Final !
Capítulo 23
– Luego de un tiempo, en el mismo
burdel.
-
Luego no se que paso… - dijo el hombre, llamando la
atención de los chicos, que ya llevaban más de una hora escuchándolo.
-
¿Qué no sabe? Pfff… ¿Qué tiene de leyenda eso
entonces? Prometió que me explicaría quien es el Conde hoy en día… me
detallaría la muerte de Yunho Jung y me revelaría el paradero de Jaejoong y la
niña… entonces, ¿Cómo que no sabe nada más? – interrumpió la señorita Ji Min
furiosa… pero ni Junsu o Yoochun la detuvieron, ya que tenía razón.
-
Oiga… no me ha dejado terminar…
-
Explíquese.
-
No se que ocurrió muy bien en esos días en el castillo
mientras el Conde se fue…pero si se lo que ocurrió en la guerra y cuando él
volvió.
-
Ja – Ja – Ja – se rió Yoochun, definitivamente algo
había encontrado para decir. – No me diga que no sabe porque… ¡No tiene
testigos!
-
Puede parecer gracioso joven… pero realmente no los tengo.
Le contaré con detalle las otras cosas…
-
Díganos entonces, soy una mujer impaciente… mis
apuntes como historiadora, se ven amenazados con tus dichos…
-
Así que la historia cuenta algo que no es verdad…
-
Pues solo algo es verdad aquí… o tu leyenda, o mis apuntes.
-
Coméntame.
-
“Al finalizar la guerra, grandes fueron las perdidas
sufridas por ambas partes… pero sin dudas Japón se llevo lo peor. Aunque se
quedaron con tierras y piedras preciosas, el nivel intelectual de los caídos
iba a causar molestia en el pueblo japonés en general. En cuanto a los Condes…
en aquella época eran sumamente necesarios, ya que eran guardianes de los
límites problemáticos entre vecinos. Con la desaparición del más importante,
dado por muerto, y los cambios inevitables de títulos que sufrió la región… la
gente dejo de darles tanto crédito y solo fueron conocidos más por sus
castillos y riquezas, que por su valentía y lucha. Todo lo había echado a
perder un pacto, que comenzó hipócritamente pero, con el paso de los años se
consolidó. Aunque todos sabían de la serie de silencios que guardó el ejército
japonés… nadie jamás dijo nada. El Conde Yunho Jung, ganador de tantas batallas
en su momento, sufrió junto a su territorio y aliados el último ataque, el que
cierra con la gran lista de enfrentamientos desarrollados. Su límite de
jurisdicción, al igual que sus piedras y/o pertenencias, fueron en manos de su
sucesor Typhoon. Changmin no fue reconocido por el Gran Señor y la heredera no
fue calificada para el puesto. Más tarde no se iba a poder rechazar a otro joven con el
mismo apellido al anterior Conde, cuando este general fue asesinado
misteriosamente y sus tierras pedían a un representante urgente. Hoy en día son
muchos los datos omitidos en cada texto que intenta hablar sobre el fin de la
guerra y el comienzo de esta paz. Los condes ya no son más que políticos con
tierras e incluso el Gran Señor, no es más que un militar que debe cumplir las
leyes implantadas por las grandes asambleas civiles, formadas por todos
aquellos ciudadanos que sobrevivieron a la guerra”
-
Oh pero… ¡Cuanta información cierta, y cuanta omitida
señorita!
-
Para usted… ¿No es falsa del todo?
-
Claro que no… ¿Tiene algo más para leer? – Ji Min miró
sus apuntes y negó con la cabeza. Los 3 lo miraron expectante – Permítame entonces
agregar a eso sus… “partes salteadas u/o omitidas”.
-
Se lo agradecería.
Para este entonces… la gente en el local ya no disimulaba el intento por
oír la historia del hombre caminante. A Junsu, Ji Min y Yoochun sinceramente no
les importa. Se mantienen los ruidos y corridas fuera del lugar, pero todos
parecen ignorarlos.
Los meseros empiezan a interrumpir sus actividades, y algunos que otros
“bailarines” hacen su aparición, pero sin subir al escenario y sin bailar.
El joven rubio de la barra suelta aquellas telas que impiden ver su
rostro por completo y gira en dirección a la mesa que se encontraba “detallando
la leyenda”.
El hombre de espaldas.
La mujer en silencio.
Los otros dos chicos se quedan inmóviles cuando observan al muchacho
caminar hacia ellos.
Sin embargo el “historiador” avanza con su historia.
-
No mientes en lo más mínimo… pero yo, puedo aclarar muchas de tus dudas. Para
comenzar, el Conde Jung no está muerto. Está demasiado vivo… - la gente
enmudeció por completo en el lugar, y algunos solo reían… admirando más y más
al hombre mientras hablaba – “El gran Señor”, hoy en día un militar corrupto
bien juzgado por el pueblo… no hizo más que traicionar a quien era su mejor
estratega en la guerra… todo, por rencor a la muerte de su hija. Fue fácil
hablar con Typhoon y otorgarle el permiso para dispararle a Yunho en medio de
una batalla contra los coreanos. Así, en la última batalla… el general atacó al
Conde y lo dio por muerto. Nadie iba a recriminar nada, después de todo, son
“problemas y errores” que ocurren durante la guerra ¿Verdad? No fue como si
Typhoon haya querido matarlo. El motivo fue simple… el odio por Jung de ambos,
el enamoramiento por el sirviente, la ambición de poder y riquezas. – Ya todos
en la habitación habían empezado a pararse y susurrar bajito. Ninguno de los 3
viajeros podía creer lo que oían… era casi como una película aquella historia en
donde el amor arruinaba todo, incluso el futuro de un país – solo faltaba en
una última noche, atacar al territorio de Yunho… y tomar su castillo, a sus
sirvientes, a su familia y… a Jaejoong. – el muchacho rubio que hace un
instante se mantenía en la barra, ya se encontraba detrás del relator,
sonriendo y afirmando con la cabeza. – Todo esto, por supuesto, lo hicieron a
escondidas del pueblo… ya que no hubiesen aceptado la destitución del Conde
actual en aquellos tiempos. Confiaban en él y en su hija para encontrar
sucesores. Cual mejor excusa que decir “fueron coreanos quienes atacaron el
castillo, luego de eso… y con semejante perdida, no nos quedó más opción que
exigir un pacto y ver un nuevo futuro en Japón”.
