Podía jurar que tu existencia me atormentaba, que sentía mis brazos arder cuando te abrazaba… tu cuerpo se quemaba debajo del mío, tus gritos eran de esas canciones que te llevan a la oscuridad cuando estás triste.
Mi corazón latía fuerte cuando nos rozábamos, sangraba mi interior… mientras que el tuyo se hacía cada vez más grande y me devoraba.
Todo se inició cuando mi vida comenzó a llevar tu nombre.
¿Quién era el dueño de la situación?
Aunque parecía que yo lo fuera, yo cumplía tus fantasías, respondía a tus preguntas y te llevaba hasta la luna si me lo pedías.
Tu figura tan grande al lado mío, te veo desde el suelo… mientras derramas tal vez una lágrima, pero sonríes luego… no te sientes culpable ahora que estás pisando mi mano, ahora que te arrodillas para acariciar mi rostro.
Pero… ¿Quién era él que gritaba?
- No quiero volver a verte con otro, ¿me oíste? ¿Me oíste? EH!
Probablemente drogado con tu aroma y volando en el mundo qué vos mismo creaste… te grito sin dejar que abras la puerta de la habitación. Comienzo a besarte aunque al principio me rechazas, me muerdes los labios enojado y golpeas tus débiles pero rápidos puños contra mi pecho. Ni sueñes con que me harás retroceder, voy a hacerte mío de nuevo, como yo quiera, cuantas veces quiera y del modo más doloroso que te puedas imaginar.
Nuestros brazos luchan, siempre sin interrumpir el beso, jalo de tu ropa hasta romper los botones de tu larga camisa…aprietas mis hombros y los rasguñas, a tal punto que tu mano derecha se resbala y me hace sangrar, así como yo hago sangrar tus labios.
Gimes en mi boca, cierras los ojos y solo te resientes por reflejo, porque siempre eres así, hay que obligarte aunque te mueres de ganas, por que llevas la histeria en la sangre y porque te encanta que sea rudo y cruel contigo, porque eres un enfermo al igual que yo.
Te empujo y te chocas contra la pared helada de la habitación, ahora eres tu el que jala mi brazo y me apega a su cuerpo. Volvemos a fundirnos en un beso desesperado, y tu lengua se enreda a la mía desafiándola, tratando de encontrar un espacio para apoderarte de la situación, aunque sabes que no lo lograrás. Abres más y más la boca, dejando caer un hilillo de saliva por tu rostro… siempre tan sucio y tan inconciente… ¿Por qué demonios terminas sonriendo?
Pareciera que desde tu rostro una luz me abraza y me cautiva… con un color jamás conocido por el ser humano… un perfume de ese lugar llamado paraíso… unos ojos que se tornan rojos e hipnotizantes, junto a esa sonrisa que te hace digno de comparación con esos psicópatas que no sienten el dolor.
Tus frágiles brazos rodean mi cintura y dejan de hacer fuerza, ahí es cuando tu piel empieza a arderme y a resultarme tóxica… tu cabello oscuro cae como la seda y tus gemidos hondos son las cadenas que me van atando y asfixiando cada vez un poco más.
Porque eres como un ángel diabólico, de los peores y de lo más peligrosos Jaejoong… ahora tus labios heridos se pegan a mis oídos, mientras con mi mano desnudo tu cuerpo y acaricio cada parte a mi alcance. Tu voz suave, entra a mis oídos como un virus… repites mi nombre una y otra vez…
- Yunho, hazme tuyo esta noche de nuevo… Yunho, perdóname otra vez… Yunho, haré lo que me pidas… seré tu esclavo si es que quieres que así sea.
Otra vez la habitación será testigo de nuestra entrega desmedida… mezclada con dolor y placer. Un mal necesario, los pecados que se ríen a lo lejos porque somos tan débiles.
