota de tu primo…
-          Así… ¿Tan fácil? Tu y el viejo presumido de Seo Kwon se cargan a la gente… que asco me dan… traicionaron a mi primo, me traicionaron a mi, traicionaron a mi gente, y todo por intereses personales… - eran una vergüenza de principio a fin, y no me importaba morir calcinado aquí, iba a decircelo antes de irme al infierno junto a Yunho, si es que realmente muerto estaba.
-          Planeaba no matarte a ti también… tal vez, hasta terminabas ayudando a mis futuros cocineros,  lavando platos o… recogiendo mi basura, pero veo que no deseas cooperar…

Typhoon desenvainó su espada, sin contar con que yo también llevaba la mía…
No iba a permitir que mataran a mi sobrina, que se llavaran a Jaejoong… después de todo no iba a modificar nada en mí, aunque si me daba rabia, ya que había aprendido a tolerarlo después de todo y no se merecía estar con una basura como él.
Era dificil pelear en esas condiciones… el fuego, reducía el oxigeno, y el resto de los soldados que avanzaba destruyendo todo me impedían concentrarme. ¿Qué había sido de los otros cinco sirvientes?
Sin dudas el pequeño Taemin ya estaba descansando en el cielo, y en cuanto a los otros cuatro si aún se encontraban luchando como verdaderos hombres… poco les quedaba.
Era muy bueno con su arma, pero era tramposo y le pidió ayuda a uno de sus soldados…  que no dudó ni un momento en dársela y que me sostuvo para que él se encargará de atravezar mi estómago con su filosa espada.
Supe entonces, que hasta ahí había llegado, que entre la escases de oxígeno y la sangre que comencé a perder, cada vez estaba más cerca de volver a ver a Yunho.

[…] POV’S JAEJOONG

-          Vamos Hyunah adentro del armario ¿Si? Y pase lo que pase… tu no sales…
-          Bien omma…
-          ¿Me lo prometes?
-          Si omma… - lagrimeaba mientras me afirmaba con la cabeza… ella siempre tan obediente, hubiese sido mi máximo deseo poder llevármela bien lejos y ofrecerle una vida feliz, sin tanto dolor y gente oscura alrededor.
-          Ni aunque sea una persona que tu conozcas la que entre, por que hoy todos son malos… solo si vez a alguno de tus sirvientes o al tío Changmin por supuesto.
-          Bien, así será omma.
-          Un beso, dame un beso.

Y me dio un tierno beso en le mejilla y yo luego en la frente.
La encerré en el armario, lo mas fuerte que pude y disimuladamente, para que no se notara que alguién estaba dentro.

Fue él último golpe a la puerta, antes de que se abriera y lo pudiera reconocer… y detrás de él vi las llamas… mientras me encontraba tirado debajo de la ventana.
Por un momento, incluso creí que iba a encontrarme a un soldado coreano, pero no, fue nada más ni nada menos que Yunho el que apareció…

Sí, mi Yunho, mi Conde.

[…] Fin pov’s.

Ambos se miraron y dudaron si no estaban soñando, pero no… era la misma realidad aquella que estaban viviendo.
El rubio fue el que comenzó a llorar, luego de casi darlo por muerto y de pasar noches completas convenciendose de que no iba a volver a verlo.
Fue incapaz de pararse, así que solo lo esperó, mientras que él se arrodillaba y lo abrazaba desesperadamente, sujetando sus brazos y acariciando su pelo, como si le impidiese que se moviera de ahí.

-          No voy a irme a ningún lado amor… no, no estés nervioso… tranquilo…
-          Shhh…shh…. Solo, quedate en silencio. – el moreno le susurró al oído, para luego besarlo, suspirando aliviado al encontrarse con él después de tanto tiempo. – Hyunah… ¿Hyunah dónde está?
-          Escondida… pero, ¿Estás convencido de que esto es seguro?
-          No, no lo estoy así que mejor déjala unos momentos más… solo una parte de mi ejército me fue fiel, el resto acompañó a Typhoon y a Seo Kwon, ellos están detrás de todo esto.
-          No digas más nada… solo no me sueltes, por favor no…

Tuvieron miedo, muchísimo miedo de ser separados otra vez, y ya la visibilidad se les hacía dificultosa debido al incendio intencional creado por los soldados…
Yunho estaba herido… desmejorado y exhausto… había tenido que volver practicamente escondido de quienes habían sido sus propios hombres algún día, todo por culpa del Gran Señor.
Sabía que tal vez, no podría sobrevivir esa noche… pero al menos había podido ver el rostro de Jaejoong una vez más… había olido su perfume, sentido la finura de su piel y escuchado su melodiosa voz…  se lo contaba a sus dos mejores coroneles… él estaba enamorado del hombre más maravilloso de la tierra y cada vez que salía a luchar solo pensaba en él y en su hija.