[…]
[…]
-
Pero… pero…Ty…Typhoon… - Ji Min respondió entre
líneas, ya que se encontraba muy sorprendida y por algún motivo asustada.
-
¿Typhoon? ¡Oh él! Él se quedó con todo… pero olvidó el
arma de doble filo que había creado sin darse cuenta… aún era bastante idiota y
enamoradizo, al igual que el Conde. Pudo tomar todo, pero no el corazón del
“sirviente” o al menos eso creo yo…
-
¿Tiene eso que ver con su muerte?
-
Yo creo que sí… si no, no existiría motivos para el
pedido de captura de Kim Jaejoong ante su desaparición. Pero eso sí que tampoco
podré comprobarlo… si en verdad fue él quién lo mató.
-
¡Déjame responderte Yunho! – el hombre empalideció de
golpe frente a todos en aquel lugar. El rubio acarició su hombro y le sonreía
maliciosamente a quién se atreviera a mirarlo a los ojos. Los 3 viajeros se
quedaron en silencio debido a la sorpresa… - Sí Yunho… ¿Me dejarás responderte?
O acaso… ¿No recordabas cuál fue la última persona que te llamó por tu nombre?
– se agachó para susurrarle al oído y por fin las luces se apagaron.
-
Tiempo sin verte… Jaejoong. – respondió el moreno al
oler el perfume de su sirviente y así saberlo vivo, luego de tanto años.
Al final las luces del salón se apagaron, y el joven rubio desapareció.
Los tres viajeros enmudecieron…
¿Habían estado hablando nada más ni nada menos que con…Yunho?
Yunho Jung, el ex Conde, el desaparecido, el dado por muerto, el Señor,
el famoso Conde de la muerte.
Y no solo eso, el placer de haberse cruzado con Kim Jaejoong, el amante…
el tan buscado, el codisiado, y del que tanto se hablo y dudo de su existencia.
Ji Min empezó a respirar desesperada, sosteniendo el brazo de su novio
con felicidad, Junsu no era capaz de encontrar movilidad y Yoochun quería creer
que todo se trataba de una broma…
Pero era imposible, más aún de ver la belleza del bailarin, del
sirviente protagonista de la historia.
-
Y Buenas noches damas y caballeros, sean cordiales con
nuestros bailerines… en el primer y último número de la velada… estén
orgullosos de contar con la presencia de…
-
¡Un asesino! – gritó horrorizada una de las mujeres
alli dentro, mientras que su amiga le tapaba la boca y continuaba con otro
grito - ¡De un ángel maldición! ¡Él es Kim Jaejoong, y ahí está el Conde, no
puedo creerlo, es como un sueño!
-
¡Yunho Jung está vivo! Eso significa que… Typhoong,
Changmin, la Heredera, puede ser que también lo estén… - agregaba otro muchacho
entre el descontrol de la sala…
El rubio apareció en el escenario, pasados los años y con la luz en el
rostro, parecía como si el tiempo se hubiese olvidado de jugar con él… solo sus
cicatrices podían confirmar que se hablaba de un ser humano real, y no de una
ilusión…
-
La leyenda…
-
La leyenda, déjeme terminar señorita… - agregó el ya
descubierto Conde, sin sombrero y pañuelo – es más que cierta.
Yoochun y Junsu se levantaron de la mesa asustados, en cambio Ji Min no
tuvo la mínima intensión de hacerlo. Se quedó eclipsada por la mirada del
moreno y totalmente sorprendida… dejando caer su carpeta, con aquellos apuntes
que en verdad tan incompletos estaban.
Era como conocer a una criatura mitologica, ver a un fantasma, viajar en
el tiempo, en un un encuentro con ese Conde deborador de vidas.
Ignoró el llamado de atención de su novio y al comenzar la música,
incluso pudo revivir el día…
El diá en que amo y
sirviente se conocieron… tal y como se lo habían contado en la leyenda.
[…]
-
¡Estamos
siendo atacados!
-
Pero…
pero… - los cinco sirvientes entraron en un shock devido a su escasa
experiencia… incluso las lágrimas salían de los ojos del más pequeño.
-
Al
cuarto de la heredera, luego al cuarto
de Jaejoong, luego los carruajes, la caja fuerte, luego nosotros… rápido, ¡es
la última orden!
Changmin
gritaba, mientras llegaba corriendo al castillo, mojado y con una herida de
bala en el hombro izquierdo… sí, habían sido traicionados, la familia Jung
había caído en una trampa.
Los
guardias habían desaparecido, cuando en realidad tendrían que haberse mantenido
en los alrededores… incluso sus caballos no estaban en los establos, eso solo
podía tener una explicación: una persona de su propio ejército había dado la
orden de abandonarlos.
Pero… ¿Por
qué?
Si se
suponía que luego de casi 6 meses la guerra llegaba a su fin y aún algo mejor,
con victoria japonesa…
Las
corridas empezaron a oírse por toda la mansión…
Jaejoong y
Hyunah fueron llevados a la pieza más alta, donde se suponía encontrarían el
modo de bajar y huír si era necesario. Esperarían la vuelta del Conde, este
descubriría quién fue el traicionero y todo se solucionaría… o eso es lo que el
morocho quería creer.
