20 may 2013

Tell me the legends... [ Fanfic Yunjae + 18 ] Capítulo 15 + 16 + 17 + 18.

[RECUERDEN LEER ACLARACIONES ---> http://picture-ofyou.blogspot.com.ar/2013/05/tell-me-legends-fanfic-yunjae-18.html PARA COMPRENDER E CAMBIO DE TIEMPO ENTRE OTRAS COSAS]


Capítulo 15 –  Volviendo a lo suyo

Parte 1

Ella se sintió distinta al despertar, él, destruido y arrepentido.

Los sirvientes tuvieron la necesidad de comunicarle a Yunho que Jaejoong simplemente se había ido… y saltear por supuesto los pequeños detalles de lo que había quedado de la atacada habitación.

-          Es la segunda vez que le doy a elegir si quedarse o no a mi lado… si lo encuentro, entonces, ya no será dueño de su propia vida. – Golpeó la mesa enojado… mientras intentaba controlar su pulso, a pesar de que era inútil - Si lo encuentran, lo traen de regreso. A la fuerza.

Esas fueron las únicas palabras que el moreno pudo omitir al enterarse.
Taemin sintió una enorme tristeza… más al darse cuenta de ese cariño extraño que había surgido por el rubio.
Los otros… callaron…  y Changmin ni siquiera intentó entrar al cuarto vacío, ya que sentía ese gusto amargo en la lengua… que le confirmaba, que no volvería y era más que nada su culpa.

El día pasó lento. Demasiado tal vez.

[…]

Y en una de las tantas tardes que vinieron…

El conde se quedó en su habitación, hasta que decidió que era el momento de retomar muchas de las cosas que había dejado. Volvió a las andadas militares luego de bastante tiempo y Bo Ah, comenzó a sentirse más sola si era posible.
Changmin permanecía a su lado, impaciente por que le explicase, que era lo que le daba fuerzas para permanecer allí, con un hombre que a penas la miraba.
Todas, eran discusiones. Él había vuelto a ser el mismo despiadado de siempre en tan solo días.

-          Podría decirse amigos míos… que aquí… comienza el desenlace de la historia.
-          ¿Si?
-          Así es Jovencita… es divertido ver como la gente enamorada se cree inteligente a pesar de dejarse atrapar por tal sentimiento. Pero como dije, “se cree”, no lo es…


A paso firme y decidido, caminó hasta su caballo y se dirigió al campamento más cercano una tarde de verano. Había contado con los dedos los días en que su corazón le exigían volver a herir… 99 en total.

Los agentes y generales no podían creer su regreso.

Así como llegó la luna, 14 prisioneros coreanos llegaron al lugar.
Cada vez que había victorias, el Conde les permitía salir a divertirse, aunque solo por 2 horas.
Esa noche sin dudas, habría una gran fiesta, ya que a la batalla ganada se le sumaba la presencia del gran señor.

Alcohol, mujeres, músicos… todo llevaba a lo que eran los antiguos festejos, que revivían aquella alma de militar que tanto había escondido.

A las 12:00 en punto, de a uno los prisioneros, ahora esclavos, fueron colocándose en fila, uno al lado del otro, con los ojos vendados y las manos atadas. Yunho sonrío y se dirigió cerca del primero.

-          ¿Cuántos japoneses han caído en batalla?
-          No lo se señor. – contesto asustado el joven, que estaba temblando debido al miedo.
-          Así que… ¿No sabes?
-          No señor, mil disculpas señor… - le dijo de nuevo, moviendo las manos un poco más desesperado.
-          Bien.

Sin pensarlo dos veces, el moreno desenvainó su filosa y poca utilizada espada. El sudor frío del hombre hizo reír a todos los militares japoneses allí.
De un solo golpe, lo atravesó y sonrió. Agitó la cabeza enojado.

-          ¿Y tú maldito mendigo?
-          No señor, tampoco lo se.
-          Bien.

Y repitió la historia. Así, 5 veces más… sacándole la venda a los últimos 3 para poder mirarlos a los ojos y saber si eran sinceros.

-          ¿Y tú?
-          Yo tampoco se nada señor. Será mejor que me mate ahora mismo.
-          Mmh… eres bastante valiente.
-          No lo soy señor. Solo acepto mi destino. – la sonrisa del moreno volvió a aparecer. Si, el era el dueño de todos sus destinos y eso, le daba más poder aún.
-          Tu valentía ha ganado un último deseo antes de morir. ¿Qué quieres?
-          Una noche con Kim Jaejoong señor. Si es posible.

Si en su rostro había existido alguna clase de diversión o compasión por aquel muchacho… sin dudas, estaba en el olvido.
Su amante, su esclavo… no quería ni siquiera oírlo nombrar y menos por otro hombre.

-          Sea amable… o acaso… ¿El esclavo se le escapó?

Ese hombre quería morir, en ningún momento le intentó hablar con respeto solo… buscó bajar su guardia para burlarse de él.
Un silencio se hizo en todo el campamento en medio de la celebración.
Así que era cierto… Kim Jaejoong existía… Kim Jaejoong tenía el corazón del Conde en sus manos.
Los Coroneles lo recordaron, los soldados, comprobaron los rumores.

-          No mi querido amigo, él no se escapó… nadie, se escapa de su destino.

Y lo atravesó sin piedad, sin quitarle la venda. La mirada perdida de todos sus soldados… ya no era necesaria tanta saña contra los prisioneros.

-          A ver ustedes…los que quedan… - la cabeza de los otros 7 esclavos restantes giró hacia donde oyeron la voz - ¿Dónde está Kim Jaejoong?
-          No lo sabemos señor. – respondieron a coro.
-          No… ¿Cómo saben de su existencia entonces?
-          Oímos rumores señor.
-          Mmmh… ¿No oyeron ningún rumor sobre su paradero?
-          No señor.
-          Bien. Mátenlos a todos. Es una orden.

Y se volteó sin decir más nada. No servían, no importaban si no podían responderle a la pregunta que estaba arruinándole la tranquilidad.

Hasta que una voz lo detuvo… el último de todos, que sostenía un collar de perlas en sus manos atadas…

- Yo… se donde está Conde. El joven… ese joven, el más hermoso de todos.

Los ojos de Yunho se volvieron brillosos e intimidantes.
El grito profundo de los que aún estaban con vida y ahora pasaban al otro mundo. Excepto del que se decidió a hablar.

-          Y bien colega… cuénteme de qué se trata todo esto.

[…]

El llanto de la Condesa que entendía, había logrado lo que quería, desde muy lejos donde Yunho sonreía por haber obtenido respuestas que tanto buscaba… Ella llevaba dentro suyo algo que iba a tener atado al amor de su vida por lo menos por un tiempo más..
El silencio de Changmin, que se sostenía la cabeza intentando no entrar en pánico debido a la reacción que sabría iba a producir en su primo todo esto.
El susurro de los sirvientes, que ya se sentían puros objetos sin vida de una mansión abandonada.
El corazón de 2 hombres que dejaba de latir.

…Otra vez.

[…]

Parte 2

-          Tu turno Jaejoong… ya son las 12:00.
-          ¿Mmh? ¿Victoria?  ¿Acaso tú no bailas?
-          Que es tu turno nene… ya es hora de que salgas a bailar, terminé con lo mío por hoy…
-          Dice la gente, los de cabello oscuro bailan mejor que los rubios. ¿Sabes?
-          Demuéstralo entonces pequeño.... y suerte, la vas a necesitar.

Un Jaejoong cambiado completamente salió a bailar esa noche de verano en aquel antro japonés.
Desfile de mujeres… desfile de hombres… dinero y más dinero.

Al fin había retomado el baile y había superado la etapa más perversa.

La del sexo.

Aunque había creído que jamás volvería a llegar a ese lugar, la situación lo superó y su vida, retrocedía como las hojas de un libro.