Es que eres el único hombre que me hace creer que soy merecedor del infierno completo… que valdrá la pena jamás encontrar la paz y trabajar en el medio de la oscuridad… porqué sería preso del mismo lucifer solo para ser el dueño de tu cuerpo… porque te amo y perdonaría cada uno de tus errores aunque causes mi propia muerte.
Las cortinas que se mueven con la suave brisa del exterior, las luces a medio alumbrar y la puerta cerrada con la llave que yo mismo guarde, vaya uno a saber donde.
Los cuadros apagados con escenas marchitas… las líneas que recorren la pared y terminan muriendo en el suelo… al igual que tu fina camisa, lo único que llevabas sobre tu cuerpo para cubrirte. La cama con sus sábanas rojas y blancas que aguardan nuestra llegada… el amplio espejo exactamente frente a ella clavado a la pared… en ese que pasas horas mirándote mientras eliges tu ropa, mientras sonríes o lloras.
Me enciendes aún más si es posible al lamer el lóbulo de mi oreja… muerdes mi cuello como si fueses un vampiro hambriento y dejas las marcas asegurándote de que estoy completamente a tu merced…
Pero soy yo aquí el que golpea primero, el que te grita y te devora hasta dejarte entre las sábanas desnudo y sin aliento… porque soy como el monstruo que se apodera de otro, que vive de intenciones malas y se alimenta de sueños de niños débiles como tú.
Hacerte mío una y otra vez, amo ponerte reglas y que las cumplas al pie de la letra… pero siempre me desobedeces y me obligas a castigarte… vamos mi príncipe, resístete de nuevo, eso te hace mas adictivo.
Así, comienzo a bajar por tu cuello… lamiendo todo lo posible, dibujando esa húmedo línea que permanecerá ahí algo de tiempo, tus hombros ahora son presos de mis manos, mis labios que absorben algunos centímetros de tu piel que dan como resultado marcas chillonas… hasta que tus manos llegan a ellas para calmar el dolor.
No te quejas todavía, prefieres morderte los labios y hacértelos sangrar antes de admitir que nuevamente yo soy tu dueño.
Así mi boca quiere probar un poco más y llega a esos pezones duros y más que erectos que residen en tu pecho, ese pecho que sube y baja desesperado… casi a punto de estallar. Tironeo de ellos, los aprieto con mis manos y aumento luego, mi agarre en tus brazos casi por reflejo, causándote irritación y hasta molestia pero… sigues sin quejarte.
Quiero continuar dibujando mi nombre sobre tu cuerpo, mas caliente que nunca… y mis ojos se deleitan cuando a pesar del débil toque de mi lengua, el color de tu piel se vuelve rojiza y te tambaleas en un pequeño escalofrío. Ya estás sujetando mi cabello cuando termino casi arrodillado, encontrándome con el inicio de tu última prenda en todo el cuerpo, la que me está molestando y voy a arrancar tortuosamente al ver que estás tan ansioso como yo.
Pero eres tu el que me detiene finalmente y me obliga a subir… para sellar mi boca nuevamente con un beso y empezar a deslizarte sobre la pared, mientras no quitas tus ojos de los míos y te ríes relamiéndote los labios, esos que cargan todo el sabor que mi cuerpo necesita.
Ni siquiera me retracto, solo observo y me pongo más y más ansioso… mi entrepierna más que erguida sabe lo que se aproxima y late más fuerte ante cada roce.
No te cuesta trabajo desprenderme de mis pantalones, sin una gota de pudor o vergüenza, ya estás arrodillado frente a mi, acorralado contra la pared y mi cuerpo, mientras tus manos sujetan mi cintura. No lo piensas dos veces, tus labios se amoldan a mi erección. No puedo evitar gemir ronco, una corriente eléctrica me hace buscar un punto de apoyo… mis brazos se apoyan contra lo que parece ser el límite de esa habitación a la cual siento cada vez mas pequeña.