Pero todo fue fuego, caos, lucha, sangre y
destrucción… entre las primeras gotas y los relámpagos que iban a tapar los
gritos de la niña aquella noche.
Capitulo 24
– Traición
POVS
JAEJOONG
Intenté
ignorar esos estúpidos rumores que decían, habías caído en batalla… pero esto
sin dudas me superaba.
Me levanté
corriendo de la cama y agarré a Hyunah en mis brazos… comenzamos a correr, ella
no podía parar de llorar y yo no podía consolarla, ya que estaba por seguir el
mismo camino. Minho y Key nos acompañaron y cerraron la puerta, fue casi una
despedida cuando se marcharon… solo le tape los ojos a mi niña, por que ella
era mi hija, la de nadie más.
¿Dónde
estabas Yunho?¿Qué te habían hecho?¿Quién te había traicionado?¿Ibamos a morir?
-
Omma…
omma… ¿Qué está ocurriendo?
-
Tranquila
bebe… tranquila…
La sostuve
y abracé lo más fuerte posible, le tapé los ojos al oír un fuerte golpe en la
puerta. Se podía oler ya la madera quemada, la sangre derramada, el vapor de la
lluvia mezclada con el fuego.
-
Omma,
¿donde está appa?¿Vamos a morir? – me decía mientras comenzaba a llorar y
apretaba mi espalda… ya no podía más y me estaba rompiendo el alma. No era
justo que con sus cuatro años de edad tuviera que vivir todo esto.
-
No
vamos a morir Hyunah, tu respira hondo y pase lo que pase no abras los ojos… encontraremos
un lugar para esconderte, pero lo más importante… no salgas.
[…]
POV’S
CHANGMIN
-
Apártate
Changmin… fue un placer hacer negocios
contigo, pero hasta aquí llego nuestro convenio.
-
Estás
loco… nuestro convenio se terminó el día en que te volviste un idiota enamorado
Typhoon.
-
Jajaja,
no me hagas reír… ¿Enamorado?¿Yo?¿Acaso me conoces tanto?
-
No
es necesario conocerte tanto…
-
Yunho
ya está muerto… yo mismo lo maté, no me representa ningún problema apoderarme
de su maldita prostituta, así que no se de que me estás hablando…
-
¿Entonces
para qué mierda vienes aquí? Si Yunho ya murió… el trono es tuyo… déjame
llevarme a mi sobrina… ¡ella jamás reclamará su puesto!¡No es tan basura como
tu! – no iba a responderme, lo sabía… estaba aquí no para llevarse a la niña si
no, para llevarse a Jaejoong… - lo ves… no tienes nada que decir, por que tengo
razón, porque vienes por él.
-
Cierra
la maldita boca… y córrete si no quieres correr el mismo destino que el idiota
de tu primo…
-
Así…
¿Tan fácil? Tu y el viejo presumido de Seo Kwon se cargan a la gente… que asco
me dan… traicionaron a mi primo, me traicionaron a mi, traicionaron a mi gente,
y todo por intereses personales… - eran una vergüenza de principio a fin, y no
me importaba morir calcinado aquí, iba a decircelo antes de irme al infierno
junto a Yunho, si es que realmente muerto estaba.
-
Planeaba
no matarte a ti también… tal vez, hasta terminabas ayudando a mis futuros
cocineros, lavando platos o… recogiendo
mi basura, pero veo que no deseas cooperar…
Typhoon
desenvainó su espada, sin contar con que yo también llevaba la mía…
No iba a
permitir que mataran a mi sobrina, que se llavaran a Jaejoong… después de todo
no iba a modificar nada en mí, aunque si me daba rabia, ya que había aprendido
a tolerarlo después de todo y no se merecía estar con una basura como él.
Era dificil
pelear en esas condiciones… el fuego, reducía el oxigeno, y el resto de los
soldados que avanzaba destruyendo todo me impedían concentrarme. ¿Qué había
sido de los otros cinco sirvientes?
Sin dudas
el pequeño Taemin ya estaba descansando en el cielo, y en cuanto a los otros
cuatro si aún se encontraban luchando como verdaderos hombres… poco les
quedaba.
Era muy
bueno con su arma, pero era tramposo y le pidió ayuda a uno de sus
soldados… que no dudó ni un momento en
dársela y que me sostuvo para que él se encargará de atravezar mi estómago con
su filosa espada.
Supe
entonces, que hasta ahí había llegado, que entre la escases de oxígeno y la
sangre que comencé a perder, cada vez estaba más cerca de volver a ver a Yunho.
[…] POV’S
JAEJOONG
-
Vamos
Hyunah adentro del armario ¿Si? Y pase lo que pase… tu no sales…
-
Bien
omma…
-
¿Me
lo prometes?
-
Si
omma… - lagrimeaba mientras me afirmaba con la cabeza… ella siempre tan
obediente, hubiese sido mi máximo deseo poder llevármela bien lejos y ofrecerle
una vida feliz, sin tanto dolor y gente oscura alrededor.
-
Ni
aunque sea una persona que tu conozcas la que entre, por que hoy todos son
malos… solo si vez a alguno de tus sirvientes o al tío Changmin por supuesto.
-
Bien,
así será omma.
-
Un
beso, dame un beso.
Y me dio un
tierno beso en le mejilla y yo luego en la frente.
La encerré
en el armario, lo mas fuerte que pude y disimuladamente, para que no se notara
que alguién estaba dentro.