Con el cabello castaño oscuro, a penas más largo que antes, perlas colgadas a su cuello y cicatrices de cortes por todo el cuerpo… Kim Jaejoong se presentaba esa noche frente al público japonés.

Pero claro, no contaba con la presencia del Conde – General, aspirante al trono del imperio japonés. Yunho Jung.

La música comenzó a sonar.
La multitud empezaba con sus gritos y cantos… todo era como cada noche en ese lugar.

Hasta que se vieron, por supuesto.

En el escenario, Jaejoong se quedó sin aliento y se sintió desnudo de golpe… es que eso le provocó la mirada hambrienta del moreno, que se mantenía sentado junto a algunos soldados, vestidos como tal.
Ya no pudo encontrar la concentración de nuevo, y ante la inesperada sonrisa… salió corriendo, dando por finalizado su acto.

Victoria, la bailarina y dueña de ese lugar, se apresuró a pedir explicaciones…

-          ¿Qué demonios te ha ocurrido hombre? ¿Sabes cuanta plata han pagado estos buitres para verte bailar?
-          Lo siento… lo siento. ¡Creí ver a alguien que me trae horribles recuerdos!
-          No me interesa…. ¡Maldición! Yo que te dí esta oportunidad del baile… volverás a revolcarte con hombres repugnantes si vuelves a hacerme esto…

Jaejoong se encontraba nervioso como para aceptar sus amenazas. Solo pudo intentar responder, aunque no le saliera la voz.
Hasta que lo vió cruzar la puerta y tirar los billetes sobre la mesa.

-          Usted es la señora Victoria… ¿Verdad?
-          Si señor. Si. – la mujer respondió como un niño asustado y miró al hombre que le hablaba, con mucho temor. Si, era “el Conde de la muerte”.
-          Tome ese dinero y permítame llevarme al muchacho.
-          Lo siento Conde, yo… no puedo permitirle eso… él es uno de los mejores bailarines que tengo aquí.
-          Señores… tomen al muchacho y encierren a la loca.

5 soldados entraron detrás de él y sujetaron al ahora castaño… llevándolo fuera del burdel, a los gritos y mediante forcejeos.
La mujer, quedó encerrada en uno de los vestuarios… la gente, ni siquiera lo notó.
La mirada fría de todos aquellos que vieron la escena, la complicidad de algunos que podrían haber hecho algo.

Jaejoong entró al carruaje seguido de Yunho, que a penas lo había mirado dentro del vestuario… tan poco le importaba si él quería volver o no.

Tanto tiempo sin verse, 259 días…ese era el conteo que el Conde llevaba cada día junto a una lluvia de sentimientos que se volvió desesperante.

Pero por qué simplemente no limitarse a decir… algunas tontas palabras.

-          No me gusta el color de tu cabello.
-          Lo hice buscando que te desagrade.
-          Pues… lo lograste. Es más, lo primero que harás será volver al anterior.

Oír la voz del otro, sentir su perfume, volver a experimentar ese odio tan dulce que no sabían como llamar.

-          Dame un cigarrillo.
-          Si traes tu trasero entre mis piernas como en los viejos tiempos… tal vez lo haré.
-          Muérete.
-          No lo haré. Hasta que nazca mi hijo.

Jaejoong sonrió irónicamente y recibió el cigarro. Sus sospechas eran ciertas, Bo Ah y él habían vuelto a estar juntos y ella… estaba embarazada.

-          A si que quieres que cuando nazca tu hijo vea como su padre se desvive por acostarse con su sirviente.
-          No. Solo te buscó por que yo te compré hace tiempo. Eso te hace mío y de nadie más.
-          ¿Solo para eso? ¿Quieres que ahora limpie tus pisos y junte pañales?
-          Eso hacen los sirvientes.
-          Recuerda algo Yunho Jung, no soy cualquier sirviente.
-          ¿Qué te hace diferente?
-          No podrás aguantar… sin tocarme. Porque… estás enamorado.

Él castaño arrojó el cigarrillo.
No estaba de ánimos para fumar, solo había sido molesto.
Se sintió ganador, ya que el moreno no se atrevió a contradecir sus dichos… hasta que lo escuchó otra vez.

-          Te reto a no enamorarte entonces. – Jaejoong abrió los ojos… ¿Iba a enamorarse o… ya lo estaba? – Ah no, perdón, olvidé aclarar… ya lo estás también, así que… probemos suerte. Cual de los dos se vuelve loco primero…

Se miraron molestos y sin decir nada… cada uno se limitó a pensar para sí mismo.

El carruaje avanzó y ellos se sintieron felices…

 …aunque no quisieran admitirlo.

Capítulo 16 – “Hyunah”

Le terminaron de echar pintura en el cabello.
Ahora volvía a parecerse a aquel muchacho que solía trabajar en corea, antes de ser atrapado por… Yunho.

Nunca olvidar sus cicatrices nuevas, que cruzaban por su rostro, como si fuesen el camino de algunas lágrimas.

Se quedó curioso en la puerta de la habitación del Conde, mientras cargaba a su hija en brazos.
Así es, la niña ya había nacido y hasta el nombre había sido elegido por Jaejoong.

“Hyunah”

Lo peor, es que el día en que Bo Ah escuchó al moreno decir aquel nombre, jamás se hubiese imaginado que el rubio estaría detrás de todo eso.

Era él el que pasaba la mayoría de su tiempo cuidando a la niña.
Su madre los primeros días se mostró entusiasmada, pero al ver que su esposo no quería compartir “momentos familiares”, ella perdió cualquier interés.
Para Yunho, su hija era su hija, Bo Ah, solo la madre.

La realidad era que, ninguno de los dos quería ser padre, pero aún así el Conde sabía que no debía dejar que la niña tuviese la misma vida que tuvo el…

Apoyó su oído contra la pared y oyó así los primeros gritos.
Era una secuencia cotidiana, solo que cada vez se tornaba un poco menos controlable.
Jaejoong se reía del otro lado de la puerta mientras cargaba a la niña. Era una escena de locos, mientras el bebé comenzaba a llorar y eso mismo lo delataba en su espionaje.

La condesa salió furiosa, llegándolo a empujar.

-          ¿Qué demonios haces aquí? ¿Por qué no la callas de una maldita vez?
-          Es tu hija… no la mía. Hay veces que necesita el amor de su madre, mis caricias no alcanzan. – sonrió irónicamente al notar la frustración de la muchacha. – Yunho… tu hija pide por ti…

El moreno la tomó tranquilo y ella dejó de llorar.
Aunque no podía pasar mucho tiempo a su lado, o cumplir el papel de padre al pie de la letra… parecía ser algo propio de él la paternidad.

A pesar de haber intentado miles de veces que su hija cause la unión… el plan se destruía una y otra vez.
Llegó a creer que todo lo que había echo era inútil… incluso, tener a la niña.
Yunho había dejado de mirarla desde que se casaron y eso el bebe no lo había cambiado… y la llegada de Jaejoong otra vez al castillo solo lograba empeorar todo un poco más.

Ese juego que habían creado en la carruaje, el día del reencuentro, realmente se lo habían tomado muy a pecho y, a pesar de morirse de ganas, ninguno quería ceder al otro.

El moreno solía tentarlo con algunas insinuaciones y comentarios bonitos… actuados por supuesto.
Incluso el alcohol lo había llevado a cruzar el límite de las decisiones del rubio… pero su mente cobraba vida otra vez en el último minuto.
Así también Jaejoong, no se quedaba atrás… y cuando tenía “ganas” comenzaba con el juego… comer cerezas torpemente frente a él, caminar suelto de ropa por la casa, interrumpir sus noches de paz en las “termas”… eran algunas de sus provocaciones más normales.

Pero ninguno cedía.