Eres juguetón cuando quieres. Tu lengua me golpea a penas la punta, tu boca se apodera de toda mi extensión. Estás ocupado haciendo tu trabajo, aún no me miras pero empiezas a moverte… bajas y subes, absorbes lo necesario como para alargar mi resistencia…
Te tomas tu tiempo, sabes lo que haces…ahora si lames una y otra vez… más fuerte y cozquillosamente al llegar al final, entendiendo luego que llegaste lo suficientemente profundo y tu garganta te lo avisa. Ahora aumentas el ritmo y me miras… ¿Qué es lo que pretendes que haga? Estás excitándome de sobre manera, eres el ser que me hace perder la cabeza… conoces exactamente cuales son las caricias que a mi me gustan.
Un gemido más hondo, otra onda eléctrica que inunda mis sentidos… estaba a punto de estallar y tu boca iba a ser el primer testigo.
Mejor no avisarle, sus ojos están sedientos de mí… siempre es así y a mí no me molesta.
Mi semilla se derrama en tu boca y te encargas de tragarla completa, en ningún momento te niegas a hacerlo… luces entretenido. No puedes evitar que mi semen se derrame por tus labios, no te limpias, no te importa… incluso te empiezas a manchar, en especial tu cuello y tu pecho. Sigues jugando… lamiendo los restos en mi pierna y mi abdomen, pero en ningún momento vuelves a tocar mi miembro… solo lo rozas a propósito antes de subir.
- ¿Crees Jaejoong que eso es justo? ¿Para qué juegas conmigo si luego no vas a querer hacerte cargo…?
Vuelve a incentivarme al friccionarse contra mí… mientras me impide continuar hablando y me besa, dándome un poco de mi propio sabor y me dejas ver tu rostro sucio y tus labios más que hinchados.
Tan solo verlo lograba que me excitara de nuevo… si me prohibías tocarte, mis manos iban a tener que hacer el trabajo por mí, ya que un baño de agua fría no iba a solucionar mi problema, pero no, ahora no era necesario.
Mis manos fueron a tu trasero mientras continuábamos con los besos… - déjate tocar – me miraste y asentiste con la cabeza… - ¿te dejarás hacer cosas malas? – asentiste nuevamente formando un puchero con tus labios.
Mis brazos le hicieron sentir que nuevamente lo estaba necesitando… tu trasero siendo comprimido contra mí. Mi entrepierna nuevamente despierta, ahora contra la tuya que se encontraba igual. Gemiste en mis labios… yo soy el dueño de todos tus suspiros, mejor no olvides eso. Incluso quien se gana tus suspiros…
Te cargo sobre mí, mientras quitas lo que quedaba de mi camisa… y aunque te cueste creer, está manchada con gotas de sangre por tus rasguños. Siempre eres tan agresivo, siempre lográndome dejar heridas que sentiría por un tiempo y recordaría para toda la vida.
Caemos sobre la cama, aún permaneces sobre mis piernas y friccionándote a mi creciente hombría… si en algún momento de la noche habías impuesto negación, ahora ya no lo recordabas… eras peligroso cuando querías, te volvías fuerte e inmune a los golpes cada vez que hacíamos el amor.
“Hacíamos el amor”… solo como nosotros dos sabíamos. A los tirones y gritos, con mis quejas y tus lágrimas, con tu locura y mi pasión cada vez que podíamos o discutíamos.
A penas me eché hacia atrás para no alejarme de tus besos cuando los creyera necesario… te levantaste, siempre sin quitar tu mirada de mí… yo te acompañaba siguiéndote. ¿Qué ibas a hacer? No estabas preparado… aunque experiencia no te faltaba, aunque la actividad sexual en tu vida fuera casi diaria, eso iba a matarte.