-          Jaejoong… - el moreno tomó las manos del rubio y las llevó a su estómago, temblaron ambos, cuando empezó a brotar la sangre de aquella herida de bala que cargaba – ¿lo sientes verdad? No es como aquella vez… esta vez… son balas… y son dos, y me están matando.
-          Yunho… no por favor, no puedes irte ahora que has llegado tan lejos…
-          No seas egoísta y piensa en nuestra hija… - el corazón del sirviente se detuvo el escuchar aquella frase… es que el propio padre le había dado el consentimiento de llamarla suya a la propia Hyunah, esa niña que el tanto había aprendido a amar – tu deberás cuidarla por mí… mantenerte perfil bajo y criarla, para que en un futuro sea una gran heredera, junto a Changmin y el resto de los sirvientes… ¿Me oíste?
-          Si Yunho… te oí…
-          No llorés idiota… - y como era de esperarse Jaejoong no podía evitar llorar, por que esta vez, si se estaban despidiendo. – Ahora ve a buscarla y toma esta llave… recuerda el día en que te expliqué como era con exactitud la ubicación del castillo…
-          Lo recuerdo bien, muy bien…

Intentaron levantarse, pero el moreno ya no pudo hacerlo… la herida estaba dominándolo por completo. El rubio no lo pensó y lo besó en los labios... era la primera vez que el iniciaba con tal caricia de un modo tan brusco. Al cerrar los ojos, sus lágrimas brotaron y al separarse su corazón se detuvo, así como antes de conocerse.
Fue como experimentar de nuevo una vida sin el hombre que amaba, recordar todo la frialdad y dolor que rellenaban sus noches en el burdel…

-          Si somos idiotas Yunho, somos estúpidos, y por eso merecemos estar enamorados.
-          Por eso, por eso es que te amo… - respondió el moreno
-          Por eso, por eso también te amo. – sujetaron sus rostros y se miraron fijo, nada les importó a tal punto que no notaron la presencia de un hombre nuevo en la habitación.
-          No me olvides… por favor, nunca me olvides…
-          Tendre que vivir dos veces, para poder olvidarte…


Y al terminar de pronunciar aquella frase, Jaejoong lo vió entre las llamas cruzando la puerta… con un arma en la mano y con el rostro lleno de furia, completamente indignado.
Se quedó eclipsado, y simplemente no tuvo palabras para decir.
En ese momento el Conde entendió, que había llegado su hora.

-          Buenas noches.

Dijo el general y disparó sobre quién había sido su hermano de corazón, Yunho Jung.

Jaejoong solo gritó de dolor al verlo caer hacia un lado y al sentir su sangre manchar su rostro… era una película de terror, después de haber vivido en una romántica durante tanto tiempo. No pudo escuchar el llanto de la niña, ni los escombros caer… solo su respiración entre cortada producto de los espasmos y del shock.
Thypoon se acercó y lo tomó del suelo sin decirle ni una sola palabra… ni siquiera preguntó por la heredera… ahí quedó en evidencia que el trono poco le importaba.

El Conde simplemente había caído…
Ya su cuerpo se encontraba totalmente echado e incapaz de volver a levantarse, sus últimas fuerzas decidió gastarlas en débiles susurros, esperando que su amante pudiera oírlas…

-          Jaejoong... en el burdel, volveré a verte en el burdel algún día… un día cualquiera, parecido al que nos conocimos
-          Yunho Ah… no… no… suéltame, desgraciado… no… por favor… ¡No!
-          Recuérdalo…iré cada año hasta morir de viejo, si es necesario…
-          No planees más nada hermano, porque tu vida, finaliza aquí – Typhoong sonrío perversamente y lo miró por última vez - Buenas noches Yunho, nos veremos en el infierno.

Y se retiró con quién algún día había sido sirviente del “Conde de la muerte”, proclamando como suyo el trono, todas sus riquezas e incluso la victoria sobre el pueblo coreano y la idea del pacto para finalizar la guerra a favor del pueblo japones.