-          Mis hermanas quieren conocer a la niña… ¿Me escucharon?
-          Tu esposa Yunho… está loca. – el rubio bromeó, pero a Bo Ah eso pareció no gustarle en absoluto.
-          Jugando a ser la madre del bebe… tan patético.
-          ¿Estás loca? La cuido yo, por que tú estás demasiado enferma como para hacerlo. ¿Acaso quieres que muera de hambre?
-          ¿Acaso te afecta a ti si a la bebe le pasa algo?
-          Está enferma Condesa… hablamos de una persona…hablamos de Hyunah, ¡no de un objeto!
-          Suficiente. – el moreno interrumpió y llevó a la niña a su cama para dejarla dormir. Mientras, los otros dos se miraban con rabia desde la puerta. – Voy a cuidarla yo si ninguno de los dos puede hacerlo. Y tu Bo Ah, ten cuidado con lo que haces y dices frente mío.

Eso la había descolocado aún más.
Incluso la niña… llegada hace a penas 3 meses, había logrado encontrar un lugar en el corazón de Yunho. Mientras que ella, con el paso de los años, ni siquiera se había podido acercar una vez.
Odiaba admitirlo, pero ese había sido su mayor deseo en la vida.

-          Ve a jugar entonces a que eres  un buen hombre Yunho… pero no te atrevas a volver a darme una orden a mí.

Se retiró furiosa, justo cuando Hyunah empezaba a llorar otra vez.

-          Ahora que actuarás como padre, debes ir a calmarla… si sigue llorando, empezará a sentirse mal – Jaejoong le dijo de repente mientras caminaba hacia el cuarto.
-          No se como calmarla…
-          A ver, quítate… - lo empujó de la entrada y pasó a la habitación… tomando a la pequeña niña en brazos. Era automático como ella se calmaba al sentirlo - ¿Lo ves? Un poco de contención puede calmarla…
-          ¿Cómo sabes eso? Hasta lo que yo se, tú no tienes hijos…
-          Tuve sobrinos… recuerda, mis hermanas mayores me dieron esa oportunidad.
-          Ah…
-          Me la llevaré a su cuarto, ella no debe dormir aquí.
-          Bien. – el moreno se quedó observándolo mientras acomodaba la ropa de su hija. No pudo describir lo que sintió, pero fue completamente extraño para él.
-          ¿Te ocurre algo?
-          No…
-          Dime… tu rostro está extraño…
-          Es qué… tú y Hyunah se ven muy bien juntos. Es como si, fueras otra persona… el Jaejoong molesto y desafiante que conozco, no es el mismo que veo cuando estás con ella.
-          Eso… ¿Es bueno o malo?
-          Eso es… hermoso. – se apresuró a responder y Jaejoong sonrío… ¿Acaso fue eso un halago sincero?
-          Lo tomaré como un cumplido, y eso me motivará a hacerla un poco más feliz si es posible Yunho-Ah…
-          Bien… puedes irte….
-          Ah, y con respecto a lo de empezar a comportarte como un buen padre… - se levantó de la cama y se dirigió hacia la entrada de la habitación, el Conde no intentó moverse – yo creo que, lo harás bien.

Se contagió del buen humor del rubio y suspiró, pensando en porqué comenzaba a comportarse así… de nuevo.
Los sirvientes lo llamaron a comer, tenía que bajar a la realidad nuevamente.

Capítulo 17 – “Cuando ella no está”

-          Volveré en 3 días, ya que mi padre enserio ansía conocer a la niña.
-          ¿Crees que podrás cuidarla sola?
-          Si Yunho, a parte estaré con Tiffany. Jamás estoy sola.- pensó dentro suyo si era capaz que el moreno esté demostrando un poco de interés en ella.
-          No apoyo está decisión pero…
-          Shh… no acepto nada. Lo eh decidido… partirás a luchar otra vez en 4 días, no podré dejar el castillo solo en ese entonces y hacer que mi familia la conozca a la vez.
-          Bien, pero cuídala. Mucho. – como era de esperarse, le importó la niña, no ella.

Se despidió de todos los presentes, menos de Jaejoong que solo sonrió y miró la cara de sus compañeros.
Si, todos conocían esa odiosa relación que tenían, que los llevaba a ignorarse durante largos periodos.

El día pasó rápido para todos.
Siempre era así cada vez que Yunho abandonaba el castillo para entrenar.
El rubio lo vio preocupado por su hija y eso sin dudas le produjo ternura…

Jaejoong había llegado a una conclusión.
Conocía su mente y conocía sus límites.
Aquella noche cuando partió del castillo devastado lo aprendió
Sabía que volver a estar muy apegado a él, era peligroso… pero simplemente no podía evitarlo y se encontraba observándolo cada vez que podía.
Tal vez puede resultar psicótico… o loco, uno nunca sabe.

Mientras tanto el moreno pensaba en el gran desafío que debía enfrentar a diario, con el simple hecho de tener a Jaejoong desfilando por los pasillos y no poder siquiera rozarlo. Se estaba volviendo loco.

Iba rumbo a perder aquel reto propuesto en el carruaje.

-          “Mi sobrina unió a las personas equivocadas… otra vez”.

Susurró Changmin a los sirvientes que, al igual que él, veían a Jaejoong sentado en la fuente junto a sus pájaros, cepillándose el cabello y cantando… con el rostro completamente en paz, como hace tiempo no lograba estar.

“Una cena normal… ¿Qué les parece? Los sirvientes esperan a que los nobles terminen de comer, parados cerca de la entrada. El Conde, bebe del mejor vino de la zona, mientras intercambia miradas  con uno de los jóvenes sentados en la misma mesa. Él primo de éste, se maldice a sí mismo y a su cuñada… por haberse ido y permitir así que dos amantes, con una atracción considerable, se encuentren casi solos en una mansión.”

El rubio se fue de la mesa sin decir absolutamente nada, solo agradeció al resto de los sirvientes por la comida.
El moreno se paró de inmediato y lo siguió,  ignorando el llamado de atención de Changmin que gritó indignado… - Es que acaso… ¡¿Nunca planean detenerse?!

[…]

Perdió su paso al subir al primer piso.
No estaba, en ninguna de las habitaciones. Pero podía jurar que lo había visto en la escalera.
Yunho se encontraba jugando a las escondidas sin darse cuenta.
Y escuchó un ruido en la última de las habitaciones y fue corriendo hacia ese lugar…

Cuando entró, su rostro se vio desilusionado al notar que no había nadie allí y que, probablemente, todo haya sido producto del viento.

-          Mierda…. – susurró por lo bajo, hasta que una mano lo sostuvo de golpe.
-          ¿Pasa algo Conde? – Jaejoong apareció con esa sonrisa burlona. Las luces apagadas no habían ayudado para nada al moreno.
-          No, no pasa nada.
-          Entonces… ¿A quién buscas? Parece que algo se te perdió…o alguien. – Le dijo, mientras tocaba su cabello y empezaba a notar como su amante cedía ante sus caricias.
-          Sentí un ruido y vine. Solo eso.
-          Es la habitación de tu hija… ¿Quién se supone podría estar aquí más que tu sirviente favorito ordenando un poco?
-          No lo se. No sabía que tu eras el encargado… - lo empujó y terminó así con el contacto. Lo sabía, sabía que no podría aguantar.
-          Bien… ahora lo sabe Conde. ¿Necesita algo?
-          Si… necesito que – hubiese sido el momento perfecto para acotar “necesito que te desnudes y vayas a mi cama ahora mismo”, pero eso significaba perder aquel reto – solo, si quieres algo o, estás aburrido… ven a buscarme.
-          Bien – Jaejoong suspiró un poco molesto y se fue de la habitación, no sin antes darle un beso en la mejilla, haciéndolo reír.
-          Te comportas como un niño.
-          Ambos lo somos…

Podía haber fallado en su primer intento por convencer al rubio de terminar el reto… pero sabía que si volvía a cruzárselo aquella noche, no iba a poder aguantar.