Fue él
último golpe a la puerta, antes de que se abriera y lo pudiera reconocer… y
detrás de él vi las llamas… mientras me encontraba tirado debajo de la ventana.
Por un
momento, incluso creí que iba a encontrarme a un soldado coreano, pero no, fue
nada más ni nada menos que Yunho el que apareció…
Sí, mi
Yunho, mi Conde.
[…] Fin
pov’s.
Ambos se
miraron y dudaron si no estaban soñando, pero no… era la misma realidad aquella
que estaban viviendo.
El rubio
fue el que comenzó a llorar, luego de casi darlo por muerto y de pasar noches
completas convenciendose de que no iba a volver a verlo.
Fue incapaz
de pararse, así que solo lo esperó, mientras que él se arrodillaba y lo
abrazaba desesperadamente, sujetando sus brazos y acariciando su pelo, como si
le impidiese que se moviera de ahí.
-
No
voy a irme a ningún lado amor… no, no estés nervioso… tranquilo…
-
Shhh…shh….
Solo, quedate en silencio. – el moreno le susurró al oído, para luego besarlo,
suspirando aliviado al encontrarse con él después de tanto tiempo. – Hyunah…
¿Hyunah dónde está?
-
Escondida…
pero, ¿Estás convencido de que esto es seguro?
-
No,
no lo estoy así que mejor déjala unos momentos más… solo una parte de mi
ejército me fue fiel, el resto acompañó a Typhoon y a Seo Kwon, ellos están
detrás de todo esto.
-
No
digas más nada… solo no me sueltes, por favor no…
Tuvieron
miedo, muchísimo miedo de ser separados otra vez, y ya la visibilidad se les
hacía dificultosa debido al incendio intencional creado por los soldados…
Yunho
estaba herido… desmejorado y exhausto… había tenido que volver practicamente
escondido de quienes habían sido sus propios hombres algún día, todo por culpa
del Gran Señor.
Sabía que
tal vez, no podría sobrevivir esa noche… pero al menos había podido ver el
rostro de Jaejoong una vez más… había olido su perfume, sentido la finura de su
piel y escuchado su melodiosa voz… se lo
contaba a sus dos mejores coroneles… él estaba enamorado del hombre más
maravilloso de la tierra y cada vez que salía a luchar solo pensaba en él y en
su hija.
-
Jaejoong…
- el moreno tomó las manos del rubio y las llevó a su estómago, temblaron
ambos, cuando empezó a brotar la sangre de aquella herida de bala que cargaba –
¿lo sientes verdad? No es como aquella vez… esta vez… son balas… y son dos, y
me están matando.
-
Yunho…
no por favor, no puedes irte ahora que has llegado tan lejos…
-
No
seas egoísta y piensa en nuestra hija… - el corazón del sirviente se detuvo el
escuchar aquella frase… es que el propio padre le había dado el consentimiento
de llamarla suya a la propia Hyunah, esa niña que el tanto había aprendido a
amar – tu deberás cuidarla por mí… mantenerte perfil bajo y criarla, para que
en un futuro sea una gran heredera, junto a Changmin y el resto de los
sirvientes… ¿Me oíste?
-
Si
Yunho… te oí…
-
No
llorés idiota… - y como era de esperarse Jaejoong no podía evitar llorar, por
que esta vez, si se estaban despidiendo. – Ahora ve a buscarla y toma esta
llave… recuerda el día en que te expliqué como era con exactitud la ubicación
del castillo…
-
Lo
recuerdo bien, muy bien…
Intentaron
levantarse, pero el moreno ya no pudo hacerlo… la herida estaba dominándolo por
completo. El rubio no lo pensó y lo besó en los labios... era la primera vez
que el iniciaba con tal caricia de un modo tan brusco. Al cerrar los ojos, sus
lágrimas brotaron y al separarse su corazón se detuvo, así como antes de
conocerse.
Fue como
experimentar de nuevo una vida sin el hombre que amaba, recordar todo la
frialdad y dolor que rellenaban sus noches en el burdel…
-
Si somos idiotas Yunho,
somos estúpidos, y por eso merecemos estar enamorados.
-
Por eso, por eso es que
te amo… - respondió el moreno
-
Por eso, por eso también
te amo. – sujetaron sus rostros y se miraron fijo, nada les importó a tal punto
que no notaron la presencia de un hombre nuevo en la habitación.
-
No me olvides… por favor,
nunca me olvides…
-
Tendre que vivir dos
veces, para poder olvidarte…
Y al
terminar de pronunciar aquella frase, Jaejoong lo vió entre las llamas cruzando
la puerta… con un arma en la mano y con el rostro lleno de furia, completamente
indignado.
Se quedó
eclipsado, y simplemente no tuvo palabras para decir.
En ese
momento el Conde entendió, que había llegado su hora.
-
Buenas
noches.
Dijo el
general y disparó sobre quién había sido su hermano de corazón, Yunho Jung.
Jaejoong
solo gritó de dolor al verlo caer hacia un lado y al sentir su sangre manchar
su rostro… era una película de terror, después de haber vivido en una romántica
durante tanto tiempo. No pudo escuchar el llanto de la niña, ni los escombros
caer… solo su respiración entre cortada producto de los espasmos y del shock.
Thypoon se
acercó y lo tomó del suelo sin decirle ni una sola palabra… ni siquiera
preguntó por la heredera… ahí quedó en evidencia que el trono poco le
importaba.
El Conde
simplemente había caído…
Ya su
cuerpo se encontraba totalmente echado e incapaz de volver a levantarse, sus
últimas fuerzas decidió gastarlas en débiles susurros, esperando que su amante
pudiera oírlas…
-
Jaejoong...
en el burdel, volveré a verte en el burdel algún día… un día cualquiera,
parecido al que nos conocimos
-
Yunho
Ah… no… no… suéltame, desgraciado… no… por favor… ¡No!