Pero no te importo y sujetaste mi hombría sin avisar. Me quejé… tu tacto había sido rugoso y repentino. Te fuiste sentando lentamente, en los segundos más largos de toda mi existencia. Es que te estaba doliendo más de lo normal, es que aún el dolor te seguía haciendo humano, al igual que tus primeras lágrimas que se resbalaban por tus rojizas mejillas. Cerraste lo ojos… para mi era imposible hacerlo… incluso podía ver el espejo detrás de ti… podía ver tu espalda… tu piel tan blanca con algunas marcas…los mechones de pelo que desprendían gotas de sudor, pegados a lo que era el principio de una perfecta línea que te recorría hasta morir en nuestra unión.
Aún no podías moverte y yo cada vez me encontraba más al límite… tus gestos, tu cuerpo, tu llanto, tus suspiros, tu perfume, tu belleza… todo hacían que mi ser se volviera más ansioso.
Le prestabas mucha atención al dolor, yo iba a impedir eso…
- Tócate…
- Hazlo tú…
- No tengo ganas… tócate tú.
- Me da vergüenza Yunho.
Comencé a reírme… ¿Vergüenza? ¿De qué hablaba? Captaste mi ironía y dejaste también salir una carcajada, mientras llevabas tu fina mano a tu erección.
Limpié tus lágrimas con una de mis manos, te sonreí otra vez.
No existe vergüenza entre nosotros, no hay tal cosa que logre afectarnos cuando estamos juntos.
Así despacio tomó su miembro con una sola mano, mientras que con la otra intentaba no perder el equilibrio debido a los primeros espasmos de placer.
Aún lo notaba tenso, eso estaba molestándome, eso significaba que no estabas obedeciéndome.
- Hazlo más rápido.
A penas aceleró el ritmo cuando volvió a bajarlo.
- ¡Que lo hagas más rápido!
- No puedo Yunho!
- ¿Por qué no? ¿Quieres ayuda con eso?
Cerré mi mano sobre la tuya obligándote a aumentar el movimiento y la rudeza, ahora yo me convertía también en el dueño de tus diminutas acciones. Comenzaste a relajarse y echar la cabeza hacia atrás, mientras que deslizábamos ambas manos por toda tu extensión… mientras empezabas a jadear bajo, pero no lo suficiente para que yo no te escuchara.
- Cierra los ojos.
- Mmh… más, más rápido…
- Lo haré si cierras los ojos…
Era fácil para ti dejarte llevar por mí… confiabas en mi, al igual que yo en ti. Deseábamos obtener el máximo placer por parte del otro. Me hiciste caso e incluso apartaste mi mano para seguir tocándote enfrente mío por tu propia cuenta, olvidandote del dolor en tu entrada… con los ojos cerrados como te lo pedí y mordiéndote los labios para acallar esos gemidos que yo estaba esperando hace bastante.
Tal imagen erótica y desesperante para mí, que solo tu podías llegar a interpretar.
~ Porque para mí, Kim Jaejoong, era la definición de muchas palabras.
Palabras que me representan locura, adicción, lujuria, placer, belleza, satisfacción y sobre todo amor. ~
Tal cual como lo quería, vos mismo comenzaste a moverte sobre mí. Aún me entretenía con tu reflejo en el espejo… todo, todo era tan perfecto.
Las paredes de tu interior como siempre, se encargaban de mi erección como a mi me gustaba y siempre me dejaban con ganas de un poco más cuando el ritmo disminuía a penas.
Iba a ayudarte… el presemen ya comenzaba a salir de tu miembro, mientras que yo recién había comenzado a jugar contigo.
Te obligué a que dejaras de masajear tu miembro, pero querías seguir manteniendo tus manos ocupadas… ésta vez te tocabas a ti mismo y jalabas aquel aro que colgaba de tu ombligo que tan loco me tenía. Ibas auto envistiéndote de a poco, yo comenzaba a levantar mi cadera… más... más presión, mas velocidad… quería oírte perder el control, oírte gemir mi nombre confirmando que eres solo mío y que serás castigado cada vez que desobedezcas mis ordenes.