Otra vez esa droga llamada Kim Jaejoong”.

[…]

-          Hoy pueden salir si quieren… - la mirada perdida de todos los sirvientes, incluso de su propio primo que sabia, ninguno se merecía salir, ya que no habían trabajado mucho.
-          Ahora… ¿Eres bueno con ellos también ahora? Bufó Changmin desde el otro lado de la cocina… totalmente indignado.
-          Tu también, vete si quieres Changmin, no estés molesto.
-          ¿Jaejoong también puede venir no? – la pregunta inocente del más pequeño de sus ayudantes… el suspiro de resignación de los mayores.
-          Claro que no. La última vez que salió con ustedes, desapareció por más de 8 meses.
-          ¿Y que hay si desaparece otra vez primo? Digo… tu esposa sería más feliz.
-          Jaejoong Hyung nos cae bien Changmin, no queremos que se marche… - respondió de nuevo Taemin, causando el nerviosismo de los demás.
-          ¿Oíste Changmin? – dijo burlándose el moreno, evitando la pregunta.
-          Qué más da… quieres el castillo para ti solo… solo dilo de una buena vez.
-          Esta bien… - comenzó a revisar los muebles de la cocina que pocas veces frecuentaba… buscaba ese chocolate, el que tenía pedacitos de cereza. – Salgan todos hoy, aunque no se lo merezcan… por que mi esposa no está y planeo disciplinar a Jaejoong… ¿Se entiende?
-          ¿Disciplinar? Pero si no hizo nada malo señor…. – otra vez esa inocencia, que hizo reír a Minho, Onew y Key y causó indignación en el rostro de Changmin… otra vez.
-          Ya cállate Taemin, vámonos a preparar los carruajes… - Jonghyun se lo llevó, para terminar con sus preguntas.
-          ¡Lo encontré!

Yunho sacó del mueble más pequeño una caja llena de dulces…
Chocolates con cereza, para ser más exacto, esos que tanto le gustaban a Jaejoong.

-          ¿Son los favoritos de “Jaejoong Hyung” verdad? – dijo el moreno irónicamente al menor, que estaba siendo arrastrado por su compañero.
-          Sí señor… ¡sus favoritos!

Los sirvientes abandonaron el castillo esa noche, seguidos de Changmin… que se alistó entre quejas.
Todo era felicidad mientras Key le explicaba a Taemin por qué sus comentarios habían causado risa.
El menor, se sorprendió al escuchar esos dichos de las bocas de sus compañeros…

“El Conde tal vez… quiera pasar la noche con Jaejoong… solo tal vez”
“Deberías comenzar a tocar la puerta de la habitación de ambos… antes de entrar”

Changmin solo los oía y pensaba para sí mismo…

¿Cuándo fue que Yunho había perdido así la cabeza?

Pero se tranquilizó un poco al recordar que en 3 días… su primo debía volver a la guerra.

[…]

El rubio ya se encontraba con esa camisa larga que le había quitado hace tiempo a su  señor, la cual usaba para dormir.
Cepillaba su pelo, quitaba su maquillaje y se despedía de su torpe pájaro que posaba la mayor parte del día en la ventana.
Se vio lleno de nostalgia de golpe… al terminar de abrochar la prenda y notar aquellas marcas en su cuerpo.
Habían sido crueles con él en aquel burdel de Japón.

Descubrió otra persona detrás del maquillaje… una persona herida.
Esas cicatrices que salían a la luz… de aquella noche donde creyó sentir el dolor del amor… estaban en su rostro, en sus brazos y también en la palma de sus manos.

Esa noche más que nunca lo necesitaba a su lado… pero había algo que aún no podía descifrar…

Si Yunho era algo bueno o malo en su vida.

Dejó el espejo para encontrarse a la figura del moreno… que lo miraba firme desde la puerta.

Estaba calmado y no mostraba esa prepotencia que lo caracterizaba.
Traía una caja pequeña, pero no pudo identificar de que.
Tenía puesta la bata que usaba para dormir y ni siquiera se había molestado en cerrar la puerta. Algo no andaba bien.

-          ¿Ocurre algo Yunho?
-          No…nada, solo venía a ofrecerte algo…

Y le tendió la caja.
Solo pudo mirarlo desconfiado y sorprendido a la vez.

-          ¿Qué es esto?
-          Ábrelo…
-          Bien…  - el moreno hace mucho no le hacía regalos, por lo que creyó, no le vendría nada mal retomar con esa costumbre. Se sorprendió al notar que eran sus chocolates favoritos. Sonrió estupidizado… y eso, el Conde lo notó.
-          ¿Te gustan?
-          Sí… gracias… muchas gracias… no sabía que aún tuvieras ganas de tener estás atenciones conmigo…
-          No es un regalo, espera un momento… - le quitó la caja y el rubio solo pudo quedarse callado y sin saber como reaccionar – dame algo a cambio y te los daré…
-          ¿Qué? – le respondió sorprendido e indignado a la vez…
-          Así como lo escuchas… quiero algo a cambio Jaejoong.
-          A ver… supongo que no te conformarás con que te prepare algo de comer. O te de algunos de mis dulces ¿Cierto?
-          Mmmh… quiero comer… sí… - Yunho le sonrió tontamente, y el doble sentido de la oración hizo enojar al rubio, que bastante molesto ya estaba.
-          ¡Hasta tienes sentido del humor! ¿Quién iba a decirlo viniendo de alguien tan frío como tú?
-          Ve al grano… ¿Los quieres o no?
-          ¿Pretendes que… me acueste otra vez contigo a cambio de chocolates o algo así?
-          No sería mala idea…
-          Estás enfermo.
-          Como tú, pero por los chocolates de cereza.
-          No puedo creerlo…
-          Mira, esto es simple… o estás conmigo, o te quedas sin chocolates… y no está noche, para el resto del tiempo que vivas en esta casa. Me encargaré de tirarlos cada vez que Jonghyun los compre… y así sucesivamente. – Jaejoong no comprendía del todo la propuesta de Yunho, la cual probablemente en otro momento hubiese aceptado… pero el hacer cosas a cambio de “algo” le hacía recordar horrores a su antigua vida y eso no podía permitirlo.
-          No Yunho, lo siento.
-          ¿Por qué no? ¿Desde cuando eres tan correcto y centrado?
-          No sigas, ya dije que no.
-          ¡Pero te pregunté el porque!
-          ¡Porque no soy una puta!

El rostro del Conde cambió luego de oír aquello.
¿Acaso el rubio se había tomado todo como una ofensa?
Se sintió mal por haberle hecho sentir tales cosas… pero perdón tampoco iba a pedirle.
Simplemente le dio los chocolates sin nada a cambio.

-          Tómalos… iba a dártelos de todos modos. Se que son tus favoritos… tuyos, y los de tu pájaro. – utilizó un tono sarcástico para referirse a la mascota.

Dio media vuelta y salió de la habitación… cerrando la puerta y dejando a su sirviente totalmente sorprendido.

Jaejoong pensó entonces, que tal vez su intensión no había sido difamarlo… si no, encontrar una excusa para que puedan pasar la noche juntos.
Se tocó el pecho molesto y tuvo la necesidad de correr hacia él y abrazarlo…

Y eso fue exactamente lo que hizo.

Salió al pasillo y lo vio caminando… le gritó… - Yunho Ah… ¡espera!
Y obtuvo la respuesta que esperaba.

Solo fue corriendo hacia él, lo abrazó y al notar una respuesta inmediata empezó a temblar, como esos adolescentes que se declaran y esperan por la respuesta de su futuro amante…

POV’S YUNHO.