-
Recuérdalo…iré
cada año hasta morir de viejo, si es necesario…
-
No
planees más nada hermano, porque tu vida, finaliza aquí – Typhoong sonrío
perversamente y lo miró por última vez - Buenas noches Yunho, nos veremos en el
infierno.
Y se retiró
con quién algún día había sido sirviente del “Conde de la muerte”, proclamando
como suyo el trono, todas sus riquezas e incluso la victoria sobre el pueblo
coreano y la idea del pacto para finalizar la guerra a favor del pueblo
japones.
No contó, sin embargo, con algunos
detalles que luego iban a cambiar su vida y la del mismísimo Kim Jaejoong.
Capítulo
25 - Caída del Gran Señor
Empezó el baile y se pudo notar la diferencia a los años anteriores.
El público, la música, el mismísimo lugar.
Ingresaron al burdel algunos soldados que los viajeros dedujeron, eran
enviados del Gran Señor.
Todo se había vuelto un caos.
Ji Min lo comprobaba, como Jaejoong podía seducir al bailar aún cuando
un hombre no tuviese aquellos gustos… su novio y Junsu eran el gran ejemplo.
Ella se burló y continuó mirando… estaban formando parte de la leyenda.
Los bailarines eran sensacionales, y ahora entendían porque todos
querían pasar por este burdel cada vez que venían a Corea.
¿Cómo habían vuelto Yunho y Jarejoong al país?
Era la pregunta en ese momento… pero si algo se sabia, era que el rubio,
estaba acusado de asesinato en las
tierras japonesas y que lo más probable era que haya tenido que huir de ahí… e
incluso vivir escondido, ya que el pacto de Corea y Japón no iba a dejarlo con
su libertad completa.
¿Y cómo Yunho había sobrevivido? Eso si que era un gran misterio…
Ahora estaba mas que claro quién era el anónimo que amenazaba con
asesinar al Gran Señor y vengarce por la traición, en el caso de que alguien de
la familia de Thypoon accedíera de nuevo al trono.
Seo Kwon siempre dudo de la verdadera muerte del moreno, ya que no iba a
descansar hasta tener el cuerpo en sus propias manos… por eso aún mantenía
vigente su pedido de captura.
[…]
Terminando el show, los bailarines se retiraron, incluyendo Jaejoong.
Como era de esperarse, el moreno corrió tras de él, aunque tuvo que
esperarlo lo suficiente y los enviados del Gran Señor debieron irse, al menos
por el momento.
Los tres viajeros no lo dudaron ni un momento, los persiguieron… por lo
menos tenían la necesidad de despedirse si era que no iban a volver a verlos.
Salieron ambos a la puerta, junto a los jovenes, pero la señora del lugar no dejó salir a las otras
personas al ver el movimiento de los soldados que volvían a aparecer, como si
hubiesen estado esperándolos…
Ya era suficiente caos para el burdel por hoy.
-
¡Ven aquí!
Yunho le gritó a Jaejoong sin dudarlo
y éste le obedeció contento, así como en los viejos tiempos… casi
corriendo fue a sus brazos y saltó sobre él… terminando en un beso desesperado,
ignorando la presencia de los demás.
Ellos solo sonrieron… ya que era como vivir algo más de la historia,
pero esta vez en carne propia.
-
No sabes lo que te necesité… no sabes lo que te lloré…
no lo sabes no…
-
Tu tampoco lo sabés Jaejoong… te busqué cada año aquí
y simplemente no venías, pero te juré no rendirme y así fue, no lo hice…
-
Es que no sabes donde estaba… no sabes la tortura que
fue… mi hermana, Typhoon…
-
¿Qué hay de él? Debemos regresar a Japón… me vengaré,
de una buena vez me vengaré de todo lo que te han y me han hecho y tú… tu
estarás a mi lado.
-
¡No puedo!¡No puedo Yunho! ¡Lo maté! ¡Yo lo hice! ¡Soy
un asesino al igual que tu…seremos encarcelados en Japón y a penas podremos ser
libres aquí por ese asqueroso pacto!
-
Shhh tranquilo… tengo a mis soldados aquí conmigo, no
todos nos han traicionado, volveremos por Hyunah, tu no eres un asesino… no…
-
Si lo soy… si..
-
No Jaejoong, solo estás tomando responsabilidades de
más…
-
Si Yunho… ¡Yo maté a Typhoong!
El moreno se mantuvo en silencio y comprendió que parte de enamorarse de
él significaba, contraer esa frialdad a la hora de causar la muerte a otra
persona.
Incluso si fueses su hermano de corazón, su esposa o su propio amante.
Te volvías Dios creyendo tener el poder de decidir si el otro merece
continuar viviendo o no.
[…]
Pov’s
Jaejoong
Había sido
suficiente ver a mi hermana golpeada otra vez.
Ya no podía
soportarlo. ¿Quién demonios se creía que era?
Sabía que
debía controlarme y seguir sus ordenes, que tenía que ser paciente para que Su Young
no fuese herida… pero las noches donde me obligaba a estar con él se volvían
cada vez más pesadas y complicadas.
A veces
solo pensaba en quitarme la vida… pero yo sabía que tanto Yunho como mi Hyunah
aún estaban vivos.
Por eso,
esa noche no lo pensé, sostuve la navaja de oro y cuando se quitó la bata y se
posicionó sobre mí no lo dejé tocarme.
Se puso
agresivo, me golpeó… como era de costumbre no reaccioné… aunque me había hecho
sangrar el rostro, como siempre.