Porque es así Jaejoong… tu no estarás con ningún hombre que no sea yo, y le hablarás a las personas que yo quiera y el tiempo que yo considere necesario.
¿Posesivo? ¿Obsesionado?
No me interesa, todo vale cuando se habla de ti.
Y así empiezas a gritar para mí y yo termino por relajarme completamente… sintiendo como el infierno incluso parece satisfactorio con tus movimientos y como desafías al mundo demostrando que la perfección si existe y que tu eres poseedor de ella.
Casi como un loco brincas sobre mis caderas y yo solo respiro hondo y muerdo mis labios de ves en cuando… que ya te están extrañando.
Pero aunque tu cabeza ignore el dolor, tu cuerpo sigue siendo frágil… y ambos nos damos cuenta a la vez que algo no anda bien. No debías haberte apurado…
Las sábanas se empezaban a manchar con pequeñas gotas rojas que descendían desde tu entrada. Te habías desgarrado y tardaste en darte cuenta.
Intenté correrme hacia el centro de la cama, yo estaba dispuesto a parar aunque ese era mi último deseo en el mundo.
- ¡No quiero detenerme!
- ¡Es suficiente, estás lastimado!
- ¡Te dije que no! ¡No quiero detenerme ahora!
- ¡Por favor… piensa un poco!
Y ahí me encontraba pidiéndote que nos detuviéramos, aun cuando se suponía que yo era el dueño de esta relación. ¿Pero quién lo era verdaderamente? Tus ojos leían mi mente, sabías que no podría resistirme mucho tiempo más, que tú eras mi maldito punto débil… así, desde que te conocí, cuando a penas éramos 2 adolescentes que no sabían lo que era el amor.
- Ahora Yunho!
Suficiente fue tu último grito, no solo continué, si no que decidí invertir posiciones.
Te eché hacia un costado en la cama y te quejaste demasiado al no sentirme en tu interior. Esta vez, fui yo quien se posesionó sobre ti y fuiste vos, quien al estar sentado a medias bajo mi cuerpo podía verse en el espejo.
Amabas mirarte, porque conocías esa belleza con la que cargabas… porque sabías que no existía mujer ni hombre que pudiese rechazarte.
Uno de tus brazos rodeó mi cuello, al igual que tus piernas mi cadera… y volví a introducirme en ti, sin darte tiempo a nada.
Tan húmedo… debido al desgarro y más ahora, cuando mi presemen comenzaba a llenarte…
Una y otra vez envestía contra ti, olvidándome poco a poco de que estaba hiriéndote cada vez más. Eras tú el más inconciente de los dos, pero aun así, no te importaba.
Tu mano libre trató de encontrar algún almohadón o elemento para sujetar… era un hábito muy tuyo cada vez que teníamos sexo, pero esta vez, yo te la sujeté para sentir tu dolor como si fuera mío.
La apretabas cada vez que golpeaba de nuevo contra tu interior y me soltaste cuando llegué a ese punto… ese punto que representaba la entrada al placer para ambos.
Tus gemidos se fundían con los míos, al igual que mis gotas de sudor con las tuyas… tu erección a punto de estallar producto de la fricción y la mía también, producto de tus estrechas paredes.
Tus piernas perdieron fuerza y cayeron a mis costados, fue fácil sujetar una de ellas y levantarla para encontrar una mejor posición… tu flexibilidad en estos casos era increíble.
Si es que te dolía, el placer lo opacaba… y para demostrármelo buscaste mis labios una vez más… una vez más Jaejoong… maldita sea, estoy tan enamorado.
Una última estocada, con toda mi concentración y toda mi fuerza restante… me corrí en tu interior segundos después que tú lo hacías entre nuestros cuerpos.
Gritaste mi nombre y perdiste cualquier oportunidad de movimiento… caíste rendido ante los espasmos de placer que te hacían retorcer debajo de mío.