No contó, sin embargo, con algunos detalles que luego iban a cambiar su vida y la del mismísimo Kim Jaejoong.

Capítulo 25  - Caída del Gran Señor

Empezó el baile y se pudo notar la diferencia a los años anteriores.
El público, la música, el mismísimo lugar.
Ingresaron al burdel algunos soldados que los viajeros dedujeron, eran enviados del Gran Señor.
Todo se había vuelto un caos.

Ji Min lo comprobaba, como Jaejoong podía seducir al bailar aún cuando un hombre no tuviese aquellos gustos… su novio y Junsu eran el gran ejemplo. Ella se burló y continuó mirando… estaban formando parte de la leyenda.
Los bailarines eran sensacionales, y ahora entendían porque todos querían pasar por este burdel cada vez que venían a Corea.

¿Cómo habían vuelto Yunho y Jarejoong al país?
Era la pregunta en ese momento… pero si algo se sabia, era que el rubio, estaba acusado de  asesinato en las tierras japonesas y que lo más probable era que haya tenido que huir de ahí… e incluso vivir escondido, ya que el pacto de Corea y Japón no iba a dejarlo con su libertad completa.
¿Y cómo Yunho había sobrevivido? Eso si que era un gran misterio…
Ahora estaba mas que claro quién era el anónimo que amenazaba con asesinar al Gran Señor y vengarce por la traición, en el caso de que alguien de la familia de Thypoon accedíera de nuevo al trono.
Seo Kwon siempre dudo de la verdadera muerte del moreno, ya que no iba a descansar hasta tener el cuerpo en sus propias manos… por eso aún mantenía vigente su pedido de captura.

[…]

Terminando el show, los bailarines se retiraron, incluyendo Jaejoong.
Como era de esperarse, el moreno corrió tras de él, aunque tuvo que esperarlo lo suficiente y los enviados del Gran Señor debieron irse, al menos por el momento.
Los tres viajeros no lo dudaron ni un momento, los persiguieron… por lo menos tenían la necesidad de despedirse si era que no iban a volver a verlos.

Salieron ambos a la puerta, junto a los jovenes, pero  la señora del lugar no dejó salir a las otras personas al ver el movimiento de los soldados que volvían a aparecer, como si hubiesen estado esperándolos…
Ya era suficiente caos para el burdel por hoy.

-          ¡Ven aquí!

Yunho le gritó a Jaejoong sin dudarlo  y éste le obedeció contento, así como en los viejos tiempos… casi corriendo fue a sus brazos y saltó sobre él… terminando en un beso desesperado, ignorando la presencia de los demás.
Ellos solo sonrieron… ya que era como vivir algo más de la historia, pero esta vez en carne propia.

-          No sabes lo que te necesité… no sabes lo que te lloré… no lo sabes no…
-          Tu tampoco lo sabés Jaejoong… te busqué cada año aquí y simplemente no venías, pero te juré no rendirme y así fue, no lo hice…
-          Es que no sabes donde estaba… no sabes la tortura que fue… mi hermana, Typhoon…
-          ¿Qué hay de él? Debemos regresar a Japón… me vengaré, de una buena vez me vengaré de todo lo que te han y me han hecho y tú… tu estarás a mi lado.
-          ¡No puedo!¡No puedo Yunho! ¡Lo maté! ¡Yo lo hice! ¡Soy un asesino al igual que tu…seremos encarcelados en Japón y a penas podremos ser libres aquí por ese asqueroso pacto!
-          Shhh tranquilo… tengo a mis soldados aquí conmigo, no todos nos han traicionado, volveremos por Hyunah, tu no eres un asesino… no…
-          Si lo soy… si..
-          No Jaejoong, solo estás tomando responsabilidades de más…
-          Si Yunho… ¡Yo maté a Typhoong!

El moreno se mantuvo en silencio y comprendió que parte de enamorarse de él significaba, contraer esa frialdad a la hora de causar la muerte a otra persona.
Incluso si fueses su hermano de corazón, su esposa o su propio amante.
Te volvías Dios creyendo tener el poder de decidir si el otro merece continuar viviendo o no.