¿Pueden imaginarse lo que significa que la belleza duela?
Con mirarlo a él pueden notarlo.

Te conviertes en un animal salvaje, hambriento, como un león que solo piensa en satisfacerse.

Ese abrazo, ese profundo contacto luego de tanto tiempo me hizo temblar y otra vez me veía cuestionando mis principios… “el amor no existe, el amor no existe” pensaba…

Pero el empezó a besar la parte libre de mi cuello y yo…

…quise “hacerle el amor”.
Aunque, no sabía como.

Lo levanté y el rodeó mi cintura con sus piernas, me miró y cerró los ojos esperando a que me decidiera a besarlo… y lo hice, del modo más tierno que jamás haya besado a nadie.
Despacio, respetando su tiempo y jugando con su lengua, aún fuera de nuestras bocas.
Él solo sujetó mi pelo y suspiró profundo cuando desesperado apoyé su cuerpo contra la puerta de la habitación.

Seguramente al cerrarla, no se imaginó que intentaría volver a abrirla de ese modo.

No podíamos detenernos, y sentíamos que el aire nos faltaba… pero aún así, elegíamos morir antes de separarnos.

Y por temor a que se fuera, y no volver a sentir su sabor nunca más… me encargué de disgustar su boca despacio, sin soltarle al final el labio inferior… cosa que sabía lo ponía a mil, ya que conocía a Jaejoong lo suficiente .

-          Si me lastima, no le dejo entrar a la habitación conmigo Señor… - y dio una falsa envestida contra mi ya despierta entrepierna, haciéndome quejar del dolor y perder parte de mi fuerza. - ¿No va a ser bueno conmigo? – volvió a hacerlo, pero está vez él también sintió aquella electricidad recorrerle el cuerpo.
-          ¿Desde cuando eres tan respetuoso conmigo?
-          ¿Pero de qué habla? Yo soy su sirviente… sería inapropiado no tratarlo de usted. Quiero que me de los chocolates… en la boca por favor… - finalizó con un puchero que me hizo volver loco, volví a devorarlo nuevamente, mientras él seguía friccionándose con sus manos apretando mis hombros – muérdeme otra vez y ya verás Yunho.

Pareció perder la inocencia de un momento al otro cuando le mordí los labios. Sujetó mi cabello y dirigió su lengua a mi cuello, hasta dejar una fina línea de saliva y un beso al final.
Lo empujé agresivamente para llamarle la atención… no debía comportarse tan irrespetuosamente otra vez… pero solo me miró y se quejó. Volví a embestirlo contra la pared, y pensar que aún llevábamos la ropa puesta… su mirada se volvió fogosa, se volvió peligrosa.

-          Me pediste que sea informal contigo… lo voy a ser. Tu me hablas de respeto… tu eres el hombre más sucio de todos con los que he estado…Apuesto a que te hace sentir poderoso oírme gritar tu nombre ¿verdad?
-          Me encanta, me encanta escucharte gritar y suplicar, y grábate que será así siempre… por que voy a ser el único con el que estés… – mordió mi lóbulo cuando terminé la frase, soltando una fina risa....
-          Entonces… ¿Qué esperas para cogerme duro y vilmente Yunho Jung? Has esperado ya bastantes meses…
-          Espero a que te comas mi chocolate Jaejoong

Se lamió los labios y soltó el agarre de mi cintura, lo intenté besar, pero bajó deslizando sus manos por todo mi pecho, clavando sus uñas y besando mis músculos, que sabía le encantaban.
Se arrodilló, terminó por quitarme la bata, dejándome completamente desnudo y sonrió al ver lo emocionado que me encontraba… es que, ese vocabulario sucio y esas miradas lascivas me ponían a mil.

Llevó sus manos a mi miembro y comenzó a masturbarlo rápidamente como él sabía hacer.

Siempre iba a admirar esa fina habilidad de mi sirviente con sus manos y su boca.

Besó de golpe la punta y me escuchó suspirar… lamió los costados  y se la llevó completa sin dudarlo… como en aquellos tiempos donde nos pasábamos noches enteras juntos.
Sostuve su cabello y lo obligué a llenar su boca… eso pareció molestarle, por que me mordió descuidadamente.

-          Perra….

Solo siguió luego de soltar una carcajada. No tuve más remedio que apoyar mis brazos contra la pared.
Enroscaba su lengua hábilmente, mientras succionaba una y otra vez… me miró mientras se quitaba el bóxer que llevaba bajo la camisa y me lo arrojó en el rostro.

-          Te estás comportando como una perra enserio Jaejoong… - y me mordió de nuevo, pero esta vez me hizo temblar del dolor, estaba siendo más descuidado que de costumbre y eso me hacía tener aún más ganas de jugar con él.
-          Lo siento Yunho… las perras mordemos…
-          Y caminan en cuatro patas también.

Lo dejé continuar succionando un poco más, mientras él  comenzaba también a tocarse inconcientemente, quería gemir… pero se le complicaba al estar ocupado.

Había algo que siempre me ponía nervioso cuando se encargaba de practicar sexo oral conmigo… y era, que sus ojos se mantenían clavados a los míos todo el tiempo… como si me estuviese desafiando o si le causara placer y motivación el saber que lo hacía perfectamente.

Lo obligué a levantarse y entrar en la habitación, no quería acabar en su boca, no aún.

Continuábamos besándonos y tocándonos como si se nos fuera la vida en ello. Y a pesar de recordar el “trato/reto”, no nos detuvimos a pensar quien había sido el que cedió primero.

Sabía como seducir… era un maestro cuando se lo proponía y lograba hacerte olvidar de todo cuando estabas con él.

Lo eché en la cama mientras comencé a quitarle la camisa, de uno en uno los botones, que parecían multiplicarse y ya estaban desesperándome.
Él se mantenía en silencio, respirando profundo y con el corazón latiendo fuertemente, ya que mi mano había podido sentirlo.
Empezó a acariciar mi espalda, a jugar con los músculos que se formaban siempre en aquella posición… y se sujetó fuerte a mis hombros cuando sintió mi boca sobre su cuello, marcándolo por primera vez en este encuentro.
Así también lo hizo cuando atrapé sus pezones con mis labios y jugué con ellos hasta que estuvieran bien erectos… como otra cosa en su cuerpo.
Pude ir besando todo su abdomen, dejando partes rojizas y húmedas… y terminé por encontrarme con su miembro. Lo pensé… ¿Debería hacerlo?

Sí… pero no.

Así que solo lo tomé con una de mis manos para empezar a masajearlo.
Él giró la cabeza a un lado y sonrió… al ver la caja de chocolates cerca suyo. Pensar que por esas golosinas, habíamos terminado de esta forma.

Continuó cerrando los ojos y chocando los dientes… probablemente estaba siendo un poco brusco con él, pero sabía que era eso lo que le gustaba… que le griten y lo guiaran, pero por supuesto siempre con su consentimiento.

Cuando empezó a gemir ruidosamente, no tuve mejor idea que tomar uno de sus tan queridos chocolates y llevarlo a su boca.

-          ¿Eres como los niños Jaejoong Ah? ¿Hay que darte de comer en la boca para que no seas tan ruidoso?

Le grité.
Pero no podía responderme debido a la excitación y el dulce que se resbalaba por la comisura de sus labios.
Su lengua que buscaba limpiarse, mientras que se mordía… intentando acallar esos gemidos, mientras mi mano seguía haciendo lo suyo.

Pero fue imposible no gritar para él, cuando terminó corriéndose en mi mano.
Estaba temblando y transpirando, contorsionando su cuerpo… dejándose llevar completamente por la hermosa sensación del orgasmo.

Todo eso, hizo que yo comenzara a sentir dolor en mi entrepierna, y que me encontrara húmedo… más que nunca.
Jaejoong lo notó, y entre suspiros logró hablarme.