Mientras tanto, mi cuerpo iba perdiendo la tensión y mi respiración encontraba nuevamente su ritmo, haciendo todo lo posible para no dejarme caer y lastimarte, que estabas demasiado débil.
Una vez más me habías echo dudar de la definición del bien y del mal….
Una vez más me entregabas todo de ti a tu modo y de la mejor manera que pudieses imaginarte.
Una vez más me hacías llegar a la conclusión de que mi corazón llevaba tu nombre y nada ni nadie podría borrarlo.
Me gustaba acostarme luego de terminar de hacer el amor contigo, siempre eras tú el primero en quedarse dormido.
Te recostabas en mi pecho y cerrabas los ojos… exigías una sábana con la excusa de que te molestaba que te viera desnudo.
Te volvías tierno, tímido y vergonzoso cuando no estábamos teniendo sexo. Casi podía jurar que tenías una doble personalidad, quedaba sumamente demostrado en nuestra intimidad.
En cambio, yo no la tenía. Me comportaba rudamente siempre contigo, me costaba entenderte y mis celos hacían que ambos sufriéramos sin darnos cuenta.
Puedo decir que si alguien lograba analizar nuestra relación objetivamente, la catalogaría como enfermiza.
Yo sería el monstruo que se apodera ingenuamente del alma de su víctima… y tú la víctima que luego se convertiría en agresor y destrozaría mi corazón del con tu verdadero poder que en realidad es oscuro.
Tus labios me sacaron de mis pensamientos… dejabas cortos besos por mi pecho y te movías intentando encontrar la posición exacta para poder descansar.
- Nunca me dejes Yunho…
- Nunca voy a dejarte Jaejoong…
¿Qué hora era? ¿Qué día era? ¿En qué año nos encontrábamos? ¿Estábamos bien?
- Te amo Yunho.
- Te amo muchísimo más, Jaejoong.
¿A quién le importa la fecha? ¿A quién le importa el bien y el mal ante tal declaración?
D:
ResponderEliminar"
¿A quién le importa la fecha? ¿A quién le importa el bien y el mal ante tal declaración?"
Esa parte, me hizo doler el corazón porque es mil veces verdadera.
Amé el lemon,por supuesto y al masoquita Jaejoong lol.
Pero de verdad, como todo lo narró Yunho, fue perfecto.
Escribes muy bien<3
Fighting!
Muchas Gracias, me alegro que te haya gustado ^^
EliminarVoy a subir mas :D ♥
Es excitante .. pero ala vez es tan dulce.. joder enserio narras tan bien .. ay frases tan hermosas , por dios has mas(?)
ResponderEliminarMe gusto muchisimo fue tan hot y lindo *w* kyaaa q bonitoooo
ResponderEliminarme chorrie esra presioso
ResponderEliminarwoow genial de inicio a fin...de la pelea pasaron a la pasion, se dejaron llevar por el extasis y por el amor que sienten el uno por el otro, aunque la forma en que se.lo demuestra puede ser catalogada de enfermiza, mazoquista, esa es su forma de amarse, con toques de fuego, miel y mas...gracias por compartirlo ;-)
ResponderEliminarYo ame este fic dsd el comiemzo hasta el final
ResponderEliminarDe vdd muy bueno
Fue demasiado hermoso xd ame a ese jaejoong masoquista y a la vez su forma de uke dominante .
ResponderEliminarQuien no perdería la cabeda ante tal declaracion que se dieron :3
Es uno de los mejores Fanfics de Yunjae que he leído... Sí no es que el mejor... Me encanta el lemon y sí es de Kim y U-know perfecto. Lo que ame es que lo hard* duro mucho fuiste tan expresiva tan detallista de verdad lo ame... Gracias por compartir algo tan hermoso! *w*
ResponderEliminarEnserio me encanto tu forma de narrar es muuy buena ¬w¬ lo ame!!
ResponderEliminarEscribes hermosoooo!!!! ^^
ResponderEliminarSencillamente perfecto, me encantó gracias
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