Luego
vinieron los insultos, luego recordó esa forma astuta de sobornarme nombrando a
mi hermana.
Sabía que
era capaz de torturarla hasta matarla, solo a cambio de verme sufrir a mi.
Empezó con
sus jugueteos y tuve ganas infinitas de vomitar… lo escupí y me dedicó otro
golpe, intentó salir del cuarto para ir a buscar a lo único que me quedaba de
familia pero no lo dejé… clavé la navaja en su espalda y lo empujé contra el
suelo. Bien como hacen los hombres traicioneros, por la espalda… sin códigos,
olvidando toda ley así como la vida lo había hecho conmigo cada vez que debía
permitir que ese ser apoyara sus manos en mi cuerpo.
Toda la
fuerza que me quedaba la gasté en hacerlo girar… lo tuve debajo de mi, lo vi
sumizo y me dio tanto asco como nunca nadie me había causado.
Él había
destruído mi vida.
Clavé otra
vez mi arma, y otra y otra vez… no sabía que estaba haciendo, pero se sentía
genial, se sentía placentero… podía sentir esa presión llena de felicidad en mi
pecho.
Luego en su
corazón y la sangre comenzó a saltar por todos lados, manchando la alfombra, mi
cuerpo, mi ropa…. Me encantaba.
Amé matarte
de esa forma.
No se
sentía como cuando clavaba el oro en mi piel, era muy distinto por que esta
vez… eras tu el que sufria.
Y jamás me
arrepentí. Aún mientras mis lágrimas caían y mi sangre se mezclaba con la tuya…
si, me corte a mi mismo sin notarlo.
Como te
acostumbras a matar mi amor… se siente tan extraño, es como trabajar para Dios,
decidir quien vive y quien no… de repente es una pesadilla, y te imaginas
muriendo a ti o a alguien que quieres.
Luego me
empece a reir por que odiaba a ese hombre que, porque negarlo, era mi violador
y torturador personal.
Corrí por
mi hermana, no se como hicimos para escapar.
Gritos,
todos gritos… llantos, que para mi fue una hermosa canción…
Destrozé tu
corazón y que todo el mundo lo sepa… lo hice en todo sentido.
[…]
Tres de los 5 soldados que se encontraban en el burdel y ahora en sus
afueras, abrieron fuego en plena calle.
Los viajeros se echaron al piso y los comerciantes empezaron a llamar a
los oficiales.
Ya no era como en esos tiempos de guerra en donde los conflictos se
resolvian de esas maneras, ahora todo debía ser más cordial y sin violencia…
tan solo un disparo ya era suficiente para causar alboroto.
Si algo se había aprendido en los 15 años era a convivir con paz luego
de tanto dolor.
Jaejoong se arrodilló y respiró profundo… aliviado cuando notó que no
había sido herido y observó a los tres muchachos, totalmente echados en el suelo, propablemente gracias a
los recien llegados acompañantes de Yunho que los defendieron sin dudarlo… se
calmó un momento hasta que volvió a sentirlo, como hace 15 años, aquella noche
cuando lo perdió producto de una herida, de una traición…
La herida de bala atravezando el cuerpo de Yunho, pero esta vez, nada
más ni nada menos que su corazón… la sangre, y el rostro del moreno innmovil,
sintiendose casi culpable por haberse dejado herir...
Es que si lo había hecho, por que esa bala era para él, por que el
primero que debía morir era Kim Jaejoong por asesinar al General Typhoon o al
menos eso dijo Seo Kwon del otro lado de la calle saliendo del burdel, donde
parecía también se habían mantenía herido.
Jamás iba a dejarlos libres, jamás iba a perdonarles que le hayan
quitado la vida a su hija y luego burlado su plan de añós con Typhoon…
-
¡Maldito Viejo! – el grito del rubio resonó por el
oscuro paisaje, la seriedad del Gran Señor, la sorpresa de Ji Min, Yoochun y
Junsu, el grito de las mujeres…
-
Un gusto volver a verlos… - respondió el hombre con
calma y detuvo a sus soldados, aparantemente tenía intenciones de hablar.
-
¿Cómo puedes venir y simplemente disparar?¿Eh?
-
¿Perdón?¿A quién demonios se lo dices? ¡Por tu culpa
mi hija esta muerta, mi máximo hombre de confianza también… eres el peor de los
asesinos… solo faltas tú y ese maldito Jung que debería dejarme seguir con mi
reinado!
-
Bastardo… - se
moría por responder pero sabía que no era posible, más por la situación de
Yunho, que continuaba sangrando y a penas mantenía los ojos abiertos – Tu hija
era una demente… se suicidó…. Y no solo eso, ¡Intentó matar a su propia hija!
¡A tu nieta! La que tienes escondida en un castillo por puro capricho de no
entregar el trono… destruíste mi vida y la de él…
-
Por eso, deberías dejarme terminar con tu calvario de
una buena vez, ya que no me permitiste regresarte al lugar de donde nunca
debiste haber salido… - Seo Kwon se mostró frío nuevamente y levantó la mano
como seña para abrir fuego otra vez… lo había decidido, Kim Jaejoong y Jung
Yunho no pasarían de aquella noche – Pueden terminar con sus tareas soldados,
cuando me retiren.
El moreno se mantuvo arrodillado en el suelo con la cabeza hacia abajo,
el rubio sorprendido pero para nada asustado… no tenía planeado mostrar
debilidad ni mucho menos rogar piedad frente a un hombre así.
En cuento a los viajeros…
-
Nos veremos en el infierno tal vez…
-
¡Detengase!
Han Ji Min, la señorita historiadora de corta edad desafió al Gran Señor
Seo Kwon a detener una orden, y éste, se quedó inmovil ante tal falta de
respeto.