-          Repite eso, luego de jugar un rato Yunho Jung… pero en mi boca.
-          Tan sucio… después me dices a mí…
-          Somos tal para cual entonces… tal vez por eso es que no podemos detenernos…

Tal vez era así.
Tal vez ahora ya era demasiado tarde para arreglar las cosas.
Y aunque mi “esposa” se haya ido confiando en mí, y yo me hubiese propuesto intentar no terminar en la cama junto a él… hoy nuevamente estaba fallando.
Y no justamente lo quise intentar por ella… si no por aquella hija que algún instinto paterno había creado en mí.

Pero no. Cuando se trataba de Jaejoong, nada más importaba.
Nos besamos, mientras me encargaba de subir su cintura a mis rodillas… el sabor del chocolate se intercambió en nuestras bocas, sentía que era la situación más excitante que había tenido en mi vida.

Me levanté, lo llevé conmigo… pero faltaba algo antes de comenzar…

-          Jaejoong… ¿El lubricante que tenías en tu habitación? – alzó una ceja y sonrió divertido… definitivamente no esperaba eso.
-          Pregúntale al idiota de tu primo… convenció a Taemin de que los tirara cada vez que los encontraba.
-          Pero entonces…
-          No lo necesito.
-          Después te quejas como una niña.
-          Puff Yunho… ¡Ya! ¡No hace falta! ¡Métemela de una vez!
-          ¡Olvídalo! Si pregunté, fue por ti después de todo…

Y su actitud desafiante me hizo perder esa parte comprensiva de mí que solo aparecía en estos casos.
Ni me molesté en utilizar mis dedos, ni mucho menos mi lengua como en otras ocasiones… solo ubiqué mi miembro y entré en su cuerpo en una sola vez.

Gritó… como nunca lo había escuchado… y clavó sus uñas bien profundas en mi piel, pero no podía importarme menos eso ahora, ya que yo estaba sintiendo el mayor placer del mundo con sus paredes apresando mi hombría.
Tardó unos segundos en sentarse por completo y darme la señal para comenzar a moverme… mientras, él intentaba controlar sus gritos y el dolor… que podía verse claramente en sus ojos.

Frente con frente… abrazados… y él comenzando a saltar despacio entre algunos gemidos irreconocibles para mí.

Pero ya había pasado bastante tiempo y yo comenzaba a ahogarme… no tuve más remedio que envestirlo sin avisar, provocando que derramara una lágrima. Y luego una segunda y tercera vez… hasta que terminó por atacar mi cuello y susurrar… “ya basta de tenerme tanta lastima”.

Era todo un maldito masoquista cuando quería…

Comencé a gemir producto de la fuerza que debía hacer para envestirlo… el echó su cabeza hacia atrás y terminó de acomodar sus piernas a mis costados… podía ver su pecho bajar y subir por de la excitación…
Mientras se mordía los labios, ya no intentaba acallar sus gemidos… solo se dejaba llevar y este era el Jaejoong que me había enamorado.

La perfección que se acoplaba a mi cuerpo, que me hacía sentir en el cielo y olvidar el odio que por tantos años había guardado en mí.

Solo tenía ganas de oírlo más fuerte, de escucharle decir mi nombre… solo el mío, porque no había nadie que lo pudiese hacer tan feliz como yo.

Así, olvidó toda la clase de dolor… y con esos saltos, que lo hacían parecer un loco, chocaba contra mi cuerpo y terminaba estremeciéndome…

-          Ah… Yun…Yunho… estoy… estoy cansado… mmmh…Ahh…

Lo escuché jadear más fuerte, cuando lo empujé hasta hacerlo caer sobre la cama y posicionarme sobre su perlado cuerpo… todo sin salir de su interior.
Auto envestirse, siempre lo había cansado… por eso su posición favorita siempre era permanecer abajo.
Ahora si se abrazó de mi cintura y escondió su cabeza en mi cuello… mientras yo iniciaba nuevamente con las estocadas.

Necesitábamos más… más contacto, más profundidad… más locura… más… ¿Pasión?

Sujeté una de sus piernas, para colocarla casi sobre mi hombro izquierdo y pensé…. “Cuanta flexibilidad escondida tenía”…

Ahora él ya no tenía nada que lo hiciese mantener el control… solo gritaba, casi desgarrándose la garganta y mordiéndome cada vez que podía… continuando con ese ritmo frenético de envestidas y sonriendo cuando llegaba a tocar ese punto justo.

Mientras yo, ya no comprendía de donde venía mi fuerza… ni mucho menos como un hombre podía hacerme sentir tales cosas… hasta que esas cargas eléctricas comenzaban a llegar por mi espalda, y se deslizaban hacia el resto de mi cuerpo.

Estaba por correrme… y recordaba muy bien su pedido minutos atrás…

…“Repite eso, luego de jugar un rato Yunho Jung… pero en mi boca”

-          Levántate si lo quieres…
-          Mmmh…

Y entre tanto, trató de levantarse… aunque estaba cansado y dolorido.
Pudo posesionarse frente a mí… y no fueron necesarias ni dos succiones, para que me corriera por completo en su boca.

Mi cuerpo se quebró por un momento… mientras él tragaba todo lo que podía y limpiaba lo otro, siempre finalizaba con un beso, y esta vez no era la excepción.

Con el rostro manchado, y las gotas perdiéndose en su nívea piel… esa mirada ingenua y perversa a la vez… no, lo odiaba por hacerme desearlo así.

Me tiré en la cama y escondí el rostro entre los almohadones… él, no se acostó a mi lado en ningún momento. Eso me estaba resultando extraño.

Sentí minutos después el sonido de unos papeles… ¿No podía estar…?

Sí… lo estaba haciendo… estaba comiendo sus chocolates.

-          ¿No podías esperar a levantarte no?
-          No. Quiero mis chocolates, mira lo que hice por ellos. – arqueé una ceja y lo miré, sonreía divertido, con el pelo desacomodado, la camisa abierta y los labios mas rojos que nunca. Me maldije por tener tan bajo autocontrol cada vez que lo veía – Oye, no quiere decir que no me halla gustado esto Yunho…
-          Como quieras, no me des cumplidos… - fingí enojarme, quería ver que hacía ahora que me creía enojado.
-          Vamos… no te enojes… - me dijo posesionándose sobre mí, con un dejo de dolor en el rostro – Mira lo que hago por ti… incluso aunque no pueda moverme…
-          Eso me hace sentir orgulloso…
-          Es por que lo haces bien, cada vez mejor… - y me besó, para luego terminar rendido en mi pecho.

No podía estar viviendo algo así… me negaba a tal escena romántica típica de amantes cuando terminan de hacer el amor.

Creí que jamás me ocurriría, que jamás me llegaría el momento.
Sin dudas luego de estar con Bo Ah aquella primera vez, hace tanto tiempo, había perdido las esperanzas de llegar a encontrar “esos sentimientos”.

Pero él como siempre, daba vuelta mi mundo… y por eso, lo odiaba.

Lo quería y odiaba a la vez…

… eso era amor.