[…]

Pov’s Jaejoong

Había sido suficiente ver a mi hermana golpeada otra vez.
Ya no podía soportarlo. ¿Quién demonios se creía que era?
Sabía que debía controlarme y seguir sus ordenes, que tenía que ser paciente para que Su Young no fuese herida… pero las noches donde me obligaba a estar con él se volvían cada vez más pesadas y complicadas.
A veces solo pensaba en quitarme la vida… pero yo sabía que tanto Yunho como mi Hyunah aún estaban vivos.

Por eso, esa noche no lo pensé, sostuve la navaja de oro y cuando se quitó la bata y se posicionó sobre mí no lo dejé tocarme.
Se puso agresivo, me golpeó… como era de costumbre no reaccioné… aunque me había hecho sangrar el rostro, como siempre.
Luego vinieron los insultos, luego recordó esa forma astuta de sobornarme nombrando a mi hermana.
Sabía que era capaz de torturarla hasta matarla, solo a cambio de verme sufrir a mi.
Empezó con sus jugueteos y tuve ganas infinitas de vomitar… lo escupí y me dedicó otro golpe, intentó salir del cuarto para ir a buscar a lo único que me quedaba de familia pero no lo dejé… clavé la navaja en su espalda y lo empujé contra el suelo. Bien como hacen los hombres traicioneros, por la espalda… sin códigos, olvidando toda ley así como la vida lo había hecho conmigo cada vez que debía permitir que ese ser apoyara sus manos en mi cuerpo.

Toda la fuerza que me quedaba la gasté en hacerlo girar… lo tuve debajo de mi, lo vi sumizo y me dio tanto asco como nunca nadie me había causado.
Él había destruído mi vida.
Clavé otra vez mi arma, y otra y otra vez… no sabía que estaba haciendo, pero se sentía genial, se sentía placentero… podía sentir esa presión llena de felicidad en mi pecho.
Luego en su corazón y la sangre comenzó a saltar por todos lados, manchando la alfombra, mi cuerpo, mi ropa…. Me encantaba.
Amé matarte de esa forma.
No se sentía como cuando clavaba el oro en mi piel, era muy distinto por que esta vez… eras tu el que sufria.

Y jamás me arrepentí. Aún mientras mis lágrimas caían y mi sangre se mezclaba con la tuya… si, me corte a mi mismo sin notarlo.

Como te acostumbras a matar mi amor… se siente tan extraño, es como trabajar para Dios, decidir quien vive y quien no… de repente es una pesadilla, y te imaginas muriendo a ti o a alguien que quieres.

Luego me empece a reir por que odiaba a ese hombre que, porque negarlo, era mi violador y torturador personal.
Corrí por mi hermana, no se como hicimos para escapar.

Gritos, todos gritos… llantos, que para mi fue una hermosa canción…

Destrozé tu corazón y que todo el mundo lo sepa… lo hice en todo sentido.

[…]



Tres de los 5 soldados que se encontraban en el burdel y ahora en sus afueras, abrieron fuego en plena calle.
Los viajeros se echaron al piso y los comerciantes empezaron a llamar a los oficiales.

Ya no era como en esos tiempos de guerra en donde los conflictos se resolvian de esas maneras, ahora todo debía ser más cordial y sin violencia… tan solo un disparo ya era suficiente para causar alboroto.

Si algo se había aprendido en los 15 años era a convivir con paz luego de tanto dolor.

Jaejoong se arrodilló y respiró profundo… aliviado cuando notó que no había sido herido y observó a los tres muchachos, totalmente  echados en el suelo, propablemente gracias a los recien llegados acompañantes de Yunho que los defendieron sin dudarlo… se calmó un momento hasta que volvió a sentirlo, como hace 15 años, aquella noche cuando lo perdió producto de una herida, de una traición…

La herida de bala atravezando el cuerpo de Yunho, pero esta vez, nada más ni nada menos que su corazón… la sangre, y el rostro del moreno innmovil, sintiendose casi culpable por haberse dejado herir...