La mirada de Yoochun y Junsu que aún se mantenían acostados en el
pavimento… casi rezando, y ahora la de los soldados que ya se imaginaban
teniendo que gatillar sobre la joven.
¿Fueron las últimas fuerzas del Conde?
Probablemente…
Vivió luchando y parece que iba a morir haciendolo…
Estiró su mano y lo hizo, disparó su arma contra la cabeza del Gran
Señor, el padre de quien alguna vez había sido su compañera, su amiga.
El hombre llegó a maldecir, pero no fue lo suficientemente inteligente
como para adivinar la tecnica de distracción de la muchacha al llamarlo a él y
a sus hombres.
Los soldados abrieron fuego, mientras que solo dos quedaban de pie y
decidieron rendirse frente a los acompañantes del ex Conde.
Yoochun y Junsu la echaron al suelo, al igual que Jaejoong con el
moreno…
Segundos después… la nueva policía, la gente saliendo del burdel, la
sangre, el caos, las fotos, las preguntas.
Incluso aunque fuesen juzgados tanto Jaejoong como Yunho, ninguno de los dos tendría que morir.
Capítulo 26 –
El conde y el sirviente.
Hubo
un día en que Jaejoong se enfermó… y todos pensaron que era de esa gripe que
traían los soldados de la guerra.
Yunho
se enfureció con los sirvientes por dejarlo ir a la ciudad a hacer compras y
vincularse con el campesinado… ¿Cómo podía él tan bello y frágil hacer tales
cosas?
¿Qué
iba a ser de él si su hombre se infectaba con algo extraño y su salud
peligraba?
Le
prohibió salir por casi un mes, y al rubio no le importó mientras pasaran
tiempo juntos…
Así
fue… Hyunah aún no había nacido y Bo Ah no estaba frecuentando la mansión… en
cuanto a Changmin, los toleraba bastante.
¿Qué
podían hacer todo el día juntos?
Levantarse
y desayunar… sí sí… juntos, mirar el amanecer, caminar y arreglar las flores,
sacarle el trabajo a los sirvientes y decidir preparar ellos mismos el
almuerzo, ir al río por la tarde y leer si es que habia nubes, comer algo dulce
en la merienda, observar el atardecer, molestarse si es que llovia, cenar
románticamente, dormir, seciones termales, jugar con chocolates y cerezos,
provocarse hasta terminar en la cama, “hacerlo en la cama, en la mesa, en el
sillón, en el balcón”…. Sí sí… juntos.
La cuestión
fue que podían vivir uno con el otro las veinticuatro horas del día… e incluso
pelear y terminar a los besos en cuestión de minutos.
Podían
pasar tiempo sin verse, pero el saber que se pensaban y tenían, aún a lo lejos
les bastaba… por que el volver a verse, los llenaba de pasión y motivos para
seguir viviendo…
Por que
solo se necesitaban el uno al otro para poder vivir.
[…]
POV’S JAEJOONG.
Te me estabas yendo en mis brazos aquella noche.
Era la tercera vez que te veía tan frágil desde que te conocí… y siempre
lo dicen, la tercera vez, es especial.
No te decía nada, no me decías nada… la gente corría y llevaban a la
chica que había hablado contigo, los dos acompañantes fueron detrás de ella.
Los policías arrestaban a los soldados y se encargaban de sujetar a Seo Kwon,
suficiente corrupto ya era… si sobrevivía preso iba a ir… pero de todos modos
tu tiro había sido muy precizo.
A vos no quisieron tocarte, me dijeron que ya era tarde.
Una bala en el pecho, en tu corazón… mejor dicho lo rozó, pero era
practicamente en él. Y otra en el estómago.
No te habías despedido de tu hija… ni de tu primo o de tus lindos
sirvientes.
¿Qué tenía para decirte Yunho?¿Que habías sido un gran hombre?
No claro que no, no lo habías sido…
Habías matado gente, destrozado familias, causado dolor… y mí, bueno A
MÍ… ¿Qué habías hecho conmigo?
-
Yunho…
-
Si…
-
Yo…
-
Tal vez no tendría que haberte comprado. Tal vez no
tendría que haberte golpeado. Tal vez no tendría que haberte torturado con tus
pájaros, ni haberte hecho tantas escenas de celos, ni mantenerte encerrado, ni
obligado a tener relaciones conmigo, ni a usar la ropa que yo queria, ni a presentarte
como mi sirviente, ni a callar cuando no querias, ni a tragar tus lagrimas, ni
a comer lo que a mi me agradaba, ni a hablar solo con las personas que yo
decidia, ni a convivir con mi esposa, ni
a cuidar a mi hija, ni a…
-
Por favor cállate…
-
Jaejoong… te amo.
-
Por favor.
Apreté las manos contra el suelo y apoyé mi frente en la tuya… ya casi
ni sentía tu aliento… pero el último que tenías lo gastabas arrepintiendote.
Ahí estabas, describiendo todo lo que habías hecho conmigo, pero
olvidandote de lo más importante…
-
Tampoco… tendrías que haberme enamorado así, como lo
hiciste idiota. ¿Cómo haré ahora para vivir sin ti?
-
Perdón.
Yo tenía los ojos cerrados y vos también… así que solo quise seguir disfrutando de tus
suspiros, pero ya no pude sentirlos…
-
Solo no te arripientas de haberme amado… te amo Yunho…
Y jamás supe si me habías logrado escuchar, si ese último te amo te lo
dije a ti o simplemente a la nada, pero creeme que cuando tu corazón dejo de
latir… también te llevaste el mío.
[…]
Habían
pasado 15 años desde el incendio en la mansión Jung y nadie quería hablar por
temor…
Hoy, había
pasado 1 semana del encuentro en la calle TehaSe de Seúl y tampoco, nadie
quería.