-          Se qué quieres decir algo Yunho. Dilo…
-          Creí que te habías dormido.
-          Aún no. No antes de que me digas eso que quieres decir…
-          ¿Cómo sabes que quiero decir algo? ¿Lees mi mente?
-          No, solo eres muy obvio.
-          Ja… - sonreí nervioso, estaba intentando encontrar alguna palabra que me hiciera salir de la situación, pero solo la empeoré más – yo se que tú también tienes algo que decirme.
-          Es verdad – abrí los ojos, ahora sí preocupado – pero no lo diré hasta que tú lo digas primero…
-          ¿Qué… qué…?
-          ¡Vamos dilo!
-          No…
-          ¿No? ¡Vamos dilo de una vez! – se levantó y clavó sus ojos con los míos… no podía, definitivamente no y él, empezaba con sus berrinches, como si fuese un niño.
-          No puedo. – su rostro se lleno de desilusión de golpe, y se levantó como pudo, quejándose, pero lográndolo igual.
-          ¿Sabes que pienso de ti? – no supe si responderle o no, así que solo me quede callado – Pienso que por más que finjas ser duro… que te muestres cruel y dominante, eres igual o más débil que yo.
-          Eso es mentira.
-          ¡Es verdad! ¿Por qué eres tan terco? ¡Es verdad! – comenzó a gritarme mientras mezclaba esas palabras con el llanto. Jamás lo había visto así… enserio le estaba molestando.
-          Jaejoong…
-          No, no me digas más nada… eres un cobarde… un cobarde que tiene miedo de pronunciar algunas cosas. Tendrás las agallas para matar a un hombre, pero no las tienes para demostrar tus sentimientos, temes tanto decir…
-          ¿Decir que? ¿Qué te amo? ¿Eso es lo que quieres escuchar? ¿Querías escuchar un “te amo”?
-          Yo… - se quedó callado. Estaba esperando eso hace bastante, y si me preguntan, jamás entenderé como pude decirle algo así.
-          Puedo repetírtelo de nuevo… te amo. – se tapó la boca y no dijo nada más, solo volvió a sentarse en la cama, esperando a que le dijese algo  – te amo Jaejoong… y por eso me comporto así contigo. Y te detesto a la vez, por haberme vuelto tan blando… por haberme involucrado de este modo con estos sentimientos que tanto odié… pero te amo mucho más como para enojarme contigo, y daría todo… solo para poder estar toda mi vida a tu lado, de este mismo modo.

No dijo absolutamente nada.

Solo volvió a colocarse sobre mi pecho, en la misma posición que antes.

El silencio podía habernos matado a los dos… hasta que lo escuché susurrar…

-          También iba a decirte lo mismo…
-          Mmh?
-          Iba a decirte que también te amaba.

Y lo abracé, para luego quedarme dormido de inmediato… y que aquellas palabras, fueran las últimas cosas que oyera antes de dormir.


Capítulo 18 – Sus primeras palabras.

El ambiente del bar se había vuelto tenso en la última media hora.
Eran cada vez más los grupos que se reunían para hablar… pero todos en voz baja.
Era imposible escuchar lo que decía el otro… pero todos se miraban entre sí con desconfianza.
El joven en la barra parecía tener algo que ver con ese ambiente, ya que se acercó hasta la mujer dueña del lugar para decirle unas palabras… el solo sonrío e invitó a algunos chicos a beber algo.

-          La carrocería del Conde… ¿Alguna vez la han visto? – preguntó el señor, del cual todavía ninguno sabía el nombre. Ni la pareja, ni su amigo.
-          No la vi personalmente… pero si he escuchado hablar de ella. – la muchacha siempre respondía primera con confianza, sin dudas era la más interesada en hablar del tema.
-          ¿Te gustaría verla algún día?
-          Claro que no, sería peligroso…
-          ¿Por qué?
-          Porque es del Conde… no quiero cruzarme con él… ¿Qué tal si es verdad que está loco? O peor aún… ¿Qué es un fantasma?
-          Vamos Ji Min… no seas prejuiciosa… - Junsu la retó, pero ella pareció darle poca importancia.
-          Así que… le tienen miedo al Conde…
-          No hay porque temerle… si está muerto… ¿No? – Yoochun preguntó en voz alta, pero nadie, ni siquiera el contador de cuentos le respondió.

-          ¿Donde demonios está? – la Condesa llegó alterada desde la casa de sus padres y nada mejor que encontrarse a Jaejoong al cruzar la puerta.
-          ¿Por qué demonios yo tendría que saberlo? – el rubio le respondió, copiando el sucio vocabulario que ella había usado anteriormente.
-          Un esclavo atrevido y desobediente… hazte cargo de su hija… ¡Su hija…! No para de llorar… y mi padre quiere verlo, necesita decirle algunas cosas.
-          Intenta buscarlo en algún lugar… y, ¿Hacerme cargo de su hija? es tu hija también, no solo la de él…
-          O hazlo tú… ¡Tu eres el sirviente aquí! Qué el te trate diferente, no significa que yo también tenga que hacerlo. ¡Poco y nada me importa si es mi hija o no!
-          Así que tu problema es personal conmigo…
-          Por supuesto que sí.
-          Pues, no voy a ir a buscarlo.
-          No me desafíes.
-          No pienso ir a buscarlo.
-          ¡Changmin! ¡Jonghyun!

La capacidad de Jaejoong para encontrar el lado problemático de Bo Ah era increíble.
No habían pasado ni 10 minutos de su llegada al castillo y ya tenía ganas de matarlo, pero literalmente.
Tiffany llegó con la niña en brazos e intentó dársela, pero ella no quiso ni siquiera mirarla.

No era su hija. Era solo un problema más que Yunho había creado en su vida.

El rubio se hizo cargo, echándole mala cara por no querer cumplir su rol como madre. Mientras tanto, ella solo continuaba gritando, esperando que alguno de los chicos se acercara al salón.

Ambos llegaron al mismo tiempo.

-          ¡No responde a mis órdenes! ¿Quién demonios permite que siga aquí? ¿Eh? ¿Es el idiota de mi esposo? ¡Yo voy a encargarme de que vuelva a ese antro, del cual nunca tendría que haber salido!
-          Tranquila cuñada… pase a descansar, yo hablaré con Jaejoong luego.
-          ¡No quiero que hables con él! ¡No quiero que nadie le hable! ¿Es tan complicado entender eso? ¡La única solución es que se vaya de esta casa!
-          ¡Estás loca! ¡Ya no grites, Hyunah volverá a llorar si escucha tu voz! – el rubio le respondió entre tantos ataques, pero a ella parecía importarle poco y nada el estado de su hija.
-          ¿Lo ven? Otra vez faltándome el respeto… ¡Hasta se da el lujo de llamarme loca!
-          Ya basta Jaejoong. – la voz seria de Changmin que intentaba traer paz, sin embargo empeoraba todo.
-          Vamos Changmin… dile a ella que se tranquilice. ¡Está haciendo un escándalo!
-          Cuñada, por favor, trata de controlarte… mi sobrina intenta dormir…

Ese fue el límite de Bo Ah, que estaba siendo regañada incluso por el primo de su esposo.
Cruzó la habitación totalmente fuera de sí y sujetó el brazo del rubio, olvidando completamente que llevaba a la niña en brazos.
Tiffany y Jonghyun intentaron calmarla, pero ella les respondió con una mirada intimidante… mientras que volvía a lo suyo para continuar gritando.

-          ¡Te vas de aquí ahora!
-          Suéltame que llevo a tu hija en brazos y puede caerse.
-          ¡Te vas y dejas de hablarme tan informalmente! – tironeó de él, provocando que  Hyunah empezara a llorar de nuevo, pero más fuerte todavía.
-          ¡Mira lo que haces! ¡Estás loca! ¿Acaso no te importa ni siquiera Hyunah?

Changmin intervino como última opción, tomando a la niña en brazos y alejándola de la pelea.
Se la entregó nuevamente a Tiffany, mientras que Jonghyun ya se encontraba sosteniendo a Jaejoong para sacarlo de la habitación… pero éste, no colaboraba lo suficiente.