Es que si lo había hecho, por que esa bala era para él, por que el primero que debía morir era Kim Jaejoong por asesinar al General Typhoon o al menos eso dijo Seo Kwon del otro lado de la calle saliendo del burdel, donde parecía también se habían mantenía herido.
Jamás iba a dejarlos libres, jamás iba a perdonarles que le hayan quitado la vida a su hija y luego burlado su plan de añós con Typhoon… 

-          ¡Maldito Viejo! – el grito del rubio resonó por el oscuro paisaje, la seriedad del Gran Señor, la sorpresa de Ji Min, Yoochun y Junsu, el grito de las mujeres…
-          Un gusto volver a verlos… - respondió el hombre con calma y detuvo a sus soldados, aparantemente tenía intenciones de hablar.
-          ¿Cómo puedes venir y simplemente disparar?¿Eh?
-          ¿Perdón?¿A quién demonios se lo dices? ¡Por tu culpa mi hija esta muerta, mi máximo hombre de confianza también… eres el peor de los asesinos… solo faltas tú y ese maldito Jung que debería dejarme seguir con mi reinado!
-          Bastardo…  - se moría por responder pero sabía que no era posible, más por la situación de Yunho, que continuaba sangrando y a penas mantenía los ojos abiertos – Tu hija era una demente… se suicidó…. Y no solo eso, ¡Intentó matar a su propia hija! ¡A tu nieta! La que tienes escondida en un castillo por puro capricho de no entregar el trono… destruíste mi vida y la de él…
-          Por eso, deberías dejarme terminar con tu calvario de una buena vez, ya que no me permitiste regresarte al lugar de donde nunca debiste haber salido… - Seo Kwon se mostró frío nuevamente y levantó la mano como seña para abrir fuego otra vez… lo había decidido, Kim Jaejoong y Jung Yunho no pasarían de aquella noche – Pueden terminar con sus tareas soldados, cuando me retiren.

El moreno se mantuvo arrodillado en el suelo con la cabeza hacia abajo, el rubio sorprendido pero para nada asustado… no tenía planeado mostrar debilidad ni mucho menos rogar piedad frente a un hombre así.
En cuento a los viajeros…

-          Nos veremos en el infierno tal vez…
-          ¡Detengase!

Han Ji Min, la señorita historiadora de corta edad desafió al Gran Señor Seo Kwon a detener una orden, y éste, se quedó inmovil ante tal falta de respeto.

La mirada de Yoochun y Junsu que aún se mantenían acostados en el pavimento… casi rezando, y ahora la de los soldados que ya se imaginaban teniendo que gatillar sobre la joven.

¿Fueron las últimas fuerzas del Conde?
Probablemente…
Vivió luchando y parece que iba a morir haciendolo…
Estiró su mano y lo hizo, disparó su arma contra la cabeza del Gran Señor, el padre de quien alguna vez había sido su compañera, su amiga.

El hombre llegó a maldecir, pero no fue lo suficientemente inteligente como para adivinar la tecnica de distracción de la muchacha al llamarlo a él y a sus hombres.
Los soldados abrieron fuego, mientras que solo dos quedaban de pie y decidieron rendirse frente a los acompañantes del ex Conde.
Yoochun y Junsu la echaron al suelo, al igual que Jaejoong con el moreno…
Segundos después… la nueva policía, la gente saliendo del burdel, la sangre, el caos, las fotos, las preguntas.

Incluso aunque fuesen juzgados tanto Jaejoong como Yunho,  ninguno de los dos tendría que morir.

Capítulo 26 – El conde y el sirviente.

Hubo un día en que Jaejoong se enfermó… y todos pensaron que era de esa gripe que traían los soldados de la guerra.
Yunho se enfureció con los sirvientes por dejarlo ir a la ciudad a hacer compras y vincularse con el campesinado… ¿Cómo podía él tan bello y frágil hacer tales cosas?
¿Qué iba a ser de él si su hombre se infectaba con algo extraño y su salud peligraba?
Le prohibió salir por casi un mes, y al rubio no le importó mientras pasaran tiempo juntos…

Así fue… Hyunah aún no había nacido y Bo Ah no estaba frecuentando la mansión… en cuanto a Changmin, los toleraba bastante.
¿Qué podían hacer todo el día juntos?

Levantarse y desayunar… sí sí… juntos, mirar el amanecer, caminar y arreglar las flores, sacarle el trabajo a los sirvientes y decidir preparar ellos mismos el almuerzo, ir al río por la tarde y leer si es que habia nubes, comer algo dulce en la merienda, observar el atardecer, molestarse si es que llovia, cenar románticamente, dormir, seciones termales, jugar con chocolates y cerezos, provocarse hasta terminar en la cama, “hacerlo en la cama, en la mesa, en el sillón, en el balcón”…. Sí sí… juntos.