Yunho Jung
había aparecido luego de años desde su desaparición en batalla… se lo había
dado por muerto, como soldado abandonado, producto de una traición.
Poco duró
la felicidad, ya que fue asesinado por Seo Kwon, un ex jefe de Condes la misma
noche.
Asimismo,
fue herida una historiadora y viajera, Han Ji Min… que decidió pasear junto a
su novio y un amigo.
Se destaca
la reaparición de Kim Jaejoong, que estaba acusado de asesinato, y con testigos
y la rehaparición de su hermana, Kim Su Young, se comprobó que fue en defensa
propia.
Los jóvenes
sobrevivientes decidieron viajar a Japón para reencontrarse con sus familiares
y por que no, retomar con el apellido Jung en el trono (después de todo, se
mantenía en secreto quien se encontraba al mando de esas tierras)
Fueron
muchos los presentes en aquella trágica escena donde se reencontraron… y todos
coinciden en que parecían mágicos…
La presencia e impetud de Yunho Jung.
La belleza y perfección de Kim Jaejoong.
El enfermizo amor del Conde y su
sirviente.
Epílogo
POVS HAN JI MIN
Jaejoong llegó mas o menos a fin de año junto a Junsu… yo no lo podía
creer… y más cuando ella lo conocío y se enamoró completamente. Sí, hablo de su
hija…
A Changmin no le cayó para nada bien, pero no tardó en comprender que a
nuestro castaño ¡también le gustaba Hyunah a pesar de esos 7 años de
diferencia!
Anne lo recibió genial… los sirvientes también y él… bueno… él lo hizo
aproposito…
Hyunah, Changmin y los otros cinco chicos sobrevivieron milagrosamente
al ataque debido a que Yunho no había llegado solo a la mansión aquella noche.
Una lucha finalizada en escape logró la permanencia Jung en el hogar y,
aunque debieron mantenerse ocultos, tras la muerte de Typhoon, pudieron
continuar gobernando aunque sin utilizar sus nombres completos y con ayuda
de sus mas allegados.
El mismo Shim Changmin había sido el Conde.
Jaejoong le regaló una casa preciosa a su hermana y le ofreció trabajo a
todos los otros prisioneros de guerra, que por cierto, liberó.
En cuanto a los burdeles, los dejó seguir funcionando pero… le preguntó
a los chicos y chicas del lugar si estaban ahí por su voluntad y si aspiraban a
algo más. Muchas le respondieron que no y bueno, les propuso estudios y salir
de allí.
Mientras, Hyunah y Junsu seguían enamorandose.
Taemin partió de la mansión y los otros cuatro se armaron hogares
alrededor de esta… solo venían a trabajar por los días.
Yo vivía genial con mi novio… todo marchaba tan bien, pero a él… se lo
veía taaaan apagado. Siempre era así, el no avanzaba… el mundo seguía su rumbo
pero el de él se habia detenido el dia en que Yunho murio en sus brazos.
Tenian que verlo… los ojos caidos, la sonrisa nula, ese brillo
inexistente… nada de ese hombre vital que lo hacia ser Kim Jaejoong.
Su hija se caso nada más ni nada menos que con nuestro castaño… la boda
fue genial, todos nos volvimos a reunir.
La ciudad volvió a tener confianza en la familia completa… incluso
nosotros nos mudamos a Japón y nos sentiamos de aquel país a pesar de las
rivalidades entre los territorios.
Nuestro amigo rubio, padre de la novia a penas pudo asistir.
Sufría de depresión… ya lo habíamos notado… y ya no era un capricho.
Changmin pasaba a verlo, incluso los sirvientes…. Pero, nada.
La navaja de oro, esa estúpida navaja de oro, lo seguía a todos lados y
esos cortes, eran cada vez mas grandes y visibles.
Simplemente lo veíamos cada vez menos.
Anne le pidió que se mudara o que simplemente emprendiera un viaje… lo
hizo, y al regresar, casi no regresa.
Su hija, sufría al verlo así…
Comenzamos a pensar, si se había vuelto loco.
Hyunah Jung, Kim Junsu asumieron al cargo de Conde y Condesa y encima…
CON AMOR.
Kim Jaejoong se embriagó esa noche y le contó a su hija entre llantos
que su madre había intentado matarla.
Changmin decidió que ya era suficiente y decidió echarlo… él entendió
que era lo mejor.
Entre llantos y llantos, armó las maletas y partió de su mansión tomando
solo esos chocolates de cereza que tanto le gustaban
Viajó a Corea ya con una vida deshecha y totalmente desmejorado…
Violvió al burdel y tiró la navaja de oro que le habia regalado el amor
de su vida, si, siempre iba a recordarlo como tal… como el único que tuvo, como
él hombre que controlaba el paso de su corazón.
Lunes, de mañana, era imposible que alguién estuviese allí y su camarino
siempre iba a estar vacío esperandolo.
Por eso, ingresó por la parte de atrás y tomó su bata… los maquillajes
no estaban, ya que él mismo los tenía en la bolsa que siempre llevaba colgada.
Caminó por los pasillos, subió las escaleras, marcó los pasos, bailó…
Entonces recordó aquella frase… “tendré que vivir dos veces para poder
olvidarte”.
“Bueno, vamos a vivir por segunda vez entonces”. – gritó.
Y gatilló en su cabeza, sobre ese escenario donde tantas veces había
bailado, donde lo conoció, donde cruzaron miradas por primera vez y desde el
primer momento supo que se había enamorado.
-
Bueno Yoochun, resulta ser que… era verdad toda la
leyenda y, yo soy la única que tiene el final.