-          ¡Maldito! Ya quisieras que la niña fuese tu hija y no la mía… ¿Recuerdas lo que te dije aquella noche? ¿Eh? Antes de que te fueras…
-          Si lo recuerdo… ¡Tiraste tus inseguridades sobre mí! ¡Como haces siempre!
-          ¿A que le llamas inseguridad? ¿A recordarte que hagas lo que hagas siempre perderás en esta situación?
-          Y tú… ¿A que le llamas perder? ¿Me llamas perdedor a mí? Discúlpame pero no soy yo el que no logra seducir y satisfacer a tu esposo…
-          ¿Y que demonios sabes tú de eso? ¿Qué tan seguro estás?
-          Es tan simple… ¡No me hubiese hecho el amor ayer a la noche… en tú cama, si es que tu lo tienes tan satisfecho! – el rostro de la Condesa se volvió irreconocible cuando Jaejoong dijo aquello. Definitivamente, todos los códigos se rompieron a ese momento. ¿Amor? Eso había salido de la boca del rubio… Bo Ah no quería creerlo - ¿Qué miras así? ¡Escuchaste bien! Dije… “hacer el AMOR”.
-          Eres una puta, ¡Desgraciado! Volverás a ese antro, para revolcarte con viejos más asquerosos que tú… ¡Que es lo que te mereces y de donde nunca tendrías que haber salido!
-          ¡Perra! ¿Quién se merece eso? ¡Tal vez tú tendrías que conocer aquellos antros para empezar a tratar bien a las personas!

Y se lanzaron a pelear de manos como los niños.
Changmin simplemente no podía creer lo que estaba viendo… Jonghyun menos…

A todo esto, Hyunah cada vez lloraba más fuerte en los brazos de Tiffany, que intentaba calmarla pero sin éxito… parecía empezar a quedarse sin aire.

Eso los preocupo, así que tuvieron que dejar a la pelea en segundo plano.

Bo Ah se encontraba sobre Jaejoong tirándole del cabello, así como él tiraba el de ella.
No paraban los insultos, y eso atrajo la atención del resto de los sirvientes de la casa.

La niña, de a penas 7 meses, ya empezaba a sufrir los efectos de las peleas diarias en la mansión, cerraba sus pequeños puños y golpeteaba los brazos de la sirviente, exigiéndole que la suelte… pero eso era imposible en aquella situación.

Simplemente se agachó para dejarle tocar el suelo, probando si eso por lo menos lograba calmar  un peligroso ataque de tos que le había agarrado…  Changmin se dirigió a detener el descontrol. Ya habían tocado fondo.
La bebe continuaba llorando, pero algo les llamó la atención… parecía poder mormurar cosas entre las lágrimas. ¿Serían acaso sus primeras palabras?

-          ¡Omma! ¡Omma!

El grito desesperado de Hyunah que hizo detener el tiempo en la sala… incluyendo el enfrentamiento. El rostro de sorpresa de Jaejoong y Jonghyun… la sonrisa orgullosa de Changmin… el terror dibujado en los ojos de Tiffany y el desconcierto de la Condesa, que se acercó suspendiendo la pelea para cargar a su hija… la cual lamentablemente no sentía como propia.

Pero la niña no se dejó ni siquiera tocar y continuó gritando.

-          ¡Omma! ¡Omma!

El rostro de Bo Ah se volvió blanco e inexpresivo… mientras observaba como Hyunah iba gateando hacia Jaejoong y se apoyaba sobre su pecho… aprovechando que el rubio aún se encontraba echado en el suelo.

Por supuesto, dejó de llorar.

Quizás ese fue el momento en donde Bo Ah perdió la cabeza por completo.
Se llenó de odio, envidia, rencor, asco, vergüenza… y muchísimos sentimientos devastadores más.

Su propia hija, la había rechazado y nada más ni nada menos que por la persona que más odiaba en el mundo… la persona que le había quitado el corazón del hombre que más amó.

No quiso pensar más nada, solo en hacerlo desaparecer… pero de dolor.

Necesitaba demostrarle a Jaejoong lo que era el dolor… lo que era sentirse más miserable que un esclavo, más insignificante que un insecto, menos querido que una plaga…

Tiffany se acercó para preguntarle si se encontraba bien… pero ella, solo salió sin decir nada.
Junto a Jonghyun fueron a buscarla, temiendo que hiciera alguna locura.

Jaejoong… solo se quedó en el suelo con la niña en brazos. La abrazó y la felicitó por haber podido hablar. No podían dejar de sonreír… ninguno de los dos.
Le acomodó el cabello y abrochó un moño en su escaso cabello, le dio un beso en la frente… y aquella escena hizo que Changmin se quedara sin palabras… sin entender por que sentía que el rubio era lo único que necesitaba su sobrina para ser feliz.

Entendió… que aquello que había pasado, solo traería más dolor y peleas a la inestable mansión Jung.

[…]

Si bien, Yunho no se había presentado en el castillo durante todo el día… su nombre resonaba en cada una de las conversaciones.
La familia de Bo Ah se había retirado al enterarse que el Conde no estaba allí.
Prometieron volver lo más rápido posible.
Nadie salió a despedirlos, solo Changmin y el resto de los sirvientes.
Jaejoong no dijo ni una sola palabra… porque no fue necesario. Aunque los ojos de las hermanas Kwon se encontraban sobre él.
De mala o buena manera… uno nunca sabe.
La menor se acercó a saludarlo, dándole un tierno beso en la mejilla… cosa no muy normal en aquella época, mientras que las otras dos, la miraban con mala cara e incluso llegaban a regañarla.
Definitivamente… el rubio terminaba por caerles mal.
La mirada más peligrosa y misteriosa, sin dudas provenía del padre de la Condesa… él sabía de los rumores que se corrían en los pueblos y en el mismísimo ejército sobre el sirviente coreano que amenazaba con robarle la cordura al Conde… y, aunque Typhoon y otros generales se lo habían comentado, él se negaba a creer… porque creía conocer a Yunho, y él, no era de comportarse de ese modo.

Pero ninguna prueba más valida, que la presencia de Jaejoong con su nieta en brazos aquella accidentada tarde.

-          Volveremos a vernos Changmin… y dile a tu primo que cuide más de la salud de mi nieta. – dijo el padre de su cuñada, Seo Kwon.
-          Así es señor, le diré a mi primo y nos prepararemos mucho mejor para recibirlos la próxima vez.

[…]

Mientras tanto en el lado opuesto de la mansión… Bo Ah intentaba encontrar la calma para hablar con Typhoon y terminar de confirmarle que también participaría en su plan de sacar al rubio de la casa o amenazarlo para que cambie sus actitudes.

Lo odiaba, como nunca antes había odiado a nadie en su vida.

Escribió una carta y envió a uno de sus sirvientes rápidamente a entregarla.
La consigna fue clara: “quiero velocidad y 100% de efectividad en esta orden, o si no, cuando logre hundir a Jaejoong, tu caerás con él”.

“… me lo he pensado y lo decidí General… no va a importarme ensuciar mis finas manos. Estoy simplemente superada y no creo poder verlo (~ sí, hablo de quien usted desea convertir en su amante) mucho tiempo más por estas zonas faltándome el respeto. Voy a convertirme en una asesina y eso para nada sería bueno. Me había hablado de un plan para hacerlo volver sumiso… pues, hágalo efectivo rápidamente. Si acaso necesita que yo le haga llegar algún mensaje a Jaejoong para que pueda verlo y comenzar con el plan, solo envíemelo por medio de mi sirviente. Solo será una tregua momentánea, ya que se supone, usted está intentando robar el puesto de mi esposo… aunque veo que sus prioridades hoy en día son otras. ¡Lastima me dan los hombres como tú! Pero eso no viene al caso en este momento. Ya que Yunho no me permite echarlo, por lo menos enséñele como debe comportarse gracias al lugar que le tocó ocupar. Por favor, sea rápido…”

1 comentario:

  1. Mugre Bo Ha, también ya está confabulando contra Jae con ese general, Que se cuide Jae, ese le pasa por ser una persona hermosa y extraordinaria, ojala Yunho pronto solución o oye su situación y salve a Jae.

    Gracias!!! 💕💞

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