La cuestión fue que podían vivir uno con el otro las veinticuatro horas del día… e incluso pelear y terminar a los besos en cuestión de minutos.
Podían pasar tiempo sin verse, pero el saber que se pensaban y tenían, aún a lo lejos les bastaba… por que el volver a verse, los llenaba de pasión y motivos para seguir viviendo…

Por que solo se necesitaban el uno al otro para poder vivir.


[…]

POV’S JAEJOONG.

Te me estabas yendo en mis brazos aquella noche.
Era la tercera vez que te veía tan frágil desde que te conocí… y siempre lo dicen, la tercera vez, es especial.
No te decía nada, no me decías nada… la gente corría y llevaban a la chica que había hablado contigo, los dos acompañantes fueron detrás de ella. Los policías arrestaban a los soldados y se encargaban de sujetar a Seo Kwon, suficiente corrupto ya era… si sobrevivía preso iba a ir… pero de todos modos tu tiro había sido muy precizo.
A vos no quisieron tocarte, me dijeron que ya era tarde.

Una bala en el pecho, en tu corazón… mejor dicho lo rozó, pero era practicamente en él. Y otra en el estómago.
No te habías despedido de tu hija… ni de tu primo o de tus lindos sirvientes.
¿Qué tenía para decirte Yunho?¿Que habías sido un gran hombre?
No claro que no, no lo habías sido…
Habías matado gente, destrozado familias, causado dolor… y mí, bueno A MÍ… ¿Qué habías hecho conmigo?

-          Yunho…
-          Si…
-          Yo…
-          Tal vez no tendría que haberte comprado. Tal vez no tendría que haberte golpeado. Tal vez no tendría que haberte torturado con tus pájaros, ni haberte hecho tantas escenas de celos, ni mantenerte encerrado, ni obligado a tener relaciones conmigo, ni a usar la ropa que yo queria, ni a presentarte como mi sirviente, ni a callar cuando no querias, ni a tragar tus lagrimas, ni a comer lo que a mi me agradaba, ni a hablar solo con las personas que yo decidia,  ni a convivir con mi esposa, ni a cuidar a mi hija, ni a…
-          Por favor cállate…
-          Jaejoong… te amo.
-          Por favor.

Apreté las manos contra el suelo y apoyé mi frente en la tuya… ya casi ni sentía tu aliento… pero el último que tenías lo gastabas arrepintiendote.
Ahí estabas, describiendo todo lo que habías hecho conmigo, pero olvidandote de lo más importante…

-          Tampoco… tendrías que haberme enamorado así, como lo hiciste idiota. ¿Cómo haré ahora para vivir sin ti?
-          Perdón.

Yo tenía los ojos cerrados y vos también…  así que solo quise seguir disfrutando de tus suspiros, pero ya no pude sentirlos…

-          Solo no te arripientas de haberme amado… te amo Yunho…

Y jamás supe si me habías logrado escuchar, si ese último te amo te lo dije a ti o simplemente a la nada, pero creeme que cuando tu corazón dejo de latir… también te llevaste el mío.

[…]

Habían pasado 15 años desde el incendio en la mansión Jung y nadie quería hablar por temor…
Hoy, había pasado 1 semana del encuentro en la calle TehaSe de Seúl y tampoco, nadie quería.

Yunho Jung había aparecido luego de años desde su desaparición en batalla… se lo había dado por muerto, como soldado abandonado, producto de una traición.
Poco duró la felicidad, ya que fue asesinado por Seo Kwon, un ex jefe de Condes la misma noche.
Asimismo, fue herida una historiadora y viajera, Han Ji Min… que decidió pasear junto a su novio y un amigo.
Se destaca la reaparición de Kim Jaejoong, que estaba acusado de asesinato, y con testigos y la rehaparición de su hermana, Kim Su Young, se comprobó que fue en defensa propia.

Los jóvenes sobrevivientes decidieron viajar a Japón para reencontrarse con sus familiares y por que no, retomar con el apellido Jung en el trono (después de todo, se mantenía en secreto quien se encontraba al mando de esas tierras)

Fueron muchos los presentes en aquella trágica escena donde se reencontraron… y todos coinciden en que parecían mágicos…

La presencia e impetud de Yunho Jung.
La belleza y perfección de Kim Jaejoong.
El enfermizo amor del Conde y su sirviente.



Epílogo

POVS HAN JI MIN

Jaejoong llegó mas o menos a fin de año junto a Junsu… yo no lo podía creer… y más cuando ella lo conocío y se enamoró completamente. Sí, hablo de su hija…
A Changmin no le cayó para nada bien, pero no tardó en comprender que a nuestro castaño ¡también le gustaba Hyunah a pesar de esos 7 años de diferencia!
Anne lo recibió genial… los sirvientes también y él… bueno… él lo hizo aproposito…

Hyunah, Changmin y los otros cinco chicos sobrevivieron milagrosamente al ataque debido a que Yunho no había llegado solo a la mansión aquella noche.
Una lucha finalizada en escape logró la permanencia Jung en el hogar y, aunque debieron mantenerse ocultos, tras la muerte de Typhoon, pudieron continuar gobernando aunque sin utilizar sus nombres completos y con ayuda de  sus mas allegados.

El mismo Shim Changmin había sido el Conde.

Jaejoong le regaló una casa preciosa a su hermana y le ofreció trabajo a todos los otros prisioneros de guerra, que por cierto, liberó.
En cuanto a los burdeles, los dejó seguir funcionando pero… le preguntó a los chicos y chicas del lugar si estaban ahí por su voluntad y si aspiraban a algo más. Muchas le respondieron que no y bueno, les propuso estudios y salir de allí.
Mientras, Hyunah y Junsu seguían enamorandose.
Taemin partió de la mansión y los otros cuatro se armaron hogares alrededor de esta… solo venían a trabajar por los días.
Yo vivía genial con mi novio… todo marchaba tan bien, pero a él… se lo veía taaaan apagado. Siempre era así, el no avanzaba… el mundo seguía su rumbo pero el de él se habia detenido el dia en que Yunho murio en sus brazos.

Tenian que verlo… los ojos caidos, la sonrisa nula, ese brillo inexistente… nada de ese hombre vital que lo hacia ser Kim Jaejoong.

Su hija se caso nada más ni nada menos que con nuestro castaño… la boda fue genial, todos nos volvimos a reunir.

La ciudad volvió a tener confianza en la familia completa… incluso nosotros nos mudamos a Japón y nos sentiamos de aquel país a pesar de las rivalidades entre los territorios.

Nuestro amigo rubio, padre de la novia a penas pudo asistir.

Sufría de depresión… ya lo habíamos notado… y ya no era un capricho.
Changmin pasaba a verlo, incluso los sirvientes…. Pero, nada.

La navaja de oro, esa estúpida navaja de oro, lo seguía a todos lados y esos cortes, eran cada vez mas grandes y visibles.
Simplemente lo veíamos cada vez menos.
Anne le pidió que se mudara o que simplemente emprendiera un viaje… lo hizo, y al regresar, casi no regresa.
Su hija, sufría al verlo así…

Comenzamos a pensar, si se había vuelto loco.

Hyunah Jung, Kim Junsu asumieron al cargo de Conde y Condesa y encima… CON AMOR.

Kim Jaejoong se embriagó esa noche y le contó a su hija entre llantos que su madre había intentado matarla.

Changmin decidió que ya era suficiente y decidió echarlo… él entendió que era lo mejor.
Entre llantos y llantos, armó las maletas y partió de su mansión tomando solo esos chocolates de cereza que tanto le gustaban

Viajó a Corea ya con una vida deshecha y totalmente desmejorado…
Violvió al burdel y tiró la navaja de oro que le habia regalado el amor de su vida, si, siempre iba a recordarlo como tal… como el único que tuvo, como él hombre que controlaba el paso de su corazón.
Lunes, de mañana, era imposible que alguién estuviese allí y su camarino siempre iba a estar vacío esperandolo.
Por eso, ingresó por la parte de atrás y tomó su bata… los maquillajes no estaban, ya que él mismo los tenía en la bolsa que siempre llevaba colgada.
Caminó por los pasillos, subió las escaleras, marcó los pasos, bailó…

Entonces recordó aquella frase… “tendré que vivir dos veces para poder olvidarte”.
“Bueno, vamos a vivir por segunda vez entonces”. – gritó.

Y gatilló en su cabeza, sobre ese escenario donde tantas veces había bailado, donde lo conoció, donde cruzaron miradas por primera vez y desde el primer momento supo que se había enamorado.

-          Bueno Yoochun, resulta ser que… era verdad toda la leyenda y, yo soy la única que tiene el final.